Usted está aquí: martes 1 de noviembre de 2005 Economía Plan de acción contra la gripe aviar

Plan de acción contra la gripe aviar

Dos estudios sugieren que podría prevenirse un brote global de influenza mortal utilizando fármacos antivirales

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Vendedores de aves en un mercado de Shanghai. China ha reportado tres casos de fiebre aviar entre aves de corral en el �o mes, pero no se han presentado casos en humanos, aunque las autoridades han advertido que ser�inevitable si el pa�no puede prevenir un brote entre sus camadas de pollos y patos FOTO Ap Foto: Ap

Durante años los virólogos han advertido que un brote de influenza pandémica está por suceder. A diferencia de la versión estacional, con frecuencia la pandemia de influenza es severa y mortal como resultado de una mutación genética en el virus. Las pandemias de influenza suceden de tiempo en tiempo. Tres de ellas ocurrieron durante el siglo XX. La peor fue en 1918, cuando enfermó la cuarta parte de la población del mundo y murieron de 25 a 50 millones de personas. La variedad de gripe aviar, que en la actualidad es un mal endémico en Asia, tiene características que mantienen a los epidemiólogos despiertos toda la noche. En la última semana la gripe aviar se ha detectado en pájaros (y también en una persona) en Rusia y Kazajstán.

¿Se puede hacer algo por prevenir muertes en extensa escala? La semana pasada se publicaron dos artículos sobre la epidemia de influenza en las revistas Science y Nature. Ambos textos sugieren que, bajo ciertas condiciones, el suministro táctico de medicinas antivirales pudiera contener, o incluso eliminar, un brote de gripe humana.

En las películas de Hollywood, cuando un nuevo organismo repugnante ataca a los humanos, los osados virólogos lo identifican y producen una vacuna justo a tiempo para salvar a todos. En el mundo real llevaría de cuatro a seis meses producir vacunas en la cantidad que se requiere para detener la gripe. Algunos países almacenan vacunas contra la variedad de la gripe aviar que está en circulación, pero no hay garantía de que esta vacuna proporcione la suficiente protección contra cualquier variedad humana que pudiera aparecer.

Para construir una pauta de propagación de la gripe, los investigadores necesitaron considerar, entre otros factores, la rapidez con la que el virus salta de persona a persona, cuánto tiempo una persona puede estar infectada sin mostrar síntomas y el número de casos secundarios generados por un caso primario en una población susceptible. En ambos artículos, estas estimaciones se efectuaron con base en lo que se sabe sobre pandemias anteriores. Aun cuando cualquier proyección es sólo tan útil como los supuestos que genera, cierta información importante salió a la luz.

Ambos artículos concluyen que serían necesarias entre 100 mil y 3 millones de dosis de fármacos antivirales para erradicar un brote, si se distribuyeran en el plazo de tres semanas desde la detección del primer caso y se combinaran con cuarentena doméstica. Donde el virus sea más transmisible, o si la pandemia aparece simultáneamente en muchos lugares, el número de dosis requeridas estaría por arriba de esta escala. Para prevenir la propagación de la enfermedad, los antivirales también tendrían que suministrarse a un porcentaje elevado de personas en las áreas circunvecinas (las cifras incluyen esas dosis).

Los hallazgos reportados en esos artículos hacen más urgente que se culminen las actuales negociaciones entre Roche, el fabricante del fármaco antiviral oseltamivir (Tamiflu), y la Organización Mundial de la Salud sobre la creación de una reserva global que pudiera distribuirse en forma rápida en el foco de infección. David Reddy, a cargo de la previsión de pandemias en Roche, dice que la empresa está por decidir la donación de una reserva de Tamiflu en esta escala.

Aunque en forma reciente algunos países han optado por almacenar medicinas antivirales, sobre todo Tamiflu, no lo hacen con la finalidad de eliminar el virus. En caso de un brote, los médicos y enfermeros en esos países se administrarían los fármacos para prevenir que sus pacientes les contagiaran la gripe.

Las drogas antivirales también serían prescritas a algunos de los que se contagiaran de influenza -la enfermedad es particularmente peligrosa en personas con dolencias respiratorias- para reducir sus síntomas y con la esperanza de evitar su muerte.

Si bien es posible que estos modelos o pautas contengan muchos supuestos que tal vez no se sostengan en la realidad, sí hay unas cuantas buenas noticias. En los escenarios donde la contención falle, poner en marcha la estrategia puede retrasar la propagación de la gripe por un mes o más: una tregua que aminoraría los efectos de la demora entre el comienzo de la pandemia y la llegada de una vacuna y, por lo tanto, reduciría el número de muertes que pudieran producirse.

FUENTE: EIU

 
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