El fenómeno es el primero que observan desde el ocurrido en abril de 1764
Asombro y júbilo causó ayer el eclipse anular de Sol entre los madrileños
Ampliar la imagen El eclipse tambi�fue apreciado en Portugal FOTO Ap Foto: Ap
Madrid, 3 de octubre. Con aplausos de asombro y júbilo, varias decenas de madrileños y algunos extranjeros, ataviados con gafas especiales, observaron la mañana del lunes en el Jardín Botánico de Madrid el eclipse anular de Sol, fenómeno que en España no se veía desde el siglo XVIII, y que podría mirarse hasta India.
Entre las 10:56 y las 11:01 horas locales, la Luna cubrió el Sol en 95 por ciento en una franja de unos 200 kilómetros de ancho que cruzó España de noroeste a sureste a lo largo de la línea imaginaria Vigo-Madrid-Denia.
España fue el país europeo donde mejor se pudo contemplar el eclipse, es decir, el encuentro perfectamente alineado entre la Luna y el Sol, que en la península ibérica no se veía desde el primero de abril de 1764 y en esta ocasión no pudo ser observado en América.
El primer contacto tangencial entre la Luna y el Sol se produjo a las 9:40 horas locales y se prolongó hasta las 12:24.
Exactamente a las 10:58 tuvo lugar el eclipse anular de Sol: la Luna se interpuso entre el astro rey y la Tierra, dejando escapar un haz de luz solar que tenía exactamente la formade un anillo.
"¡Qué bonito!", "¡Es un fenómeno precioso!" o un simple "¡ya está!", fueron algunas de las exclamaciones que acompañaron los aplausos de quienes siguieron el eclipse desde el Real Jardín Botánico; éste y el Planetario fueron los dos lugares públicos madrileños desde donde podría seguirse el fenómeno y donde se entregaban gafas gratis, imprescindibles para mirar este lunes hacia el Sol.
Un cielo azul despejado y una temperatura de 9 grados posibilitaron aún más que este extraño fenómeno, que en algunos casos causó la sensación física de náuseas o dolor de cabeza, pudiera ser observado en la capital.
Aunque paulatinamente el privilegiado cielo madrileño perdió su brillo y adoptó un color azul grisáceo y la temperatura bajó un poco más, no se produjo un crepúsculo en pleno día, como ocurrió el 11 de agosto de 1999 durante un eclipse total.
Un "eclipse anular prácticamente no influye en el clima", contrariamente a uno total, que puede provocar cambios bruscos de temperatura, aumento del ozono y hasta viento, explicó Rafael Rodrigo, coordinador de áreas físicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
A través de dos enormes telescopios Celetrom 8, instalados por el CSIC en uno de los paseos laterales del Jardín Botánico, el eclipse semejaba un cartón blanco sobre negro con forma de medialuna, pero visto mediante binoculares protegidos con un filtro el fenómeno era bastante impresionante y más "vivo", como una media luna amarilla que crecía y decrecía paulatinamente.
Sin embargo, seguramente muchísimos españoles se quedaron sin ver el eclipse para no arriesgar la vista, pues las autoridades no previeron distribución masiva y gratuita de anteojos especiales.
Portavoces del ministerio de Sanidad Español y de la comunidad autónoma de Madrid se mostraron sorprendidos al ser interrogados sobre si repartirían gafas gratis, como ocurrió en Francia en 1999.
"Es una vergüenza que no se hayan repartido 30 millones de gafas en España" para que todos observaran el eclipse, lamentó Magdalena Moreno, doctora en óptica que acudió al Jaardín Botánico, al igual que varias decenas de expertos y curiosos de todas las edades