Celebra sus 80 años con un disco en el que toca junto a Clapton, Elton John y Van Morrison

"Nunca puedo parar; soy un cantante de blues": B. B. King

"Sólo tuve tres meses de vacaciones en 60 años", recuerda el ganador de 13 premios Grammy

Sobre el rap, el autor de The thrill is gone afirmó que "cada generación trae consigo a su gente"

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Atlantic City, EU, 1 de octubre. Ahora que es un amado icono musical, ha cumplido 80 años y ha sido adoptado tanto por negros como por blancos, es difícil entender que B. B. King proviene de un tiempo en el cual había dos Américas.

Antes de ganar 13 premios Grammy, de formar parte del Salón de la Fama del Rock & Roll, de los honores del Centro Kennedy, de los clubes nocturnos, antes inclusive de tomar una guitarra, este cantante de blues recogió algodón, condujo tractores y cortó madera. Nunca terminó la escuela secundaria. Pese a toda la fama, los galardones mundiales y los récords junto a reyes del rock como Eric Clapton y Bono, nunca se ha olvidado de cómo fue crecer en el sur segregado, donde recientemente fue inaugurado el museo B.B. King en Indianola, Mississippi, cerca de su lugar de nacimiento, en una plantación.

"Pasamos tiempos duros", recuerda King, quien cumplió 80 años en septiembre. "Déjame contarte esto: si no hubiéramos tenido buenos amigos blancos cuando crecíamos en esa época, hoy no habría negros en Mississippi. En esos tiempos, un blanco podía matarte cuando quisiera y nunca nada sería hecho al respecto.

"Había, sin embargo, muchos blancos que no creían en eso y que no lo permitían. Tuve suerte", agregó.

Desde su autobús de giras, previo al espectáculo House of Blues (La Casa del Blues) en Atlantic City, King habló en una entrevista sobre la vida en la ruta, sus 30 nietos y siete bisnietos, de su amor por volar, por la naturaleza y por las películas de vaqueros.

Pero por sobre todas las cosas, habló sobre blues, esa música, que como King mismo, surgió del sufrimiento y las penurias del trabajo de la plantación.

"El blues es la vida como la vivimos en el pasado, la vida como la estamos viviendo hoy día y la vida como creo que la vamos a vivir mañana. Porque para mí tiene que ver con gente, lugares y cosas", dijo.

"Este viejo autobús está bien ahora, pero no hay forma de predecir cómo será en 10 años; ocurre lo mismo con el blues", agregó.

Beethoven y Brahms

-Considerando que la mayoría de sus espectadores son blancos hijos del "baby-boom" y que los jóvenes negros le han dado la espalda al blues en favor del rap, ¿se ha tornado irrelevante la música hoy día?

-No creo que sea lo mismo que era ni que alguna vez será, porque cada generación trae consigo a su gente. Piénsalo de esta forma: Beethoven y Brahms y todos esos; la música no cambió, la gente sí. Pero uno todavía la escucha y sigue siendo buena. Yo pienso en el blues de la misma manera.

Sobre su agenda de más de 300 días al año de gira, King dijo: "Sólo tuve tres meses de vacaciones en 60 años. No tuve tanta suerte como algunos de los músicos de rock. Muchos de ellos salen de gira por tres, o cuatro meses y después paran por dos o tres años. Nunca pude hacer eso, soy un cantante de blues.

"Cantantes de blues, músicos de blues; nosotros no fuimos populares", dice King, hoy día afligido por la diabetes que lo hace tener que permanecer sentado en el escenario con su guitarra Lucille sobre sus piernas.
Pero es obvio que King, quien tuvo un gran éxito en 1970 con The thrill is gone (La emoción ha pasado) todavía siente la emoción al tocar.

-A los 80 años, ¿nunca piensa en jubilarse?

-No podría darme el lujo de hacerlo -dice King riéndose. Tengo mis días libres, pero como no nos dan tiempo de aire como a otros estilos de música, a una temprana edad aprendí que a menos que yo le llevara la música a la gente, seguro es que no le llegaría por aire.

Sobrevivirás

Vuelve a la plantación en Itta Bena, Mississippi, donde nació el 16 de septiembre de 1925. "Nunca pensé que llegaría a los 80 años; llegar a los 50 incluso parecía como llegar a ser muy viejo, porque allí en el campo donde crecí no teníamos los remedios, los doctores, los hospitales que la gente en la ciudad tiene", dijo.

King dice que conducía desde los 13 años.

"Manejaba camiones, tractores. Recogía algodón, araba con mulas. Hacía la mayoría de las cosas que la gente hace en las plantaciones, tu trabajo nunca acaba. Uno sobrevive."

Y sobrevivir es lo que ha hecho, para convertirse, probablemente, en el último de los grandes del blues después de las muertes de dos de sus contemporarios de Mississippi, R.L. Burnside, este mes, y John Lee Hooker en 2001.

La oportunidad la tuvo después de la guerra, cuando King hizo auto stop hasta Memphis y consiguió trabajo como diyei en la estación de radio WDIA. Luego grabó con el legendario Sam Phillips, quien tiempo después fundó Sun Records.

Fue en Memphis donde Riley King ganó el apodo The Beale Street Blues Boy (El niño blusero de la calle Beale), el cual fue acortado a sólo Blues Boy (Niño blusero), y luego B.B.

El primer disco de King fue editado por el sello Bullet de Nashville y, como un buen profesional de la música, recuerda los temas.

"Había cuatro lados. Yo estaba casado para ese entonces, así que uno se llamaba Miss Martha King, el segundo era How do you feel when your baby packs up to go (¿Cómo te sientes cuando tu chica hace las valijas y se va?), el tercero era Take a swing with me (Entra en el swing conmigo) y el cuarto I've got the blues (Estoy triste)."

Cientos de discos más tarde, la carrera de King es celebrada por Virgin con un disco doble de sus primeros éxitos y en Geffen/Universal con B.B. King and Friends-80, en el cual toca junto a Clapton, Van Morrison, Mark Knopfler, Elton John y Sheryl Crow.