Discotecas y bares esperaban los dictámenes de las empresas aseguradoras para abrir
Los trabajadores de hoteles, comercios y restaurantes le echan montón a la limpieza
Poco a poco el rostro de Cancún va cambiando
Destacan patrones la cooperación de sus empleados
Ampliar la imagen Vendedores de comida llegaron a las playas para atender a algunos vacacionistas FOTO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�
Ampliar la imagen Algunos visitantes decidieron tomar el sol en el balneario del Caribe FOTO Jos�ntonio L� Foto: Jos�ntonio L�
Cancún, QR, 27 de octubre. Poco a poco la imagen de desastre de la zona hotelera va cambiando. En los hoteles son cientos los empleados que limpian los destrozos que provocó el ciclón Wilma. Elementos del Ejército Mexicano y de la Marina patrullan la zona; algunos comercios y restaurantes ya abrieron sus puertas, aunque cierran a las 18 horas.
Discotecas como Coco Bongo, Dady'O, Hard Rock y The City Cancún, esperaban ayer los dictámenes de las empresas aseguradoras, mientras afuera decenas de jóvenes con camisetas rojas, blancas y amarillas, con los logotipos de esos negocios, trabajaban retirando escombros.
Antes de Wilma, esos eran los espacios que los turistas abarrotaban. ''Abrían desde las 8 de la noche y cerraban entre las 3 y las 6 de la mañana. La última en cerrar -dice un joven empleado- era Coco Bongo. Nos íbamos a las 6 de la mañana. Los que salían de Hard Rock se pasaban para acá.''
Hoy la zona hotelera, el corazón económico de Cancún, muestra un rostro distinto al que exhibía el domingo, dos días después del paso de Wilma. Ya no hay inundaciones en el bulevar, las palmeras que tiró el fuerte viento ya fueron recogidas; los árboles que yacían en el piso van siendo retirados.
Levantamiento de árboles y postes
Este jueves hubo mucha actividad. Grúas retiraban espectaculares, camiones de volteo sacaban escombros, personal de Marina cortaba los árboles que derribó el huracán y centenares de empleados de los hoteles y de las plazas comerciales hacían labores de limpieza.
Personal de seguridad de los hoteles impidieron el paso a reporteros y fotógrafos. ''La instrucción que tenemos es que nadie puede pasar. No pueden tomar fotografías. Están las compañías aseguradoras evaluando los daños y no hay quien los atienda (a los comunicadores). Regresen la semana que entra.''
Algunos justificaban: ''Entiendan que no es cosa nuestra, esas son las órdenes que tenemos. Si quieren pueden tomar fotografías desde afuera, detrás de las cuerdas que impiden el acceso''.
Desde ahí se podía apreciar a decenas de mujeres -empleadas de guarderías de la cadena Palace Resort - que barrían la entrada, el vestíbulo, los jardines, recogían trozos de vidrio de las ventanas rotas. ''Trabajamos en nuestro horario normal, de las 8 de la mañana a las 4 de la tarde. Van por nosotras al centro y de ahí nos traen a los hoteles. Luego, por la tarde, nos regresan al centro.''
Las empleadas viven en zonas populares, como Las Culebras, Galaxias, Héroes, Paseos Kabac, o proceden de las regiones 91, 16, 31, 132, 223. ''Salimos de nuestras casas entre las 6 y las 6:30 de la mañana. Aquí, a la zona hotelera, llegamos a las 8. Como ahorita no hay niños que cuidar, entonces nos pidieron que viniéramos a ayudar en las labores de limpieza, por eso estamos aquí.''
Lo bueno, comenta una de ellas, es que ''nos dijeron que sí nos pagarán la quincena, que no nos preocupemos, pero necesitan que les ayudemos en la limpieza del lugar. Y bueno, nos parece justo''.
También los jóvenes de la cocina, los maleteros, los llamados bell boys, los de mantenimiento, los cantineros... todos han sido convocados a través de la estación Radio Cultural Ayuntamiento para que se presenten a sus centros de trabajo, donde los requieren para ''sacar adelante a Cancún''. Por otra parte, en la plaza comercial La Isla las jóvenes Grisel, Uselmi, Celia, Vicky, Alicia y Mary, ponen a secar las playeras y toallas que el huracán Wilma mojó. Ellas laboran en el local de l negocio denominado Cancún Mark. En la acera improvisaron tendederos con decenas de playeras, shorts y hasta sombreros de charro.
Gustavo Márquez, gerente del restaurante Bubba Gump, comenta: ''Mañana (hoy, viernes) abrimos. En tres días hicimos la limpieza del local; no sufrió daños mayores, pero necesitamos reactivar la zona hotelera. Yo sé que algunos otros negocios ya abrieron; yo lo haré mañana de 8 de la mañana a 6 de la tarde, porque como aún no hay luz no quiero exponer a los empleados, que además se han portado de maravilla''.
Comenta emocionado: ''Ellos, los meseros, los de la cocina, todos han cooperado. Hoy vamos a tener una comida para agradecerles el apoyo. Hemos dado alimentos desde el lunes a los que están trabajando en la limpieza de la zona, pero la verdad es que los daños son sólo de fachada, no hay daños estructurales. Ningún hotel se cayó aquí''.
Y ahí, en el bulevar lo alcanzan los proveedores:
-''Gustavo, ¿entonces qué, te mando la carne?
-Sí, claro, no la vendas, mándamela. Yo la voy a necesitar -responde.
-¡Gustavo! -le grita otro proveedor- ¿te mando los postres, las pastas italianas o los vendo por otro lado?
-No, no las vendas, mándamelas, nada más que ya sabes, como vamos a abrir unas horas me vas enviando poco a poco los postres.
Junto a él, Carlos Marín, gerente del bar El Galeón, dice: ''Los daños que sufrió el negocio fueron menores. Sólo cristales. Los trabajadores han estado colaborando en la limpieza del lugar. Todavía tardaremos una semana en abrir, porque no estamos listos. Pero urge reactivar la zona, hay que atraer al turismo para que esto no se caiga. La verdad es que los daños no son mayores; lo que he visto en los hoteles son fachadas, cristales, ventanas rotas; dicen que en Miami pegó más duro".
Jacobo Pech pule el logotipo del hotel Cancún Villas. Trabaja de las 8 de la mañana a las 4 de la tarde. ''Me pagan 800 pesos a la quincena, más vales de despensa; en total me llevo unos mil 100 pesos. Como no habrá servicio en el hotel, nos han dicho que ayudemos en la limpieza y retirando escombros.''
El taxista que nos lleva en el recorrido por la ciudad comenta: ''A mí no me fue tan mal. Se me cayó mi palapa, pero gracias a Dios tenía yo otro cuartito de block; ahí guardé mis cositas. Mientras tenga salud, es lo mejor, porque si nos despiden yo sé trabajar de albañil. Yo trabajé aquí antes, cuando se estaban construyendo los hoteles''.