Usted está aquí: miércoles 21 de septiembre de 2005 Ciencias Recibe Mario Alberto Rodríguez el Premio Doctor Jorge Rosenkranz

El investigador del IPN ha hecho aportes para erradicar la oncocercosis del país

Recibe Mario Alberto Rodríguez el Premio Doctor Jorge Rosenkranz

Sus estudios rindieron frutos a partir del desarrollo de métodos de biología molecular, mediante los cuales se detectó el ADN del parásito Onchocerca volvulus, explica en entrevista

ELIZABETH VELASCO C.

El científico Mario Alberto Rodríguez Pérez, del Centro de Biotecnología Genómica (CBG) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), obtuvo el Premio de Investigación Médica Doctor Jorge Rosenkranz Roche Syntex 2005, uno de los más importantes a escala mundial, por los nuevos conocimientos que sus investigaciones aportan para erradicar la oncocercosis.

Ese padecimiento es la segunda causa de ceguera de origen infeccioso en el mundo y en México afecta a cerca de 200 mil personas, principalmente indígenas de los estados de Oaxaca y Chiapas.

En entrevista con La Jornada, el científico detalló que las investigaciones iniciadas en 1990 rindieron frutos a partir del desarrollo de métodos de biología molecular, mediante los cuales se detectó el ADN del parásito Onchocerca volvulus que se hospeda en la "mosca negra" y las conocidas como "alazana, del café y rodadora", entre cientos de especies que habitan regiones selváticas y tropicales productoras de café de América y Africa.

Efectos

El parásito, al año de haber ingresado al organismo humano como gusano en forma de filamentos, provoca en la piel comezón intensa, decoloración, dermatitis severa, erupciones cutáneas (nódulos) y, en los casos más severos, pérdida de la visión.

En América Latina, México había sido considerado uno de los países con mayor incidencia del padecimiento, seguido de Guatemala, Colombia, Ecuador, Venezuela y Brasil. En Africa se estima que alrededor de 18 millones de personas están infectadas, la mayoría en estado terminal de la enfermedad que produce ceguera.

En nuestro país, a partir de los avances de la investigación, "desde hace 15 años ya no hay casos de ceguera. Inclusive, el programa está a punto de lograr la interrupción de la transmisión (del parásito) en todas las localidades" del sureste mexicano.

De continuar los avances de la investigación, dice Rodríguez Pérez, es viable el desarrollo de una vacuna o un medicamento que erradique el parásito, ya que el gusano que lo incuba tiene un promedio de vida en el organismo humano de 15 años.

"Estamos trabajando con la Facultad de Medicina de Nuevo León, que tiene colaboración con una universidad de Houston en biología molecular, para saber qué genes se encienden y apagan en los individuos infectados, y cuáles presentan mayor resistencia a la infección. Con estos resultados ya tenemos 50 por ciento del camino recorrido, y somos ejemplo para todos los latinoamericanos".

En la investigación, refiere el científico, "desarrollamos métodos muy rigurosos de biología molecular para detectar el ADN del parásito en las moscas transmisoras.

"Para ello se hizo un monitoreo en 2000, y otro en 2005, muy extensivo e intensivo, porque se colectaron 130 mil mosquitas transmisoras y se trasladaron al laboratorio de Reynosa para detectar cuántas tenían el ADN del parásito."

Simultáneamente se suministró a los enfermos un medicamento denominado mectizan, donado por un laboratorio internacional, por medio del cual los infectados arrojan los parásitos de la oncocercosis e intestinales, además de que los alivia contra la sarna, piojos y otros ácaros.

"Existe la esperanza de que si la carga de los microorganismos en la piel se reduce por el tratamiento con ese fármaco a un nivel que esté por debajo del mantenimiento de la transmisión, el contagio pueda ser interrumpido y, por ende, la infección eliminada a la larga". Por ello, dijo, a la fecha se continúa suministrando ese medicamente dos veces al año.

Logros

Los resultados son alentadores. "Con los métodos de biología molecular, matemáticos y estadísticos ya se logró precertificar que hay una eliminación de la transmisión de la infección en casi 40 por ciento de las áreas endémicas", en tanto "ya está prácticamente bloqueada en la mayoría de las 13 comunidades rurales del sur del país; si aceleramos el ritmo de eliminación, en siete años México puede ser declarado como libre de esta enfermedad por la Organización Mundial de la Salud", destacó.

En las investigaciones, Rodríguez Pérez dirigió a un grupo de científicos integrado por Hugo Barrera Saldaña, de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Alfredo Domínguez Vázquez, del Instituto de Salud de Chiapas; Ramón Segura Arenas, del Programa de Oncocercosis de Oaxaca, y Cristian Lizarazo Ortega, del Centro de Biotecnología Genómica del IPN, ubicado en Reynosa, Tamaulipas.

Además del financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que en ese lapso ha aportado tres millones de pesos, se contó con el apoyo de becarios de posgrado y de la Universidad de Alabama que otorgó reactivos y estudios de muestras para validar la calidad de los resultados de biología molecular.

Esta investigación coloca a México a la vanguardia en América Latina y el mundo, por lo cual ya se planea extrapolar los modelos de investigación a esa región y probablemente a Africa.

 
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