Mi nombre no es Rodríguez
Mi nombre no es Rodríguez. Es un suspiro de pies que escalan la espuma de lujuria del oro, la religión del amo de manos tullidas que coge la codicia por la cola. Mi nombre no es Rodríguez. Es el callado llanto de una madre india, la saliva del guerrero en una punta de flecha, una garra de jaguar, una mujer que tienta a la piedra volcánica. Mi verdadero nombre es ceniza de la memoria de los árboles calcinados. Soy el niño de tres años perdido en la pradera que la Caballería de Estados Unidos venadea en la matanza de Sand Creek. Soy un grito de Gerónimo en el cañón de los antiguos. Soy el explorador comanche, el chamán rarámuri que corre con su paliacate sucio bajo la lluvia vil. Me llamo Rodríguez y mis lágrimas dejan ríos de sal. Soy Rodríguez y la piel se me seca en los huesos. Soy Rodríguez y una risa enferma penetra los poros. Soy Rodríguez y la demencia de mi padre chamusca los muros de cada morada y obstruye cualquier muerte.
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Mi nombre no es Rodríguez; es una fibra en el viento, es lo que los océanos sumergen, lo que es gracioso y sublime sobre las cumbres, lo que crece en las arenas del desierto. Es la vida a gatas, la respiración mojada en los rebordes. Es el tenso tambor y la danza del peyote. Es la poción de los quebrantos fermentados. No me llamen Rodríguez a menos que quieran decir peón y cargador de grava, a menos que se refieran al carnicero de verdades al apostador profundo de las esperanzas. A menos que hablen de olvidar y morir. Mi nombre es el niño 9 milímetros de empuñadura negra que apuntamos desde el patio. Soy un monje en la pena de muerte. El vendededor de chicles de ocho años en los bares y taquerías de la ciudad. No tengo licencia, seguro, registro, ni perdón. Soy libre y en consecuencia hambriento. Llámenme Rodríguez y sangren de vergüenza. Llámenme Rodríguez y olviden su propio nombre. Llámenme Rodríguez a ver si les susurra algo al oído mi boca teñida de vino amargo. |
Los Chuskas
Territorio Navajo 1998 Un anillo de piedra arcoíris rodea este pueblo
de rocas sabias.
Los diné se dicen protegidos por las Cuatro
Suelos yermos. Para estar cerca de la tierra que
En arena pintada, cantos y plegarias
Son libres porque no lo son. La tierra,
les dicen "estás en casa. No te vayas más".
Confrontan estas piedras. La Compañía Peabody
le arranca
Saben de violación. De maquillaje cultural. La
violación
El corazón entonces. Lo que sacrificas
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Luis J. Rodríguez
Luis J. Rodríguez, de origen mexicano y rarámuri, es fundador de la editorial y centro cultural Tía Chucha en Sylamar, California y editor de la revista electónica Xicano.com. Militante pacifista y defensor de los derechos humanos, participa ampliamente en el movimiento cultural y poético de Chicago y Los Ángeles. Ha publicado en inglés Poemas a través del pavimento (1989), El río de concreto (1991), Trochemoche (1998), y Mi nombre es hambre (Curbstone Press/Rattle Edition, 2005), del cual provienen estos textos. En 2002 realizó el disco de música y poesía My name's Not Rodríguez, para Dos Manos Records. |
Curbstone Press es una casa editora dedicada a la literatura comprometida con el cambio social, especialmente obras de autores contemporáneos de origen latino y vietnamita en Estados Unidos. Según sus editores, establecidos en Willimantic, Connecticut, Curbstone "presenta escritores que dan voz a los que nadie escucha, en lenguajes que van más allá de la denuncia y que celebran, honran y enseñan". Traducción del inglés: HB
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Muchacha navajo con su rebaño, reservación
de Shiprock. Foto: William M Pennington.