Congresistas, cada vez más incómodos con la "autoridad sin límite" otorgada al presidente

Restricciones al trato de prisioneros de guerra, revés político para Bush

El mandatario asegura que ha desactivado "al menos 10 complots" de Al Qaeda recientemente

Casos de filtraciones y espionaje en la CIA y la FBI deterioran aún más la imagen del gobierno

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 6 de octubre. En las últimas 48 horas se reveló que un espía operaba en la Casa Blanca, otro espía confesó que compartió inteligencia del Pentágono con Israel, el Senado impuso límites a la tortura a pesar de la oposición de la Casa Blanca, el estratega político del presidente testificará una vez más en el caso de una filtración posiblemente ilegal sobre la identidad de un agente de la CIA y el mandatario instó al país a mantener el apoyo para su guerra contra las fuerzas "terroristas" que desean imponer un "imperio" del mal.

De pilón, esta tarde se informó de una "amenaza creíble" contra el sistema del metro de Nueva York. Se incrementó el estado de alerta y la presencia de fuerzas de seguridad en el metro, anunció el alcalde Michael Bloomberg, el jefe de policía Ray Kelly y un representante de la FBI en conferencia de prensa esta tarde.

Entre todo esto, tal vez el problema potencialmente más grave para el gobierno de Bush es la decisión de Karl Rove, el estratega político del presidente y conocido como "el cerebro de Bush", de presentarse por cuarta ocasión ante fiscales federales para testificar en la investigación de la filtración de la identidad de una agente clandestina de la CIA. Aún no se sabe si habrá cargos formales al concluir el proceso, pero hoy los fiscales advirtieron que no pueden garantizar que no se presentarán cargos formales contra Rove.

Sin embargo, el daño político potencial por la impresión de que altos funcionarios cercanos al presidente están de alguna manera involucrados con este asunto -el cual aparentemente tiene su origen en la disputa sobre las justificaciones iniciales de la guerra en Irak- continúa debilitando, por el momento, a este gobierno.

A la vez, el hecho de que Bush tuviera que ofrecer hoy nuevos y viejos argumentos sobre la guerra contra el "terrorismo", fue percibido como una prueba más de que la Casa Blanca reconoce que el apoyo público para la guerra en Irak y la "guerra contra el terrorismo" continúa deteriorandose. Bush insistió en que la guerra en Irak es vital en la lucha contra los "terroristas" quienes tienen la ambición de crear un "imperio totalitario" que abarca desde Indonesia hasta España.

Estados Unidos y sus aliados, afirmó, han logrado desactivar por lo menos 10 complots (tres de ellos en Estados Unidos) de Al Qaeda en años recientes, y dijo que se logró detener unos cinco intentos para ingresar al país. Sin embargo, no ofreció mayores detalles y los reporteros que trataban de obtener más información se vieron frustrados por la renuencia de la Casa Blanca a identificar estos casos.

Rechazando implícitamente cualquier opción de un retiro, Bush insistió una vez más en que no se puede retroceder en ningún frente de esta guerra en nombre de la "libertad". "Ante tal enemigo, sólo hay una respuesta efectiva. Nunca retroceder, nunca ceder y nunca aceptar menos que la victoria total", afirmó.

Pero las encuestas y cada vez más legisladores de ambos partidos están cuestionando el manejo de la guerra, y cada día hay mayores indicaciones de que el consenso tanto entre el público como entre los políticos en torno a la guerra se desmorona.

Ayer el Senado, bajo control de los republicanos, aprobó abrumadoramente -90 contra nueve- las restricciones al trato de detenidos en la guerra contra el "terrorismo", a pesar de la amenaza de la Casa Blanca. La enmienda aprobada, patrocinada por el senador republicano John McCain -veterano y ex prisionero de guerra en Vietnam-, prohíbe el uso de "castigos o trato cruel, inhumano o degradante" contra cualquier detenido por el gobierno estadunidense, incluidos aquellos en centros de detención clandestinos o cualquier otro lugar. Instruye que todo militar estadunidense siga los procedimientos establecidos por el manual oficial del ejército al detener o interrogar a sospechosos de terrorismo.

La Casa Blanca había señalado que esta legislación limitaría la autoridad y el margen de manejo del presidente en tiempos de guerra, y advirtió que el presidente podría usar el veto para anular la medida. Varios poderosos legisladores republicanos, entre ellos el propio líder de la mayoría, Bill Frist, votaron en favor de la ley indicando que es necesario establecer normas y procedimientos claros para las fuerzas militares, a fin de evitar los abusos documentados en Abu Ghraib, Guantánamo y otros centros de detención. El ex secretario de Estado, Colin Powell, expresó públicamente su apoyo de la medida.

Fue un indicio más de que legisladores, incluso los del partido del presidente, están cada vez más incómodos con otorgar autoridad sin límite al comandante en jefe mientras que la situación en Irak y los escándalos de la tortura continúan preocupando a sus bases electorales.

Mientras tanto, la Oficina Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) indicó que está ampliando su investigación sobre si un ex marine y analista de la propia oficina reveló información clasificada tomada de la Casa Blanca a funcionarios en Filipinas. Leandro Aragoncillo trabajó en la oficina de la vicepresidencia. Según una versión, Aragoncillo imprimió o descargó 101 documentos clasificados relacionados con Filipinas, 37 de los cuales estaban marcados como "secreto", información que pasó a un intermediario, actualmente detenido, y que finalmente acabó en manos de políticos en Filipinas. La Casa Blanca y otras instancias rehusaron ofrecer mayores detalles, ya que es una investigación en curso.

Por otro lado, ayer un ex analista de alto rango en el Pentágono confesó que compartió información militar secreta con cabilderos pro Israel y un oficial del gobierno de Tel Aviv. Lawrence Franklin se declaró culpable en un tribunal federal por manejar y revelar información clasificada.

Al parecer, esto fue parte de un intento por provocar un cambio más severo en la política hacia Irán, reportó hoy el New York Times.

Franklin trabajaba como analista en Irán para el ex subsecretario de Defensa Douglas Feith, entre 2002 y 2004. Franklin fue arrestado el año pasado.

Por si fuera poco, el Servicio Secreto desplegó agentes en una preparatoria pública en el condado de Currituck, Carolina del Norte, el mes pasado para investigar -como suele hacer- una potencial amenaza contra el presidente.

Un empleado en la sección de procesamiento de fotos de un Wal Mart se comunicó con las autoridades al ver una imagen de un rollo que un cliente había dejado para revelar. La foto era parte de un proyecto asignado a su clase por una maestra para explorar temas de libertad de expresión.

La foto que provocó el incidente, reportó la revista The Progressive, fue hecha por uno de los mejores estudiantes de la escuela, quien recortó una fotografía del presidente de una revista, le colocó una tachuela roja en la frente y puso su puño con su dedo pulgar hacia abajo sobre la imagen, la capturó y la convirtió en póster.

Cuando el empelado de Wal Mart reveló la imagen, informó a la policía local, la cual alertó al Servicio Secreto.

Agentes del Servicio Secreto entrevistaron al estudiante y a su maestra, evaluaron proceder legalmente y finalmente abandonaron el caso. "Ciertamente respetamos la libertad artística, pero también tenemos la responsabilidad de investigar incidentes cuando sea necesario", declaró Jonathan Scherry, vocero del servicio.