El jueves 10 se inaugurará Jesús Rafael Soto: visión en movimiento, en el Tamayo
Abrirán exposición antológica con obra de un precursor del arte cinético
El artista venezolano prosiguió las investigaciones en torno del cubismo, suprematismo y constructivismo
Incluye 27 obras, entre ellas Sotomagie que vale por once
El artista visual Jesús Rafael Soto (1923-2005) se volvió precursor del arte cinético al proseguir las investigaciones en torno del cubismo, el suprematismo y el constructivismo, movimientos que conoció primero mediante revistas en su natal Venezuela o por medio de artistas como su coterráneo Alejandro Otero (1921-1990), quien había ido a Europa.
El Museo Tamayo Arte Contemporáneo, cuya colección permanente incluye tres obras de Soto, ha organizado la exposición antológica Jesús Rafael Soto: visión en movimiento, que incluye 27 piezas y será inaugurada el jueves 10 de noviembre a las 20 horas.
Una de las obras, Sotomagie (1967), vale por 11. Realizada por encargo de la galería Denise René, en París, su conjunto retrospectivo de 11 piezas ópticas y cinéticas resume su producción parisina a partir de 1951. Esta obra se ha expuesto pocas veces completa.
De la bidimensional a las tres dimensiones
La muestra del museo Tamayo parte de 1955, cuando Jesús Rafael Soto empezó a utilizar las láminas de plexiglás para separar el plano y generar la vibración óptica.
La obra más reciente, Penetrable azul (1999), hecha con hilos de nylon, acrílico y aluminio, con la que se inicia la exposición, deja ver hasta dónde llegó el artista en sus investigaciones, aunque su primera creación de este tipo se remonta a 1968. La línea conductora de la exhibición es el paso del plano bidimensional al espacio de tres dimensiones.
Tatiana Cuevas y Paola Santoscoy, curadoras de la exposición, se refieren al ''penetrable" como un ''monocromo expandido", y anotan que Soto empieza su búsqueda a raíz de los componentes esenciales de la pintura: el color, la línea y el movimiento que se puede generar.
Nacido en Ciudad Bolívar, Soto estudió en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas en una época en que la enseñanza eran muy tradicional.
En 1947 fue nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo, puesto que dejó tres años después para trasladarse a ''la ciudad luz'', donde falleció a principios de este 2005.
Tatiana Cuevas hace hincapié en el hecho de que Soto se haya ido por ''esta línea alternativa", que lo llevó a París para continuarla.
El sabía que ''se ponía al corriente" de movimientos ocurridos en las primeras décadas del siglo pasado. Mostró especial interés por Malevitch y Mondrian, aunque tenía muy claro que quería dar un paso más.
Interés por la ciencia y la música serial
Jesús Rafael Soto no fue el único precursor en el arte cinético: ''Coincidió con muchas otras búsquedas contemporáneas a él, inclusive anteriores. Duchamp ya había explorado volúmenes virtuales a partir del movimiento de una estructura mecánica. Todos estos experimentos no eran precisamente dentro del contexto artístico, pero finalmente eran hechos por creadores que fueron referentes para artistas como Vassarely, Agam y Tinguely en los años 50, quienes coincidieron en la investigación de cómo insertar el movimiento al plano pictórico, a la escultura o a lo que el cubismo o el suprematismo buscaron hacer, pero en un plan estático", señala Cuevas.
Para Paola Santoscoy el trabajo de Soto adquiere una dimensión más amplia al interesarse por la ciencia, las fuerzas del universo, la música serial y cómo funciona la abstracción, inclusive en lo conceptual, para después elaborar una obra.
Un rubro que no está presente en esa exposición en el museo Tamayo como tal, son los muchos encargos públicos que Soto tuvo a lo largo de su vida en Latinoamérica, Europa e inclusive Asia, que ocuparon buena parte de su tiempo y su investigación.