Presiona Cheney al Senado para que exima a la CIA de una prohibición al respecto
Insiste la Casa Blanca en usar la tortura en la lucha antiterrorista
Fracasa intento del vicepresidente de Estados Unidos para persuadir a los congresistas opositores
Hay varios centros de detención secretos; nadie sabe quién está recluido, dónde o si siguen vivos
Ampliar la imagen El vicepresidente Cheney habla durante una reuni�n Washington. Abajo, foto de archivo de una torreta de vigilancia de la prisi�e Guant�mo FOTOS Reuters Foto: Reuters
Nueva York, 26 de octubre. La Casa Blanca republicana insistió esta semana explícitamente en utilizar la tortura como herramienta fundamental de su llamada "guerra contra el terrorismo".
A nombre de la gran misión de la "democracia" y la "libertad" y la defensa de la "civilización" contra los "terroristas" salvajes que no tienen respeto por la vida humana, el gobierno del presidente George W. Bush intentó negociar un acuerdo con la legislatura para legalizar el uso de la tortura, o por lo menos evitar que fuera prohibida explícitamente.
El vicepresidente Dick Cheney está personalmente presionando al Congreso para que exima a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de una prohibición de todo trato "cruel, inhumano y degradante" de detenidos en manos de fuerzas estadunidenses -militares y de inteligencia-, que recién fue aprobada en votación de 90 contra nueve en la Cámara alta a pesar de la amenaza de veto del presidente Bush.
Cheney se reunió en privado la semana pasada con el senador republicano John McCain, ex prisionero de guerra en Vietnam, quien fue el autor del proyecto legislativo y ha sido feroz crítico de prácticas que violan tanto los reglamentos del ejército estadunidense como convenciones internacionales, para intentar convencerlo de enmendar la legislación a fin de otorgar una exención a la CIA de esta prohibición.
Según reportó el pasado martes el periódico The New York Times, Cheney argumentó que el presidente necesita máxima flexibilidad para llevar a cabo su guerra contra el "terrorismo".
La exención propuesta por la Casa Blanca afirma que esta prohibición "no se aplicará respecto de terroristas que no son ciudadanos de Estados Unidos, que se lleven a cabo por un elemento del gobierno de Estados Unidos que no sea el Departamento de Defensa", si es que el presidente determina que son "vitales" para proteger a Estados Unidos o sus ciudadanos.
La CIA tiene un número desconocido de detenidos en prisiones clandestinas en el extranjero, y rehúsa registrarlos con la Cruz Roja o permitir que sean visitados por organizaciones defensoras de derechos humanos.
Se sabe que algunos han muerto en estos centros como resultado de tortura, y que entre las técnicas que se han empleado se incluyen ejecuciones simuladas, ahogamiento y más.
El gobierno de Bush también ha empleado la táctica de entregar detenidos a las fuerzas de seguridad de otros gobiernos para que terceros se encarguen de torturarlos, perdón, interrogarlos.
Todo esto en secreto y, por tanto, nadie sabe quién está detenido, dónde está o si siguen con vida; o sea, son "desaparecidos".
Y en los centros de detención no secretos, todo el mundo está enterado de los abusos y torturas cometidos en Abu Ghraib, Guantánamo y Afganistán, entre otros lugares de confinamiento, perpetrados por las autoridades estadunidenses. El problema ahí fue que participaron soldados.
La propuesta de la Casa Blanca es permitir la legalización de todas estas "técnicas", siempre y cuando sean realizadas por otras agencias del gobierno.
Trabajo sucio para agencia
Lo que Cheney ofreció a McCain fue que la mejor forma para evitar los problemas morales y legales generados por el abuso y la tortura de detenidos por soldados estadunidenses era legalizar que la CIA se encargue de ese trabajo sucio, pero necesario.
El senador John McCain rehusó ceder y rechazó la oferta del vicepresidente.
Tom Malinowski, de Human Rights Watch, comentó al Times que la Casa Blanca esta "explícitamente diciendo, por primera vez, que la comunidad de inteligencia debería tener la posibilidad de tratar a los prisioneros de forma inhumana".
La noticia de la maniobra de Cheney provocó una reacción severa entre varias organizaciones defensoras de derechos humanos, y de algunos de los principales periódicos del país.
El Washington Post publicó este miércoles un editorial encabezado "Vicepresidente, por la tortura", en que condena que Cheney "se ha convertido en un promotor abierto de la tortura".
Señala que ésto no es sorprendente ya que el vicepresidente "ha sido el promotor principal detrás de la decisión del gobierno de Bush de violar las Convenciones de Ginebra y la Convención contra Tortura de la Organización de Naciones Unidas, además de romper con décadas de práctica anterior de las fuerzas armadas de Estados Unidos".
Concluye que por todo esto, Cheney "será recordado como el vicepresidente que hizo campaña en favor de la tortura".
El New York Times también denunció en un editorial la propuesta de Cheney, y declaró que "en medio de todos los desastres naturales y políticos que enfrenta, la Casa Blanca ciertamente es incansable en su esfuerzo para legalizar la tortura".