Usted está aquí: viernes 4 de noviembre de 2005 Opinión Libertad a Fernando Valdés

Gilberto López y Rivas

Libertad a Fernando Valdés

Conocí a Fernando Valdés hace más de una década. Mi primera impresión de él, que con el paso de los años se fue fortaleciendo aún más, fue la de una persona entregada a su trabajo de editor, infatigable en el apoyo de las causas libertarias y democráticas, amigo leal y siempre con el tiempo suficiente para el comentario certero sobre la situación política de nuestro país y del mundo. Pero también es un defensor del acceso popular al libro, promotor de la inversión privada para estimular la lectura, siempre preocupado por abatir el rezago educativo mediante campañas permanentes de alfabetización, y un pilar de la industria editorial latinoamericana.

A pesar de las cada vez mayores dificultades para las editoriales pequeñas y medianas, que provocaron en muchos casos su cierre, Plaza y Valdés ha estado abierta para que numerosos investigadores vean publicados sus trabajos con el esmero, prontitud y profesionalismo de las mejores casas editoriales en el ámbito internacional.

En varias ocasiones me acerqué a Fernando para solicitarle la publicación de algún libro ya agotado o publicado en otro país, como el clásico de Francoise Houtart Sociología de la religión, encontrando una respuesta entusiasta y propositiva.

Asimismo recomendé a la editorial a varios colegas que no encontraban canales de publicación y que requerían de una respuesta rápida y efectiva. Me consta que Valdés ha publicado investigaciones de jóvenes que se iniciaban en la academia con sus tesis de licenciatura o maestría, o que incursionaban en el testimonio de acontecimientos trágicos como el de Acteal.

Sus coediciones con las más conocidas instituciones universitarias han resuelto problemas causados por los recortes a la educación no sólo en México, sino también en España. Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Au-tónoma Metropolitana, Universidad Ibe-roamericana, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Rey Juan Carlos I, Consejo Superior de Investigaciones Cien-tíficas, Universidad de Valladolid, Casa América, Universidad Pompeu Fabra, Universidad Europea de Madrid son algunos de esos centros de enseñanza superior que han coeditado con Valdés.

Mi experiencia en Plaza y Valdés como autor ha sido inmejorable. El equipo de la editorial que Fernando encabeza se caracteriza por su dedicación al cuidado de cada una de las etapas de las que resulta que un libro salga a la venta y se comercialice.

Valdés es uno de los pocos editores mexicanos que han logrado establecer una sucursal en España y ha sido la única editorial de América Latina con libros catalogados en el Forum de Publicaciones de la Unión Europea. No pocas veces he sido testigo de la presencia de la editorial en ferias de libros nacionales e internacionales en las que el propio Fernando, con la modestia que lo distingue, llevaba de propia mano sus colecciones. En los últimos cinco años, la editorial ha estado presente en 12 ferias internacionales en países latinoamericanos, seis en Europa y otras tantas en Estados Unidos, Australia y Sudáfrica.

El sábado 6 de agosto de este año, decenas de elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) realizaron un espectacular operativo en las oficinas de Plaza y Valdés, cual si se tratase de un reducto de las muchas mafias arraigadas a lo largo y ancho del país, las cuales paradójicamente gozan de tal impunidad que es pública y notoria la complicidad de las altas autoridades, que supuestamente velan por la seguridad de los ciudadanos.

Fernando Valdés es detenido sin orden de aprehensión, y con eficiencia e inusitada rapidez en menos de 72 horas se le dicta auto de formal prisión, se le envía al Reclusorio Norte, se le ficha y uniforma como un reo común, ¡acusado de piratería!

Escribe a sus amigos el 7 de octubre:

"Escribo desde el Reclusorio Norte, lugar de delincuentes y pobres, presuntamente por la "venta ilegal" de un titulo (Cuadernos Gader de Caligra-fía); no obstante que lo produje, reproduje, almacené y distribuí con los derechos legales correspondientes... En las dos primeras oportunidades para declarar me negué a hacerlo por lo grotesco de esta acción caprichosa, ya que no he cometido ningún delito, soy inocente de los cargos que me imputan... Esta deliberada acción judicial llega al colmo de acreditar afirmaciones en forma dolosa y con fines de especulación comercial sin la comprobación de los elementos, como exige el corpus delicti."

Fernando Valdés no está solo en este trance. Una vez que se conoció su injusto encarcelamiento, comenzaron a llegar a la editorial decenas de cartas de apoyo de intelectuales, periodistas, investigadores y académicos, entre quienes se encuentran: Vicente Leñero, Cristina Pacheco, José Agustín, Raúl Rojas Soriano, Malú Huacuja, Víctor Hugo Rascón Banda, Arturo Azuela, Leo Gabriel, Francoise Houtart, Fernando Txetxu Ausin, entre otros. En estos mensajes de solidaridad y apoyo se destaca la integridad y el desempeño honesto, responsable y respetuoso de Valdés al frente de la referida casa editorial.

Sorprende en este caso la interpretación torcida y sin fundamento del artículo de la ley que tipifica el delito de piratería y la actuación instrumental de la Procura-duría Federal de la República (PGR) al servicio de un particular, quien evidentemente intenta lucrar con el secuestro "legal" de Valdés.

Es increíble que la PGR afirme en un boletín que la policía había asegurado 3 mil 157 ejemplares apócrifos de la obra referida, cuando éstos fueron producidos en marzo de 2002 a partir de los originales y negativos autorizados por la autora y estando el contrato de edición vigente. ¡Libertad a Fernando Valdés!

 
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