Recortarlo afectaría al país a largo plazo, advierte
Insta Molina a fortalecer presupuesto para ciencia
Ampliar la imagen El Nobel de Qu�ca Mario Molina durante su participaci�n el acuerdo de Chapultepec, a finales de septiembre FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z
El premio Nobel de Química Mario Molina Henríquez consideró que la reducción del presupuesto gubernamental para la educación superior y la ciencia "no es una medida positiva".
Aun cuando aceptó que en México se tienen "muchas necesidades y presiones económicas muy fuertes", destacó que el decrecimiento de la inversión en esas áreas "afecta a largo plazo al país para salir adelante".
Entrevistado poco después de dictar su conferencia magistral El impacto de las actividades humanas en la atmósfera, en el auditorio Alejo Peralta del Instituto Politécnico Nacional, el científico recomendó "continuar vigorosamente la inversión en la educación e investigación científica", con el propósito de dar solución a los problemas más sensibles de la población.
"Se debe estimular la conexión entre la investigación científica y los problemas nacionales, además de integrar a los científicos mexicanos a las comunidades internacionales de manera más eficiente", recomendó.
Al respecto, refirió que es necesario atender el rezago que en esos rubros tenemos frente a la comunidad internacional.
De las áreas que deben atenderse, dijo que son "muchas las necesidades" para la ciencia en general, como en el caso de las ciencias aplicadas en química, física y biología, entre otras.
Riesgos del cambio climático
Al dictar su conferencia magistral, que le mereció una prolongada ovación de los asistentes, el Nobel advirtió que los pronósticos de la comunidad científica mundial en torno al cambio climático no son halagüeños, pues ya se prevén aumentos "espectaculares". Ilustró: "un cambio de cinco a ocho grados en términos de temperatura del planeta es gigantesco; es como pasar de una época glacial a una interglacial".
Con esa referencia, comentó que se prevé un aumento en la temperatura superficial del planeta de 1.4 a 5.8 grados centígrados entre 1990 y 2100, por lo cual recomendó que la sociedad internacional actúe desde sus ámbitos de competencia.
Además, advirtió que tales transformaciones climáticas han ocurrido en un lapso muy breve de la humanidad, pues el aumento de la temperatura se empezó a reflejar a mediados del siglo pasado.
Actualmente, indicó, el planeta ya no se encuentra en equilibrio a causa de un incremento en los niveles de bióxido de carbono. Por ello, cambia la temperatura de la Tierra, se incrementa el nivel del mar, se modifican los patrones de lluvia, se adelgaza el hielo sobre el Artico y el fenómeno del Niño se hace más fuerte, persistente e intenso.
Estas transformaciones tienen su origen en las actividades humanas, las cuales repercuten de manera negativa en la composición química de la atmósfera y provocan el efecto invernadero.
Entre los retos ambientales que enfrenta este siglo, dijo, se encuentran la degradación del suelo, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad, la sobrexplotación de los recursos marinos, la destrucción de la capa de ozono de la atmósfera y la calidad del aire y la disposición de los residuos sólidos y peligrosos, entre otros.
Los impactos potenciales que se pronostican involucran salud, agricultura, bosques, recursos hídricos -cuyo suministro ya está muy afectado- y pérdida de hábitat y especies.
Comentó que el reto en México, además de garantizar un mejor nivel de vida para la población, implica aprender a usar la energía de manera más eficiente.