Indígenas ecuatorianos demandan a Texaco por contaminar
Dureno, Ecuador, 26 de octubre. Indígenas cofanes de la Amazonia ecuatoriana demandaron judicialmente a Texaco, compañía estadunidense a la que acusan de arrojar millones de barriles de sustancias tóxicas al aire y agua. En caso de perder el juicio, Texaco tendría que reparar los daños con una suma aproximada de 6 mil millones de dólares, la mitad de la deuda externa pública ecuatoriana. Antes de padecer sus estragos, los indígenas Cofanes de la Amazonia ecuatoriana asociaban el petróleo con el sabor de la panela (dulce de caña). Eso, aseguran, fue lo único que aceptaron de Texaco, a la que acusan de explotar sus tierras ancestrales hasta destruirlas. "La compañía nos regalaba queso, diesel y panela, pero por el olor no quisimos recibir el queso. Nos quedamos con la panela porque era dulce, y el diesel se lo llevamos a un misionero que nos dijo que servía para prender candela", recuerda Ermeregildo Criollo, líder de los Cofanes. De 46 años, Criollo actúa como representante de la comunidad -compuesta por unos 800 miembros- que asegura haber sido afectada por la trasnacional estadunidense, que extrajo crudo de sus predios entre 1964 y 1990. Los nativos insisten en que durante ese período la compañía arrojó millones de barriles de sustancias tóxicas al aire y fuentes hídricas, causando una contaminación que alteró las costumbres y su propia supervivencia. Actualmente el caso reposa en los tribunales y es considerado por la prensa como el "juicio del siglo": en caso de perderlo, Texaco tendría que reparar los daños originados en la Amazonia con una suma aproximada de 6 mil millones de dólares, la mitad de la deuda externa pública ecuatoriana. Sin referirse a la cifra, Criollo reclama por un daño que al describirlo adquiere dimensiones similares al ocasionado por los españoles a su llegada al continente. En un castellano limitado, el indígena narra cómo luego de ofrecerles regalos y sin mayores explicaciones, los obreros de Texaco empezaron a perforar su territorio hasta hacerle brotar 'lágrimas negras' que luego conocieron como petróleo.