Zinedine Zidane ya no es un símbolo de unidad

Los amotinados no se enfrentan únicamente a la resistencia de la policía en sus marchas nocturnas. En muchos sitios de la periferia parisiense, miembros de asociaciones deportivas locales tratan de disuadir a los jóvenes, pero les resulta difícil con el ánimo tan caldeado: el ejemplo del dios del futbol, Zinedine Zidane, originario de Argelia, ya no resulta atractivo.

Ahora los que pueden hacer algo son los "hermanos mayores" del barrio. "¡Ya basta! ¡No podemos destruir todo aquí!", dijo Fatou, un recio deportista de Clichy-sous-Bois, al hablar con cinco jóvenes que se disponían a salir a la calle para otra ronda incendiaria.

Con menos de 30 años, oriundo de un barrio conflictivo, Fatou conoce a los muchachos y ellos le respetan, pero sólo dos de ellos permanecieron en sus casas después de invitarlos a estar en paz.

Cuando Francia se convirtió en 1998 en campeón mundial con Zidane en la escuadra, los futbolistas demostraban que los "black, blanc, bleur" (negros, blancos, árabes) podían superarlo todo, con unidad. Pero esa ilusión se desvaneció.

El futbolista ya no representa lo mismo que en 1998. Entre los jóvenes de los suburbios pobres predomina ahora la idea de que "los franceses quieren a Zidane, pero no nos quieren a nosotros".

Dpa