Usted está aquí: miércoles 9 de noviembre de 2005 Cultura Phil Kelly revela el rostro colorido, vital y lúdico de la ciudad de México

Reúnen en un libro la visión del pintor irlandés de 25 años sobre la urbe

Phil Kelly revela el rostro colorido, vital y lúdico de la ciudad de México

El artista expone obra en su país natal, donde también presentarán ese volumen

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Phil Kelly, en su estudio. El artista propone, mediante su obra, una lectura de la capital del pa�FOTO Fabrizio Le� Foto: Fabrizio Le�

Un pintor irlandés llegó a la ciudad de México hace 25 años. Desde entonces no se cansa de pintarla, pero no como la urbe gris, inhóspita y decadente que otros ven, sino revelando su rostro colorido, vital y lúdico. Esta visión sobre la ciudad y otros temas representativos ha quedado registrada en el libro Phil Kelly. Dos horas y veinticinco años, publicado por Grupo Fogra.

En estos días, Kelly expone obra en su país natal, Irlanda, donde también tiene programada la presentación de ese volumen.

Además de la reproducción de la obra de Kelly, el volumen incluye ensayos de Pura López Colomé, Luis-Martín Lozano, José Manuel Springer y Gonzalo Vélez, quienes analizan desde diversos ángulos la vida y la obra de Kelly.

''La principal virtud de este libro -dijo López Colomé durante la presentación- es que quienes participamos en él no entramos en ociosa competencia; cada uno se centró en un área específica del conocimiento, sin consultar a los demás, logrando un engranaje bastante armonioso."

Explicó que el título del libro nació de lo que el artista responde cuando alguien le pregunta cuánto se tarda en pintar un cuadro. Kelly contesta que tarda dos horas y 25 años: dos son las horas que le lleva elaborar el cuadro y 25 los años que tiene de vivir en México.

Al glosar el contenido de los ensayos, la poeta dijo que se trata de ''cuatro recorridos hacia el centro del arte" de Phil Kelly y viceversa: ''En el mío se puede ver algo de la vida de Phil en Europa, en México, su modo de ver el mundo como artista, como persona, como integrante de una sociedad específica".

En su intervención, Gonzalo Vélez subrayó la diferencia entre la percepción que tiene Kelly de la ciudad y la que otros artistas tienen: ''Phil nos enseña una ciudad vital, de movimiento, mucha alegría, cielos amarillos, luces rojas y taxis verdes que se mueven con alegría por las calles".

Nunca pensaríamos que ''el Circuito Interior o la Torre de Pemex o la Torre Mayor pudieran ser motivos para reflexionar o detenerse a retratarlos".

En su ensayo, Vélez se centra en el desnudo que -de acuerdo con Pura López- ''es otra gran vertiente" temática de la pintura de Kelly.

Pintura nómada

El filósofo, crítico de arte y catedrático universitario Jorge Juanes fue otro de los presentadores de Phil Kelly. Dos horas y veinticinco años: ''Los que conocen la obra de Phil saben que es un pintor desterritorializado, polivalente; lo mismo pinta retrato, paisaje, desnudo. Es una pintura, llamémosle, nómada.

''Yo soy chilango de hueso colorado y todo lo que tiene que ver con esta ciudad para mí es entrañable. Por eso lo que más me interesa de la obra de Phil Kelly es justamente la lectura que hace de la ciudad."

Juanes cuestionó la afirmación que hace Luis-Martín Lozano en uno de los ensayos del libro, de que Phil Kelly reconceptualiza la ciudad: ''Yo diría que es todo lo contrario: es una visión lúdica de la ciudad, vívida y sentida; una visión que pasa por los sentidos, por el instinto, por las vivencias, por la aceptación de los choques a que estamos sometidos todos los habitantes de las grandes urbes".

Diría que ''Phil se mueve por todas las ofertas lúdicas que podemos encontrar en el tránsito por la ciudad y, cuando no las hay, él las convierte en lúdicas".

José Manuel Springer es, junto a Ruth Munguía, esposa de Kelly, uno de los impulsores del libro. En el ensayo aborda la vida cotidiana del artista irlandés.

Durante la presentación admitió que tenía una concepción errónea sobre la obra de Kelly, ''encontraba difícil cómo situarlo dentro del arte contemporáneo; me parecía que en este ambiente contemporáneo, donde domina lo más conceptual, no tenía una gran cabida".

Sin embargo, ''la cabida de Kelly está en oponerse a esto que hoy es la generalidad, es decir, ser esplendorosamente anticontemporáneo".

 
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