El mundo se alista contra la supergripe
Por fin los políticos escuchan los gritos de alarma de los científicos y preparan una respuesta a una probable pandemia de influenza
Ampliar la imagen En un laboratorio de Bogor, Indonesia, se hacen pruebas para desarrollar la vacuna contra la gripe aviar. Cient�cos de Singapur ha desarrollado un equipo para detectar la infecci�or ese virus en aves de corral en unas cuatro horas FOTO Reuters Foto: Reuters
Ampliar la imagen Ampolla que contiene la vacuna contra la gripe aviar. En Hungr�se desarroll�prob� vacuna en septiembre pasado FOTO Reuters Foto: Reuters
Es difícil imaginar que los dolores y malestares que la mayoría de la gente conoce como gripe podrían mutar en una supergripe capaz de matar decenas de millones de personas en el plazo de dos años. Pero, si la supergripe golpea -como lo ha hecho tres veces en el último siglo-, eso es lo que podría suceder.
En la pandemia global de gripe de 1918 murieron de 25 a 50 millones de personas. Muchos científicos creen que es inevitable que ocurra pronto otra.
Estas preocupaciones podrían ser sólo otra inquietud secundaria, si no fuera porque actualmente hay una cepa de gripe aviar, en extensa circulación, ante la cual los seres humanos no tienen ninguna inmunidad natural. Hasta ahora esta cepa ha matado a más de 60 personas, cerca de la mitad del número de infectadas. Se han observado ya pequeños focos de transmisión de humano a humano, y a los funcionarios de salud les preocupa que la extensa dimensión geográfica de la gripe aviar signifique que la interrogante no es si surgirá una cepa que se transmita con facilidad entre humanos, sino cuándo.
Al fin los científicos preocupados han logrado atrapar la atención de los políticos. La semana pasada, en la Asamblea General de Naciones Unidas, George Bush anunció una nueva sociedad internacional para atender la gripe aviar y la pandemia de influenza. Los ministros de salud del mundo se reunirán en Canadá, el mes próximo, para hablar sobre la manera de reunir recursos, aumentar la vigilancia y mejorar la capacidad de respuesta y ataque a un brote. La Organización Mundial de la Salud (OMS) desea que más gobiernos formulen planes de contingencia (hasta ahora sólo 40 los tienen) y se pongan de acuerdo en cómo coordinar sus respuestas.
Una preocupación primordial es la escasez de la vacuna contra la influenza. Aunque la nueva reserva global de fármacos antivirales de la OMS es una buena primera línea de defensa, la única forma segura de proteger a miles de millones de personas contra la súper gripe es vacunarlas. Pocas personas tendrían inmunidad natural.
Al mismo tiempo, la producción de la vacuna podría llevarse seis meses, contados a partir de la aparición de la primera cepa de supergripe. En ese tiempo sería probable que gran cantidad de personas murieran. Los fármacos antivirales enviados al lugar de un brote tardarían un mes en distribuirse. Pero, a la par de ese retraso, el mundo lamentablemente no está preparado para una pandemia. Su capacidad total de producción es de sólo 300 millones de inyecciones al año (cada una con 15 microgramos del ingrediente activo conocido como antígeno). Sin embargo, en el caso de la supergripe, miles de millones de personas necesitarían ser vacunadas y podrían requerir dos inyecciones en dosis más altas.
Mientras la mayoría de las personas sólo necesitan una inyección de vacuna contra la varicela o el sarampión para tener inmunidad permanente, la gripe es diferente. La vacuna debe producirse cada año desde cero porque cada año el virus de la gripe cambia.
Las vacunas son complicadas de fabricar y propensas a sufrir problemas de producción. Para elaborar una vacuna contra la gripe se debe cultivar el virus en huevos fertilizados de pollo, sin permitir el crecimiento de cualquier otro organismo que pudiera contaminarlo. Los huevos se deben producir de manera especial para garantizar la salud de las gallinas y la higiene de la fuente.
Depender de los huevos es el paso limitante en la producción de la vacuna contra la gripe. Los huevos se llevan semanas en crecer. Luego se extrae el virus de las células que ha atacado y se inactiva. Cuando el virus se inyecta en un sujeto, estimula una reacción inmune en forma de anticuerpos, que protegen a esa persona contra la versión viva del virus verdadero.
La mayoría de las vacunas contra la gripe se producen en nueve países: Australia, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Holanda y Estados Unidos. Europa produce 70% de las vacunas. Los productores europeos están preocupados. Sin acuerdos internacionales, afirman que hay un alto riesgo de que los suministros de vacunas sean inadecuados, no equitativos y se retrasen. Entre los funcionarios de salud pública y los fabricantes de vacunas existe la presunción de que, durante un brote, los países que cuentan con instalaciones para producirla declararían emergencia nacional y limitarían o prohibirían la exportación a otros países. Eso puede ser benéfico para la gente que vive en los nueve países de la lista, pero dejaría al resto del mundo sin vacunas.
Luc Hessel es el director de relaciones públicas de Sanofi Pasteur, fabricante de vacunas en Francia, y está a cargo también de la atención a la pandemia de influenza en la asociación de Fabricantes Europeos de Vacunas. Hessel dice que la carrera para detener la siguiente cepa de influenza es "tanto una competencia de velocidad como un maratón".
En fechas recientes, la expansión de la gripe aviar ha forzado a meter velocidad estratégica a dicha carrera. Los Institutos Nacionales de Salud de EU pagaron a Sanofi Pasteur y Chiron, fabricante con sede en Emeryville, California, por hacer prototipos de vacunas contra el H5N1, la actual cepa de la gripe aviar. Si la supergripe brotara de esta gripe aviar, la esperanza es que estas vacunas conferirán suficiente resistencia contra la nueva cepa para salvar vidas. Y contar con un prototipo o una vacuna pre aprobada apresuraría el proceso de aprobación farmacéutica. En Europa no hay forma visible de financiar tal trabajo de desarrollo a corto plazo. El doctor Hessel dice que la asociación de la industria de las vacunas está en "estrecho contacto" con la Comisión Europea para llenar este vacío evidente.
El trabajo estadunidense ha producido ya algunos resultados importantes. Se ha desarrollado una vacuna, y las autoridades han solicitado pequeñas cantidades para proteger a algunos trabajadores de sanidad. Sin embargo, se ha descubierto que se necesitan grandes cantidades de antígeno (el ingrediente activo) para oponer resistencia. Para efectos de protección son necesarias dos inyecciones de 90 microgramos. En este nivel de concentración, EU podría proteger solamente a 5% de su población.
Una solución novedosa a este problema proviene de laboratorios europeos. Rino Rappuoli, científico en jefe de Chiron, es uno de los que buscan una forma de producir vacunas protectoras en dosis bajas, administrando la inyección junto con una sustancia llamada coadyuvante. Esta sustancia hace que la vacuna se quede en el sitio donde se ha inyectado y cause una inmunorrespuesta aumentada. El doctor Rappuoli dice que si se utiliza un coadyuvante la mitad de la dosis normal contra la gripe podría funcionar, así que esta técnica se podría utilizar para duplicar la capacidad mundial de producir una vacuna contra la supergripe.
También parece que los coadyuvantes estimulan una inmunidad más duradera. En un trabajo publicado a principios de este año en el Diario de enfermedades infecciosas, el grupo del doctor Rappuoli examinó muestras de personas participantes en un estudio de vacuna después del brote de gripe aviar en Hong-Kong, en 1997. Encontraron que las personas que hace años habían recibido una vacuna con un coadyuvante siguen siendo inmunes, de manera notable, a la actual cepa de gripe aviar que circula.
El paso siguiente es probar una vacuna contra el H5N1, la cepa actual de gripe aviar, con un coadyuvante. John Treanor, profesor de medicina en la Universidad de Rochester, dice que hay tres candidatos para servir de coadyuvantes. Dos son productos patentados (propiedad de Chiron y GlaxoSmithKline) y, en consecuencia, menos atractivos. El otro es la alúmina, una sal que contiene aluminio. Se ha utilizado extensamente en vacunas, aunque no en vacunas contra la gripe, así que es necesario trabajar en su desarrollo.
A pesar de la promesa de los coadyuvantes, hay aún algunos obstáculos. Pueden causar reacciones benignas en ciertos órganos y sólo en 20 países se permite usarlos en vacunas contra la gripe, entre ellos Italia, donde se encuentra Rappuoli y donde Chiron ha tratado a 18 millones de personas con vacunas con coadyuvantes. Sin embargo, dadas sus ventajas sustanciales, conseguir la aprobación de los coadyuvantes es cuestión de urgencia.
Otras ideas bajo escrutinio se refieren a utilizar menos vacuna en la etapa de la inyección, y aplicar en diversos sitios, como la piel, para estimular una mayor reacción. Pero Klaus Stohr, que dirige el Programa Global contra la Gripe de la OMS, se obstina en que el único medio seguro de descifrar los enigmas de la influenza pandémica es que los gobiernos proporcionen un ambiente mejor para el desarrollo de la vacuna contra la gripe e incrementen la aplicación de vacunas estacionales. Con esto, el funcionario quiere decir que los gobiernos necesitan adquirir todas las vacunas estacionales que las instituciones nacionales de salud digan que podrían ser necesarias.
También ayudaría que los gobiernos den a los fabricantes una certeza a largo plazo sobre la cantidad de vacunas que planean comprar cada año. Canadá, por ejemplo, firmó recientemente un acuerdo de 10 años con un fabricante para el suministro de vacunas estacionales; el país también paga una "cuota de preparación pandémica" anual, la cual estipula que la compañía tiene la capacidad de producir 8 millones de dosis de la vacuna por mes durante cuatro meses.
A largo plazo habrá más opciones. Las vacunas contra la gripe podrían ser desarrolladas en una tina de células en vez de hacerlo laboriosamente en huevos, lo cual facilitaría producirlas en volumen. Y los nuevos enfoques que están hoy en el pizarrón pueden significar que, algún día, ni la gripe ni la supergripe sean un problema. Algunas personas trabajan en una vacuna universal, una inyección que se administre una sola vez y funcione para siempre contra toda clase de gripe. Otras intentan desarrollar un fármaco inhalado que recubra las células de los pulmones y evite el acceso del virus. Pero ése es el trabajo de los maratonistas de la gripe. Antes de que ellos lleguen a la meta, es probable que se requiera de los velocistas.
FUENTE: EIU