El país "está herido y enfrenta un momento de verdad", dice el premier De Villepin
Disminuyen los disturbios en Francia luego de decretarse el estado de emergencia
Ampliar la imagen Polic� antimotines franceses detienen a un joven sospechoso en un suburbio de Lille, ciudad ubicada en el norte FOTO Ap Foto: Ap
París, miercoles 9 de noviembre. La policía francesa patrulla esta madrugada los barrios periféricos de la capital y cientos de municipalidades más escenario de violentos disturbios desde el pasado 27 de octubre, con lo que parecía disminuir la violencia al amparo del estado de emergencia decretado por el gobierno conservador francés.
El primer ministro, Dominique de Villepin, que aplicó una ley de la época de la guerra de Argelia (1954-1962), decretó este martes el "estado de emergencia" en el país, que permite a los gobernadores de las provincias la instauración del toque de queda y los registros domiciliarios sin control judicial, además de que anunció una serie de medidas de ayuda a los barrios más pobres.
La policía informó en las primeras horas de hoy que disminuyó la violencia en los suburbios. "Constatamos una disminución sensible, sobre todo en las provincias, y una acentuación de la baja en la región parisiense", informó un responsable de la Dirección General de la Policía Nacional.
Poco antes, a las cuatro de la madrugada del miércoles, se contabilizaron 558 vehículos calcinados (102 en la región parisiense y el resto en provincias) y 204 personas detenidas, contra 814 y 143, respectivamente, la noche anterior.
Al cierre de esta edición, no estaba clara cuál era la situación en el resto del país sacudido por motines que siguieron la muerte de dos adolescentes que se electrocutaron al huir de la policía, el pasado 27 de octubre, en el barrio Clichy-sous-Bois.
Hasta ayer se había reportado que los disturbios se habían extendido hasta unas 300 municipalidades desde la frontera norte y la costa del Atlántico, pasando por el centro de París hasta localidades del sur como Marsella, junto al Mediterráneo.
La revuelta dejó la noche del lunes al martes mil 173 vehículos calcinados, la mayoría en las provincias, para un total de 6 mil vehículos destruidos, y 300 detenidos. Por primera vez, los disturbios fueron más intensos en las provincias que en París.
Afp refirió que la policía patrullaba esta madrugada las ahora calmadas calles de Grand Vaux, complejo de edificios suburbanos al sur de París, donde la violencia de los últimos días obligó al alcalde de Sevigny-sur-Orge, la comuna en que se ubica el barrio, a declarar un toque de queda parcial la noche del martes.
El toque de queda afecta sólo a los menores de 16 años que circulen sin la compañía de un mayor, explicó Jean Marsaudon, diputado y alcalde de la localidad, que preside una célula de crisis compuesta por los vecinos y las autoridades, en funcionamiento día y noche.
Tras decretar el estado de emergencia, De Villepin declaró que "Francia está herida y enfrenta un momento de verdad", mientras el presidente Jacques Chirac aseguró en el consejo extraordinario de ministros que la decisión de instaurar toques de queda era "necesaria para acelerar el retorno a la calma".
El decreto de emergencia, recibido con escepticismo por la prensa, estará en vigor hasta el 20 de noviembre y puede ser prorrogado por el Parlamento si "las circunstancias lo exigieran". La medida implicaría refuerzos policiales y la aplicación de toques de queda que no se han utilizado en Francia desde la guerra de Argelia.
En virtud de este decreto, los prefectos (gobernadores civiles de las provincias) podrán restringir la circulación de personas y vehículos en lugares y perímetros determinados en horarios precisos.
También podrán establecer sanciones coercitivas, incluidos detenciones, interrogatorios, penas de prisión de ocho días a dos meses y elevadas multas, a diferencia de las infracciones actuales, que en un toque de queda se limitan a una multa de 38 euros, sin poder coercitivo.
Existirá además "la posibilidad de registrar casas día y noche" sin orden judicial, si se sospecha que en ella se guardan armas.
La norteña ciudad de Amiens fue la primera en imponer el toque de queda, y anteriormente tres alcaldes lo habían impuesto en sus ciudades.
El primer ministro De Villepin anunció además una serie de acciones para paliar la situación de los suburbios afectados por la inmigración, pobreza y marginación, que buscarán elevar el índice de empleo con la creación de "zonas francas urbanas", que deberían incitar a las empresas a establecerse en ellas.
También se buscará el desbloqueo en 2006 de 100 millones de euros adicionales para las asociaciones y la creación "de una gran agencia de cohesión social y de igualdad de oportunidades".
Se crearán "prefectos delegados para la igualdad de oportunidades" y "5 mil puestos de asistentes pedagógicos a contar de enero para los mil 200 institutos de los barrios sensibles", a la vez que aumentará el presupuesto para estas localidades.
En cuanto a la preocupante situación del empleo en el país, De Villepin reconoció el lunes anterior que "el desempleo de los jóvenes alcanza en algunos barrios franceses casi 40 por ciento".
A esta afirmación se suman expertos y varias asociaciones, los cuales aseguran que el desempleo masivo y la discriminación laboral contribuyen a generar desesperación en los barrios pobres de Francia, pese a las últimas iniciativas para promover el empleo en esas localidades.
El promedio de la tasa de desempleo en 2004 fue de 20.7 por ciento en esos suburbios, es decir, el doble del índice nacional, informó el Observatorio Nacional de Zonas Urbanas Sensibles.