Reconocen las 3 décadas de lucha de Rosario Ibarra
Homenaje en la UNAM al Comité Eureka
Ampliar la imagen Rosario Ibarra de Piedra, en el acto realizado en el auditorio Ho Chi Minh. de la UNAM FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
En el auditorio Ho Chi Minh de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), El Colegio de Profesores, estudiantes y trabajadores develaron ayer una placa de reconocimiento a la lucha del Comité Eureka "por la presentación con vida de los desaparecidos de la guerra sucia". En la caremonia se reconocieron las tres décadas de lucha de Rosario Ibarra de Piedra, quien recibió una larga ovación de los asistentes al acto.
"Vivos los llevaron, vivos los queremos", coreó el auditorio para enmarcar la presentación de Rosario Ibarra de Piedra. Ahí, frente al auditorio, la fundadora del Comité Eureka confesó a los estudiantes: "me dio un vuelco el corazón al entrar a la universidad y recordar que aquí veníamos todas las tardes a hablar con los compañeros, íbamos salón por salón.
"Qué gusto me da regresar a la universidad. Al estar aquí, siento que estoy en aquella época, de cuando mi hijo era estudiante. Estuvimos los del comité no sólo aquí en la UNAM, fuimos al Politécnico, a la Universidad Autónoma de Chapingo, a la universidad en Monterrey, a hablar con los estudiantes, a pedirles que apoyaran nuestra lucha por la presentación con vida de los desaparecidos".
Junto con Raúl Alvarez Garín, del Comité 68, Rosario Ibarra dijo sentirse muy contenta de los avances que ha hecho en su lucha ese comité, que ha impulsado llevar a juicio al ex presidente Luis Echeverría Alvarez, y a otros funcionarios como Miguel Nazar Haro, Luis de la Barreda y a el ex secretario de Gobernación Mario Moya Palencia, entre otros.
Ellos han recurrido a las autoridades, a la fiscalía, a instancias internacionales. "Ellos van bien en su lucha. Nosotras no podemos decir que vamos bien. No le creemos al gobierno. Fuimos una vez a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y nos exigieron las actas de nacimientos de todos y cada uno de los desaparecidos para comprobar que sí existían. Eso era una infamia.
"No recurrimos a la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado porque ya presentíamos cómo iban a actuar", refirió Ibarra de Piedra.
En esa larga lucha, madres, esposas y hermanas de desaparecidos que tenían la esperanza de encontrar a sus familiares se han ido "y nos pidieron que siguiéramos en la lucha, que no abandonáramos la búsqueda de sus familiares. La mayoría de las doñas tenemos entre 70 y 80 años, pero no abandonaremos la lucha".
Ibarra de Piedra dijo a los universitarios: "nuestra lucha la iniciamos solas, una por una buscaba en oficinas de gobierno a sus desaparecidos. Nos aguantábamos para no llorar delante de los poderosos. Algunas veces de tanto ir y venir, las secretarias de los funcionarios que buscábamos, quizá por su amor de madres, nos decían: 'ayer vino también una señora de Guerrero. Luego, vino otra de Hermosillo, Sonora.' Así, nos fuimos enterando que muchas madres buscaban a sus familiares".
Así, manifestó al auditorio, fue como conocí a Celia Piedra. Aunque soy Rosario Ibarra de Piedra, ella no era nada mío. Vi su nombre en su desplegado y buscaba también a un familiar. La busqué, hasta que la encontré. Le hablé por teléfono y le pregunté si no era pariente de mi marido, y me dijo que no, 'yo soy de un pueblo donde hay más piedras que río. Pero si también tiene un hijo desaparecido, entonces eres mi hermana', me dijo. Nosotras, Celia y yo, hemos sido un colectivo del Comité Eureka que fundamos en 1997".
Antes, sostuvo Rosario Ibarra, "fundamos en 1979 el Frente Nacional Contra la Represión (FNCR). Estaba integrado por colonias populares, sindicatos como el de la Fundidora Monterrey, y de muchos otros estados, además de estudiantes. Hicimos una gran marcha, y a los pocos días uno de los desaparecidos fue dejado en libertad: Armando Gaytán Saldívar. Cuando lo dejaron libre lo primero que hizo fue ir a buscarme, y me dijo: '¿usted es Rosario Ibarra?, me soltaron, me tenían en el Campo Militar Número Uno'".
Previo a ello, ya en 1978, "habíamos arrancado al gobierno una ley de amnistía, que permitió el regreso al país de varios exiliados. Ya como FNCR recuperamos a varios desaparecidos. Hace poco iniciamos una campaña denominada Adopta un desaparecido. Unas estudiantes, jóvenes, al ver las tarjetas postales con los rostros de los desaparecidos, y al ver entre ellos a unos jóvenes guapos, les preguntamos cómo los querían adoptar, si como hermanos o compañeros; nos decían, 'no, como novios, son guapos'".
Un prolongado aplauso, seguido del grito de lucha del Comité Eureka: "Vivos los llevaron, vivos los queremos", culminó la develación de la placa de reconocimiento a la lucha de las madres y familiares de los desaparecidos de la guerra sucia.