Tecnología: la otra evolución
ESTE ULTIMO SIGLO HA SIDO TESTIGO DE UNA inmensa transformación tecnológica y de las perturbaciones sociales que la acompañaron, y que pocos sabios previeron alrededor de 1899. El ritmo de esta transformación se ha acelerado y se prevé que el resultado será que en las primeras dos décadas del siglo XXI el avance sea mucho mayor que el que hemos visto en todo el siglo XX.
Aunque no es el único animal que emplea herramientas, el homo sapiens se distingue por la creación de tecnología. La tecnología va más allá de la mera invención y utilización de herramientas; implica un registro de su producción y un progreso en su complejidad. Esto requiere invención y es en sí mismo una continuación de la evolución por otros medios.
Algunas especies y subespecies de homínidos iniciaron la creación de tecnología. La más inteligente y dinámica de estas subespecies fue la única que sobrevivió. Esto estableció un patrón que se repetiría a lo largo de la historia humana, según el cual los grupos de tecnología más avanzada terminan dominando.
Al igual que las formas de vida, el ritmo de la tecnología se ha acelerado enormemente con el tiempo; el progreso de la tecnología del siglo XIX, por ejemplo, superó con mucho el de los siglos anteriores con la construcción de canales y grandes barcos, la creación de caminos pavimentados, la extensión del ferrocarril, el desarrollo del telégrafo y del teléfono, el fonógrafo, el cine, la invención de la fotografía, la bicicleta, la máquina de coser, el automóvil y, por supuesto, el foco eléctrico de Edison. El crecimiento exponencial continuo de la tecnología en las primeras dos décadas del siglo XX es equiparable al de todo el siglo XIX. Pero hoy conseguimos en los albores del siglo XXI inmensas transformaciones en unos cuantos años, con las llamadas nuevas tecnologías, tales como la informática, la biotecnología, la nanotecnología, la nueva robótica, las tecnologías cuánticas, etc.
La palabra deriva de los vocablos griegos tekhné, que significa ''oficio o arte'', y logos, que significa ''estudio de''. A menudo se define a la tecnología como la creación de herramientas para obtener el control del medio; sin embargo, lo original del hombre es la aplicación de conocimiento a la fabricación de herramientas.
La tecnología también implica una trascendencia de los materiales utilizados para contenerla. Cuando los elementos de un invento se unen exactamente como corresponden, producen una especie de encantamiento, que trasciende a las partes. Cuando en 1875 Alexander Graham Bell conectó accidentalmente con un alambre dos bobinas en movimiento y solenoides (núcleos de metal envueltos en alambre), el resultado fue que de modo casi mágico se transportaba la voz humana de un lugar remoto a otro.
Este mismo fenómeno de trascendencia tiene lugar en el arte, que bien podría considerarse una forma de tecnología humana. Cuando se monta adecuadamente madera, barnices y cuerdas, el resultado es prodigioso: un violín, un piano; cuando este instrumento se manipula de manera adecuada se da otro tipo de magia: la música. La música va más allá del mero sonido. Evoca una respuesta -cognitiva, emocional, tal vez espiritual- en quien la escucha: otra forma de trascendencia y de comunicación, la cual no consta sólo de datos sin adorno, sino de los elementos más importantes del jardín fenomenológico: sentimientos, ideas, experiencias, anhelos. El significado griego de tekhné incluye el arte como manifestación clave de la tecnología humana.
El lenguaje es otra forma de tecnología de creación humana. Una de las primeras aplicaciones de la tecnología es la comunicación, factor que a su vez posibilitó su fomento acelerado al permitir compartir conocimiento y facilitó capacitar a los grupos y familias para desarrollar estrategias comunes destinadas a superar adversarios y obstáculos, convirtiéndose en el factor clave de la supervivencia del homo sapiens.
Así, el hombre es único en la utilización y fomento de todas las formas de lo que podemos considerar tecnología: arte, lenguaje y máquinas, todo lo cual representa la evolución por otros medios, como comenta acertadamente el reconocido tecnólogo Ray Kurzweil.
La tecnología ha puesto a nuestra especie en condiciones de dominar su nicho ecológico y transformar la tierra -para bien y para mal- y ha permitido a las diferentes culturas, como ha demostrado Arnold Toynbee en su monumental Historia de las civilizaciones, enfrentar retos con respuestas tecnológicas y avanzar sobre sus rivales en una carrera por la dominación basada en el dominio de las técnicas.
Hoy, que vivimos inmersos en una sociedad del conocimiento, caracterizada por una explosión tecnológica sin igual, el futuro de la globalización descansa en el desarrollo de las nuevas tecnologías que cambiarán para siempre nuestras vidas. Las naciones que como México están marginadas de este proceso, están condenadas a una dependencia cada día más grande, de los grandes polos de desarrollo mundial.
Conscientes de la importancia de este fenómeno, comenzamos en La Jornada este nuevo espacio semanal: Entorno Tecnológico, un análisis puntual y profundo del impacto de la tecnología en la sociedad de nuestros días y sus implicaciones a futuro, con la colaboración de diversos expertos en la materia y las fuentes de información más actualizadas a nivel mundial, buscando dar a sus lectores nuevos elementos de análisis para la comprensión de este fascinante fenómeno humano.