Museo Carrillo Gil: deshuesaderos
Varios deshuesaderos ocurrieron en el debate del sábado 8 en el museo Carrillo Gil. Comprimiré algo de lo que dijeron los ponentes invitados a discutir. La joven Sol Henaro, quien dirige Celda contemporánea en el Centro Histórico, fue ajustada y ágil. Inició haciendo un reconocimiento a Juan Acha (rip) respecto de la responsabilidad que tienen los intermediarios del campo artístico, para con el público, comentando que el incontrovertible auge de instalaciones, video, arte objeto, etcétera, no causa sorpresas: que es una tontería pensar que tales productos son per se válidos o buenos, cosa en la que coincidió Carlos Aranda de quien extraje lo que sigue: ''de mil productos habrá cuatro buenos... No es la pintura la que está bajo sitio, sino todas las ramas de las artes visuales".
Aranda celebró que el Carrillo Gil ''piense en voz alta", a la vez que puso en guardia contra la banalidad exaltada de la posmodernidad.
El pintor Daniel Lezama reconoció el riesgo curatorial, a la vez que propuso cuatro tesis que traía escritas. En resumen van así:
1. Si se considera que anonimato (el meollo de Deshuesadero) equivale a sinónimo de inocencia, entonces el ''saberse artista" podría analogarse a cansancio e impotencia, porque el anonimato propone la suspensión de las responsabilidades del artista.
2. Las dos exposiciones a discutir: Voraz fuego ebrio y Deshuesadero formulan irrupción de lo periférico, lo defectuoso, los ruidos de la estática, el regreso a lo oprimido (no dijo el retorno de lo reprimido).
3. Discutió el título Voraz fuego ebrio, situación que se constituyó en parte importante de la muy armada ponencia de Cuauhtémoc Medina. A través del título debió señalarse, dijo Lezama, que los artistas a veces dicen algo y otras se niegan a decirlo.
4. Aludió al paralelismo entre digestión (como analogía) y creación, porque los artistas devoradores documentan una realidad caótica. La presencia en Voraz fuego ebrio de los cuadros de Orozco y Gironella, más la reproducción del Coloso de Goya establecen los ejes para poder contemplar el caos propuesto, ''a manera de lo que ocurre con las tabletas de Peptobismol". Las piezas de Helio Montiel y de Germán Venegas no pertenecen al contexto de los ebrios voraces. La pintura no es, dijo, superior a otras artes, ''pero sabe inspirar pasiones inconfesables".
Para Cuauhtémoc Medina lo pictórico está viviendo sus estertores, los electroencefalogramas de la pintura ya no oscilan. Existe una práctica transhistórica e improbable de la pintura y un heterogéneo grupo de creadores ubicados ''en la escena pictórica mexicana". Pintura no es igual a México, insistió. La denominación Voraz fuego ebrio se le constituyó en motivo de pesquisa, pues en Alba de invierno Octavio Paz tradujo la estrofa del poeta chino Tu Fu (siglo VIII) como ''borracho fuego fatuo". Y, pensemos: ¿Qué es en realidad un fuego fatuo? La resistencia a la muerte de la pintura es una resistencia a la muerte per se (cosa muy cierta, pero todas las artes resisten la muerte). Entre los convocados a exponer en Voraz fuego ebrio, no hay ninguna mujer, cosa a la que yo ya aludí, sorprendida, en mi texto anterior, pero difiero en la consideración de que el conjunto exhibido corresponda a un modo de mostrar cómo pinta el macho mexicano, porque uno de los máximos machos universales de la pintura contemporánea fue Francis Bacon y aquí ni de lejos hay algo que pueda asociarse a eso, ni Rébora siquiera.
Para Edgardo Ganado Kim existe un neoconservadurismo (expresión por lo menos paradójica) respecto a lo que pensamos de lo pictórico.
Según Jaime Moreno Villarreal la exposición Deshuesadero es humorística y provocadora. Mencionó a Elías Canetti en Masa y poder al referirse a la respuesta visceral que implica la risa (pues la sonrisa es otra cosa) arguyendo que la respuesta risible es antropofágica. Encontró que las exposiciones en cuestión tienen esa tónica y se preguntó: ¿Qué es lo que nos hace tan atractivos esos cuadros? Con tal frase glosó, a sabiendas (aunque no lo explicitó), uno de los iconos pop de Richard Hamilton de 1956: Just what is it that Makes Today's Homes so Appealing?
La última intervención estuvo a mi cargo y en otra ocasión quizá me refiera a ella. Al final el pintor Ulises García Ponce de León se llevó un aplauso cuando se refirió a la pintura como disciplina que tiene sus métodos propios, no parangonables a otros. Y sí creo que sería posible, con dedicación y cuidado, examinar la pintura (no sólo como métier) que se produce, tomando como eje esa propuesta, pero sin insistir en lo de ''pintura mexicana". La pintura no tiene ni sexo ni nacionalidad, se haga en México o en Corea.