Espero que algún día otro mexicano vuelva a estar en esa posición de privilegio, indicó

Ricardo Rodríguez fue por muchos años mi inspiración, señaló Jo Ramírez

El preparador y campeón con Ferrari y McLaren visitó la tumba del piloto a 43 años de su muerte

ABRIL DEL RIO

Era el rencuentro con el pasado que tenía pendiente y Joaquín Jo Ramírez lo cumplió ayer con una visita a la tumba de Ricardo Rodríguez, con quien emprendió, hace más de cuatro décadas, la aventura hacia la Fórmula Uno, y que al fallecer se convirtió en la inspiración para el futuro exitoso que le esperaba en el mayor circuito del automovilismo.

De impecable presencia y con la sobriedad que lo distingue, Jo Ramírez, retirado hace tres años con múltiples campeonatos como preparador técnico con las escuderías italiana Ferrari y sobre todo en la británica Mclaren, llegó a la cita en el panteón Español.

En compañía de Alejandro, el menor de los hermanos Rodríguez, Joaquín depositó una rosa color coral sobre la lápida donde descansan los restos de Ricardo, quien falleció a los 21 años el 1º de noviembre de 1962. Pedro, acaecido el 11 de julio de 1971, Federico, el tercero de los hermanos que sólo vivió tres meses, y los padres de la familia Rodríguez.

Joaquín, quien en el camino reconoció el sitio donde también están sepultados sus abuelos, así como personas ligadas con el deporte de la velocidad, esbozó una leve sonrisa cuando se encontró con la lápida de los pilotos, aunque su visita fue dedicada a Ricardo.

"Ahora que el automovilismo mexicano está renaciendo un poco, es un nombre que sin duda viene a la boca de los que tuvimos el placer de conocerlo, como yo que tuve el gusto de convivir con él.

"Es una memoria increíble y esperamos que algún día otro mexicano vuelva a estar en esa posición de privilegio", expresó Ramírez con su dejo de acento británico, quien a lo largo de su carrera convivió con pilotos de la talla de Ayrton Senna, Alain Prost y Mika Hakkinen.

Mencionó que aunque Pedro vivió más y por tanto ganó más carreras, Ricardo ha sido más apreciado al paso de los años por su carisma. "Fueron figuras inolvidables en un país que desgraciadamente ha tenido pocas figuras en el automovilismo a este nivel", expresó.

Ramírez, quien estableció su residencia en Inglaterra y los últimos inviernos los pasó en su casa de Málaga, España, hizo algunas remembranzas de los escasos años que pasó al lado de Ricardo.

La falta de dinero y su compromiso de trabajo como ayudante en la escudería Minardi lo obligaron a quedarse en Italia y le impidieron viajar al sepelio de Ricardo cuando se enteró de su trágica muerte, justo el primer día de prácticas del primer Gran Premio de México de la F-1. a bordo del auto número Uno.

Resaltó la sencillez que el mexicano mostró desde que ganó la primera carrera en la F-1, en la Targa Florio, cuando "me dijo 'ahora vas a ser mi mascota porque me traes buena suerte", hasta la actitud que tomaba cuando era el más veloz y los demás pilotos, todos con mayor experiencia, lo consultaban.

"Decía: '¿por qué me preguntan a mí, si soy el nuevo. Yo no sé de esto", pero lo planteaba realmente franco", evocó.

"Mi futuro estaba un poco ligado al de él (Ricardo) y cuando murió, realmente mi futuro iba a sufrir.

"Siempre fue una inspiración y cuando me encontraba en situaciones difíciles pensaba lo que él me hubiera recomendado, y así fue por mucho tiempo después de su muerte", dijo Jo al lado de la tumba, y comentó que "no es muy simpático ver el nombre de Ricardo en una placa".

Durante una más de las contadas visitas que ha hecho a México, Jo Ramírez presentará hoy su libro Mi vida en la Fórmula Uno, y el fin de semana asistirá al Gran Premio de México en el autódromo Hermanos Rodríguez.