Número 111 | Jueves 6 de octubre de 2005
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Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Suicida olvidar prevención

El proyecto de presupuesto
plantea un aumento importante para las tareas de prevención del VIH/sida,
un pendiente histórico, cuyo rezago se manifiesta en el avance, lento pero constante, de la epidemia. La propuesta, a debate en el Legislativo, abre
la posibilidad de equilibrar la respuesta a la epidemia, inclinando ahora la balanza del lado de la prevención

 
Por Fernando Mino
Según las Metas del Milenio, signadas en 2000 por los países integrantes de la ONU, la epidemia de VIH/sida deberá comenzar a revertirse en el año 2015; cada nación debe establecer las estrategias adecuadas para cumplir la parte que le corresponde. México, pese al importante avance que significa la cobertura universal de medicamentos para quienes viven con el virus, no ha cumplido con su parte. A diferencia del crecimiento constante de la inversión en tratamiento clínico del VIH/sida, el gasto destinado a prevenir nuevas infecciones ha quedado estancado en todo este sexenio. La cifra es inferior, incluso, al dinero dedicado a los gastos administrativos de las instituciones de salud encargadas de atender el VIH/sida.

La propuesta de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2006 (PPEF), enviada por el Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados los primeros días de septiembre, propone autorizar el ejercicio de poco más de 53 millones de pesos al Centro Nacional para la Prevención y Control del Sida (Censida) para tareas de prevención. El aumento es significativo, si consideramos que en el presupuesto de 2005 se autorizaron menos de 10 millones de pesos para ese fin, pero todavía lejos de lo que se requiere para tener resultados tangibles. De acuerdo con el documento Estrategia nacional de prevención de la transmisión sexual del VIH/sida, elaborado por el Consejo Nacional para la Prevención y Control del Sida (Conasida), el monto ideal para prevención operado por Censida alcanzaría los 92 millones de pesos.

El presupuesto de prevención está repartido entre diferentes instancias: Censida, IMSS, IMSS-Oportunidades, SEP, ISSSTE, y los servicios de salud de cada una de las 32 entidades. En el PPEF para 2006 se incluye, además, al Seguro Popular con recursos etiquetados para tareas de prevención. En conjunto, todas estas instancias —menos el Seguro Popular— manejaron, en 2005, un presupuesto para prevención de 324 millones de pesos. Las estimaciones hechas por Conasida, con base en criterios de ONUSIDA, indican que existe un déficit de 613 millones de pesos para garantizar una prevención efectiva que sirva para abatir el número de infecciones. El dinero invertido para prevenir el avance de la pandemia apenas cubre un tercio de las necesidades del país.

Necesidades urgentes
En 2004, ONUSIDA publicó el estudio Coverage of selected services for HIV/AIDS prevention, care and support in low and middle income countries in 2003, que establece criterios mínimos para desarrollar un programa de prevención eficaz en la lucha contra el VIH/sida. Para ONUSIDA, una tarea eficaz de prevención del VIH debe contemplar programas educativos, consejería y acceso a pruebas voluntarias de detección del virus, distribución de condones, programas de sangre segura, intervención para prevenir transmisiones perinatales, programas específicos dirigidos a hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores del sexo comercial, y niños en situación de vulnerabilidad. El documento plantea que para 2007 estas tareas deben cubrir una meta de población atendida en cada uno de estos rubros, de acuerdo con la tasa de prevalencia de la infección en cada país (porcentaje que surge de la división entre el número de infecciones estimadas y el total de la población de 15 a 49 años).

Así, los países con una alta tasa de prevalencia (mayor de cinco por ciento) deben, por ejemplo, garantizar el abasto de condones para, por lo menos, 60 por ciento de la población general; en el caso de naciones con una tasa muy baja de prevalencia (menor a 0.5 por ciento), la cobertura de condones gratuitos debe ser de, al menos, veinte por ciento de la población. Los programas específicos dirigidos a hombres con relaciones homosexuales, en todos los casos, deben alcanzar al 60 por ciento de ese sector.

México tiene una prevalencia considerada muy baja de infección por VIH (0.3 por ciento, sin considerar un importante subregristro). El país debe alcanzar metas importantes, saltos cualitativos en cada rubro. La cobertura de condones es insuficiente: los 134 millones de condones distribuidos en 2002 apenas cubrieron las necesidades del seis por ciento de la población general; la meta es alcanzar al 20 por ciento. Las estrategias de prevención dirigidas a hombres que tienen sexo con otros hombres, el sector más afectado por el VIH/sida, compuesto por alrededor de 940 mil varones en el país según el cálculo oficial, apenas alcanzaron a siete por ciento del 60 deseable.

El déficit eterno
Cada uno de los rubros de prevención requiere de recursos para ser instrumentado. De acuerdo con la Estrategia Nacional de Prevención de Conasida, cumplir con la cobertura ideal de condones costaría más de 300 millones de pesos, mientras que desarrollar una estrategia preventiva integral entre varones con prácticas homosexuales representaría desembolsar alrededor de 60 millones. Para establecer una estrategia integral y accesible de detección voluntaria del VIH y consejería son necesarios más de 16 millones de pesos.

El desfase entre las previsiones de Conasida y el PPEF para 2006 puede ilustrarse con el presupuesto de Censida. Mientras Conasida considera necesarios 92 millones, la propuesta del Ejecutivo plantea 53 millones de pesos; en el caso del Seguro Popular, la propuesta otorga 173 millones de pesos para prevención y diagnóstico. El resto de las instancias con tareas de prevención no tienen un presupuesto desagregado que permita a los legisladores guiar los recursos como plantea Conasida: el IMSS necesita destinar 100 millones a prevenir el VIH, IMSS-Oportunidades 53 millones, la SEP 100 millones, el ISSSTE 47 millones. Por su parte, el conjunto de las 32 entidades, cuyo presupuesto es vigilado por su respectivo Congreso, requiere 208 millones de pesos.

El logro de cubrir las necesidades de tratamiento a todas las personas que viven con VIH está en riesgo si la curva de infecciones no se detiene. De acuerdo con Helena Hofbauer y Gabriel Lara, en su texto Prioridades relegadas: el presupuesto para prevenir, atender y detener el VIH/sida, “es evidente que si no se redoblan los esfuerzos en prevención, México se aproximará irremediablemente a un punto en el cual no haya recursos suficientes para dar tratamiento y medicamentos a las personas que viven con VIH/sida. No se puede pretender aumentar indefinidamente los recursos para cubrir la demanda de antirretrovirales, sin llevar a cabo esfuerzos serios para contener la epidemia”.

El abismo entre los recursos destinados a atención y a prevención puede disminuirse con relativa facilidad, si consideramos que el presupuesto para VIH/sida representó 0.12 por ciento del total del PEF de 2002 (el dato más actualizado). En la Cuenta Pública de ese año se dispuso de 47 mil millones de pesos adicionales a lo presupuestado por parte de la Secretaría de Hacienda, instancia que los repartió entre Banobras y las secretarías de la Defensa Nacional, Relaciones Exteriores y Gobernación. Destinar los cien millones necesarios para una estrategia adecuada de prevención del VIH/sida, habría significado una milésima parte del presupuesto adicional destinado a cualquiera de esas dependencias.

El proyecto de presupuesto para 2006 está lejos de lo necesario en materia de prevención, sobre todo si tomamos en cuenta el rezago acumulado durante este sexenio en ese rubro. Una reordenación en el manejo de los recursos y un aumento gradual de los fondos destinados a prevención serán la diferencia entre cumplir las Metas del Milenio o rezagarse y enfrentar un aumento generalizado de la epidemia.