Rejuvenecida, la Compañía Nacional de Danza refrenda sus cualidades técnicas
Fallas logísticas marcan inicio de temporada de El lago de los cisnes
Convertida en una suerte de tradición popular, la obra asume los riesgos de la folclorización
Ampliar la imagen En el escenario natural de la isleta del lago del viejo bosque de Chapultepec, la Compa�Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes ofrecer�asta el 30 de octubre 23 funciones, que se realizar�de mi�oles a domingo. La compa�presenta el espect�lo desde 1977 FOTO Roberto Garc�Ort� Foto: Roberto Garc�Ort�
La noche de este sábado se inauguró de manera oficial la nueva temporada del que tal vez sea el ballet clásico más famoso del mundo, El lago de los cisnes, y con ello se refrendaron las cualidades de una coreografía que en casi tres décadas se ha convertido en una especie de tradición popular mexicana capitalina.
Con los asumidos riesgos de folclorización que toda popularización puede traer en cualquier parte del mundo, esta vez la Compañía Nacional de Danza (CND) del Instituto Nacional de Bellas Artes ofrecerá hasta el 30 de octubre 23 funciones, que se realizarán como desde 1977 en el escenario natural de la isleta del lago del viejo bosque de Chapultepec, de miércoles a domingo.
Pero el arranque de la nueva temporada de los avatares amorosos del príncipe Sigfrido y la bella Odette embrujada como cisne blanco, que en los hechos fue la noche del viernes en la forma de un "ensayo general", no estuvo exento de irregularidades, por fortuna de logística y no de cualidades técnicas del cuerpo de baile de la CND, renovada con varios jóvenes.
Aparte de la lentitud para organizar el estacionamiento de decenas de autos, la oscuridad de bosque nocturno durante el trayecto que hace el público -en su mayoría familias con muchos niños- hasta la orilla del lago y los sanitarios cerrados, la peor falla es la imposibilidad de apreciar la primera escena desde las gradas traseras, donde se ubican los espectadores de más escasos recursos.
Sucede que esa escena, en la que baila la corte y se le plantea a Sigfrido que deberá escoger una pareja, se realiza en la plataforma de la izquierda, en la cual, desde las gradas, sólo pueden verse algunos destellos de luces y trajes fastuosos debido a las ramas de varios árboles.
"Mamá, no veo nada", se quejaba una niña, mientras la señora la animaba a esperar el arribo del príncipe y sus amigos cazadores al escenario central, donde además aparecerían Odette y su corte de damas también embrujadas como cisnes blancos.
Muchos adultos de las gradas se mostraron molestos, pues sus pequeños no sólo no podían disfrutar de los trajes, las coreografías y la iluminación, sino de algunos caballos y jinetes medievales que deambulaban entre los árboles.
La molestia se acentuó quizá porque en la parte baja, de mayor visibilidad y acondicionada con sillas, quedó sin ocupar durante toda la función una amplia zona con decenas de lugares.
Un reto de coreografía
Por fortuna, la música grabada de Tchaikovsky y la voz y tono cursilón del narrador, también grabados y que quizá deberían actualizarse, se escuchan de manera aceptable y permiten seguir en las dos plataformas centrales la historia de Sigfrido, Odette y Odile, el hermoso cisne negro que tentará al príncipe a incumplir su promesa de amor verdadero.
En la plataforma de la derecha aparece el brujo Von Rothbart, con un vestuario de alas oscuras brillantes y quien sorprenderá sobre todo a los niños con efectos de luces y explosiones.
Esta 29 temporada de El lago de los cisnes cuenta con escenografía renovada, la iluminación necesaria y diversas barcas en forma de dragones y aves blancas que navegan las aguas de Chapultepec.
"Para nosotros es muy importante esta nueva edición porque en los roles principales intervendrán nuevos bailarines", ha dicho Dariusz Blajer, director de la agrupación, y agregó que debido a que se realiza en un espacio abierto, se convierte en "un ballet muy difícil para los solistas y cuerpo de baile".
Así, estrenada sin éxito en el Teatro Bolshoi de Moscú en 1877 y restrenada con gran tino en el Teatro Marinsky de San Petersburgo en 1895, tras la nueva coreografía de Lev Ivanov y Marius Petipa, la popular versión mexicana de El lago de los cisnes promete tomar vuelo poco a poco durante este octubre de 2005.