Usted está aquí: jueves 6 de octubre de 2005 Opinión Recursos petroleros, ¿gasto corriente o inversión?

Editorial

Recursos petroleros, ¿gasto corriente o inversión?

Los enredos del gobierno de Vicente Fox en materias tan importantes como el uso de los recursos petroleros están afectando al país, al ofrecer una imagen de desorden y falta de coordinación. El martes pasado, durante su comparencia ante la Comisión de Hacienda del Senado, el gobernador del Banco de México (BdeM), Guillermo Ortiz Martínez, aseguró que la administración foxista ha destinado 90 por ciento de los recursos extraordinarios obtenidos de la exportación petrolera de los pasados cinco años al gasto corriente. Un día después, el Presidente y el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Francisco Gil Díaz, desmintieron al gobernador del BdeM, generando incertidumbre entre los inversionistas.

Según Ortiz Martínez, en lo que va del sexenio México ha captado unos 32 mil millones de dólares, los cuales han elevado las reservas internacionales del país a unos 62 mil 836 millones de dólares. Algo de estos recursos, agregó, podría haberse empleado para liquidar parte de la deuda externa (unos 69 mil 681 millones) o pagar los pasivos contraídos por Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad con el sector privado para financiar la construcción de infraestructura, conocidos como Pidiregas, unos 38 mil 44 millones de dólares.

Estas afirmaciones fueron categóricamente rechazadas por el jefe del Ejecutivo, quien declaró que ese dinero se ha canalizado a la inversión productiva: "Ni un solo centavo del ingreso excedente del petróleo lleva como destino el gasto corriente o el recurrente, pues no volveremos a cometer los errores del pasado nunca más". En tanto, Gil Díaz, quiein también compareció ante el Senado, sostuvo que entre 50 y 70 por ciento de los excedentes petroleros se ha destinado al "ahorro e inversión". Según el funcionario, "21 mil millones y fracción se canalizaron a Pemex; 21 mil millones y fracción más para los estados; más alrededor de unos 10 mil millones, en partes iguales, para el Fondo de Estabilización y la amortización de deuda; 21 mil millones se usaron para financiar gasto no programable". Adicionalmente, otros 38 mil millones de pesos se entregaron "a las entidades de control directo y dependencias", lo que representa 77 por ciento de los ingresos petroleros extraordinarios. Gil Díaz ya no quiso desglosar el resto de esos recursos, provocando más dudas sobre este tema.

Esta divergencia entre el BdeM, por un lado, y el Ejecutivo y la SHCP, por el otro, resulta preocupante, pues genera interrogantes sobre el destino de esos recursos. Resulta inquietante que las autoridades socaven la credibilidad de un organismo tan importante como el banco central. Ante estas diferencias, cabe preguntarse a quién hay que creerle. La versión del Presidente implica que no hay motivo de preocupación. En contraste, si se confirman las declaraciones de Ortiz Martínez, ello revelaría que el país ha malgastado millonarios recursos que bien podrían haberse utilizado en sectores prioritarios, como la salud, la educación, el fortalecimiento del campo o el mejoramiento de la infraestructura productiva. O como sugirió el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Guillermo Prieto, "los ingresos extraordinarios deben ser ahorrados para cuando vengan los precios bajos", una afirmación que pone al descubierto la inquietud provocada entre el gran capital por la llamada de atención del BdeM.

En todo caso, los desmentidos de Fox y Gil Díaz dejan entrever que si efectivamente se dilapidaron decenas de millones de dólares en gasto corriente, no habrá una correción de rumbo, ya que ni siquiera el gobierno reconoce el problema, por lo que esta situación persistirá, en detrimento del país.

 
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