Usted está aquí: viernes 4 de noviembre de 2005 Economía MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Tres cumbres y la pobreza no cesa en América Latina

EU no quita el dedo del ALCA

Las rebanadas del pastel:

ONCE AÑOS, TRES cumbres y decenas de discursos después, la deplorable situación de la mayoría de latinoamericanos no ha cambiado prácticamente en nada, y hoy inicia la cuarta con el mismo objetivo estadunidense: apretar aún más a la región.

HOY, EN MAR del Plata, Argentina, inician formalmente los trabajos de la cuarta Cumbre de las Américas y tal vez la única novedad en comparación con las tres anteriores es que un pequeño grupo de naciones latinoamericanas hace su mejor esfuerzo para evitar las tradicionales imposiciones de Washington. México, lamentablemente, no forma parte de él.

DESDE LA PRIMERA cumbre (Miami, 1994) se viene escuchando el machacón discurso de que la plena integración continental (siempre bajo la batuta de Estados Unidos) resolverá los agudos problemas económicos y sociales de América Latina, aunque en los hechos sólo se han agudizado.

LA PROPUESTA DE la cumbre de Mar del Plata es "crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática); en las anteriores la temática no fue distinta, y 11 años después la situación no ha variado.

CON ALGUNOS CAMBIOS en la redacción, desde Miami las tres declaraciones conjuntas de los jefes de Estado y de gobierno participantes en las tres cumbres han subrayado que "el lento crecimiento económico y las exigencias sociales no atendidas son prioridades en la agenda de las Américas". Dados los resultados, la agenda se reporta como perdida.

DESDE QUE A Bill Clinton se le ocurrió el numerito de las cumbres, América Latina no ha hecho más que afianzarse, pero como la región más desigual del planeta. En la última década, la tasa anual promedio de crecimiento económico latinoamericano ronda 2 por ciento y la del producto interno bruto por habitante 0.2 por ciento, con un creciente desempleo y una vergonzosa concentración del ingreso en los sectores que se beneficiaron con las "reformas estructurales" impuestas por Washington, los mismos que hoy aplauden la intentona del ALCA.

AHORA QUE EN Mar del Plata tardíamente se propone "crear trabajo para enfrentar la pobreza", vale la pena dar una vuelta por el tema, de la mano de la Cepal, porque el raquítico "crecimiento" económico de la región hace prácticamente imposible la generación de plazas laborales y, por ende, combatir la depauperación de los latinoamericanos.

A PESAR DE la menor presión de la oferta laboral derivada de las tendencias demográficas, en América Latina el desempleo se incrementó durante los últimos años. Como promedio ponderado y promedio simple la generación de empleo fue insuficiente para compensar la expansión de la oferta laboral. Esto ocurrió sobre todo a partir de 1995, cuando una sucesión de crisis económicas repercutió notablemente en el desempleo, que se mantuvo en un nivel históricamente elevado a falta de un crecimiento económico sostenido.

UN PERIODO DE persistente alto desempleo abierto es un fenómeno sin precedentes en la región, pues si bien las crisis económicas anteriores provocaron un notable aumento del desempleo, posteriormente siempre volvía a bajar, incluso en un contexto de débil crecimiento económico como ocurrió en los años ochenta. En esas circunstancias, el desempleo abierto rápidamente fue sustituido por una expansión del empleo informal, proceso que no se produjo en los últimos años.

EN EL PERIODO 1990-2004 el deficiente crecimiento económico fue la principal causa de la escasa generación de empleo. Aparte del aumento del desempleo, otras expresiones de este fenómeno y de la necesidad de parte de la población de percibir más ingresos que los procedentes de los nuevos puestos de trabajo vinculados a la expansión del aparato productivo fueron la expansión de empleos de baja productividad y la emigración.

EN AMERICA LATINA aumentó la participación del sector informal en el empleo urbano, de 42.8 por ciento en 1990 a 46.7 en 2003, y la tendencia es creciente. De hecho se incrementó la participación en la composición del empleo urbano de todas las categorías de empleo informal, es decir del trabajo por cuenta propia no profesional, administrativo o técnico, incluido el trabajo familiar no remunerado, el empleo en microempresas y el servicio doméstico. En cambio, se redujo la participación del empleo tanto en las pequeñas, medianas y grandes empresas privadas como en el sector público.

EL EMPLEO ASALARIADO, que refleja más claramente la demanda laboral, mostró un comportamiento claramente pro cíclico, pero no ocurrió lo mismo con el trabajo por cuenta propia. Parte del empleo de esta categoría refleja la necesidad de supervivencia que obliga a recurrir al autoempleo en condiciones que suelen ser precarias, mientras otra parte corresponde a personas que aprovechan un contexto económico favorable para beneficiarse de las oportunidades de percibir ingresos laborales.

SI BIEN SE reconoce que las nuevas tecnologías permiten alcanzar una productividad más alta que en el pasado en muy pequeñas unidades productivas, el hecho de que la brecha entre los ingresos laborales medios del sector formal y los del sector informal se haya ampliado en los años 90 de 59 a 72 por ciento en el promedio simple de 12 países (entre ellos México) que disponen de información sobre la materia indica que el rasgo más sobresaliente de la expansión del sector informal no fue el surgimiento de actividades altamente productivas a muy pequeña escala, sino de un mayor número de empleos de baja productividad.

DE ACUERDO CON la evolución prevista del producto por habitante, se estima que en 2004 alrededor de 4 millones de latinoamericanos salieron de la condición de pobreza en que se encontraban el año anterior. Sin embargo, esta mejoría es insuficiente para contrarrestar el deterioro ocurrido en el periodo 2001-2003, por lo que los porcentajes de pobres e indigentes proyectados para 2004 (cerca de 42.9 y 18.6 por ciento, respectivamente, de la población total) serían superiores a los registrados en 2000.

Y ASI, EN espera de la cuarta Cumbre de las Américas.

DICE EL SIEMPRE documentado Luis Ernesto Derbez que el inquilino de Los Pinos y el cada día más popular George W. Bush no se reunirán bilateralmente en Mar del Plata, porque "no hay temas de conversación pendientes entre México y Estados Unidos". Queda claro por qué perdió la OEA.

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.