Los fantasmas de la mente, nuevo libro del patólogo y periodista científico
La enfermedad mental no forma parte de la creatividad: Eduardo Monteverde
''Sólo por excepción el loco o el esquizofrénico pueden ser creativos'', expresa
A finales de noviembre comenzará a circular su novela Las neblinas de Almagro
La idea que durante siglos ha asociado los trastornos mentales con la creatividad y el genio artístico no es más que una falacia romántica. Eduardo Monteverde, médico patólogo, novelista y periodista científico, la desmiente en su libro Los fantasmas de la mente, de reciente publicación, a propósito del cual habla en entrevista.
Durante año y medio, Monteverde escribió sobre el tema en la columna La Morgue de Uranio, que tiene en la sección cultural de El Financiero. Posteriormente recopiló los textos que integran el ensayo que ahora publica Editorial Paidós.
De su trabajo de reportero de nota roja en varios medios surgió un libro anterior de crónicas, Lo peor del horror. A finales de este mes aparecerá su novela Las neblinas de Almagro, en la que narra las vicisitudes de un médico en una comunidad indígena donde el folclor es la miseria. ''No es el México profundo de Guillermo Bonfil: es el drenaje profundo".
Los fantasmas de la mente: ensayo sobre imaginación y demencia -explica su autor- es un gozne entre los libros antes mencionados: ''una bisagra entre la escritura de ficción y la de no ficción: la enfermedad mental, con todos sus mitos, no es esencial, ni forma parte de la creatividad. La gente creativa, lo demuestran las estadísticas, posee una salud mental dentro de la curva de la normalidad. Sólo por excepción el loco, el esquizofrénico puede ser creativo".
Dos de esas excepciones son Strindberg, ''quien escribía cuando no tenía crisis esquizofrénicas, y Schumann, quien alucinaba que una nota lo perseguía".
-¿Qué pensar de alguien como Van Gogh, ejemplo legendario del genio creativo con trastornos mentales?
-De Van Gogh hay como 150 diagnósticos entre siquiátricos y sicoanalíticos. En la siquiatría moderna no hay un paciente con 150 diagnósticos. ¿Qué quiere decir esto? Que desde la siquiatría moderna, que viene de los años 90 del siglo pasado, bajo los conocimientos englobados en las neurociencias, no se pueden hacer diagnósticos retrospectivos.
''Inclusive, no podemos diagnosticar la demencia de Antonin Artaud, puesto que no eran criterios precisos. No es válido hacer el diagnóstico retrospectivo a partir de una patobiografía. Podemos tener aproximaciones, suponer que Schuman era esquizofrénico, pero de ningún modo precisar qué tipo de esquizofrenia.''
La libertad es el verdadero arte
-¿Cuál es entonces el origen de esta idea que asocia creatividad con trastorno mental?
-Desde que se consideraba a los chamanes como individuos iluminados cuando posiblemente eran esquizofrénicos o tenían algún transtorno siquiátrico. Después eso toma forma con el daimon platónico, que retoma Aristóteles en la Grecia clásica. En el siglo XVIII César Lombroso, quien escribió el libro Genio y locura, habla en forma peyorativa de la sociopatología de la gente creativa. Es como el mito del científico loco, pero tú vas a los laboratorios de la Universidad Nacional Autónoma de México y ves personas absolutamente normales detrás de los microscopios.
Eduardo Monteverde elabora su ensayo a partir del libro Locura y creatividad, de Albert Rothenberg, ''quien rompe el mito de que hay que ser un enfermo mental para poder crear".
También se apoya en un razonamiento de Noam Chomsky, quien sostiene ''que uno de los fundamentos de la creatividad es la libertad. El auténtico loco, el enfermo mental, no crea, construye y divulga presa de sus alucinaciones y sus delirios. El trastorno de su cerebro es el que le indica y lo obliga a crear.
''En el libro hay testimonios de esquizofrénicos y surrealistas, André Breton y Tristán Tzara, con textos de un paciente siquiátrico que pintaba y pintaba y pintaba en un hospital para enfermos mentales en Suiza. A Tzara y Breton les llama la atención una exposición de él en París. Breton dice: 'éste es el verdadero arte, es la libertad'; no piensan en el sufrimiento de los enfermos y lanzan el surrealismo como una corriente, pero él y Tzara sí tenían libertad para crear."
Monteverde dedica un capítulo a la también mitificada relación entre alcohol y creatividad. Y la pone en entredicho.