Usted está aquí: miércoles 21 de septiembre de 2005 Opinión Dilemas sobre bioética*

Arnoldo Kraus/ III y última

Dilemas sobre bioética*

Para que la investigación en células troncales siga el camino más "justo posible" es fundamental establecer prioridades, entre las cuales sobresale la de la justicia distributiva. Discusión imprescindible en la construcción de un edificio ético es intentar equilibrar educación e investigación. En el tema de las células troncales esa afirmación es, sin duda, válida.

Séptimo escenario

¿Deben los médicos y los investigadores médicos tener conocimiento de algunos conceptos filosóficos? Hace algunos años la revista New Yorker me recordó, por medio de una caricatura, una muy vieja idea que sustentaba que los médicos debían estudiar junto con su profesión materias relacionadas con la filosofía.

La caricatura mostraba un viejo frasco, de esos que adornaban las antiguas y bellas farmacias donde las repisas contenían un sinfín de botellas llenas de tabletas o jarabes. El frasco en cuestión tenía pegada la leyenda Rx, cuyo origen y significado son difíciles de precisar. No hay médico en el mundo que no inscriba esas letras al principio de la receta; la mayoría piensa que Rx significa "que actúen los medicamentos", mientras que otros dicen que Rx implica "que Dios quiera".

El bello frasco del New Yorker no contenía pastillas, sino libros en cuyos lomos se leía: Kant, Marx, Platón, Schopenhauer, Aristóteles. El mensaje de la pócima filosófica estaba dirigido tanto a médicos como a pacientes. Pienso que el caricaturista nos quería decir que es tan importante comprender el problema íntimo y humano de las enfermedades y de los pacientes como el que encierra la prescripción de los fármacos. Es decir, Rx debe sumar ciencia, filosofía y humanismo.

Algo similar sucedía en el antiguo imperio romano como explica la siguiente historia. Aproximadamente en el año 170 de nuestra era Galeno de Pergamo fue convocado para atender al emperador Marco Aurelio en el palacio imperial. El médico de la corte había diagnosticado "un brote de fiebre". Galeno, después de palpar el pulso del emperador, aseveró que el problema sólo era indigestión. Impresionado, el monarca declaró: "Galeno es el mejor entre los doctores y el único filósofo".

Aunque es difícil asegurar si esa anécdota es o no cierta, es incontrovertible que Galeno dedicó un ensayo completo a explicar que "el mejor doctor es también filósofo" (debo aclarar que mucho de lo que significaba filosofía en esa época abarcaba diversas actividades de tipo intelectual, incluyendo algunas de lo que ahora denominamos ciencia).

A vuelapluma parecería que las dos anécdotas previas tienen poco o nada que ver con la investigación en células troncales. No es así. Bueno sería que existiese una especie de algoritmo, que parta de las necesidades existenciales y físicas del individuo y que se concatene con lo que se pretende investigar y, de ser posible, con lo que más le conviene a la especie humana en general, y al ser humano en particular.

Octavo escenario

Problema insoslayable es el de los embriones sobrantes y los enfrentamientos entre grupos religiosos y científicos, cuyas discusiones se convierten en verdaderas diatribas irresolubles tanto por su sabor ionesciano como por sus ingredientes kafkianos. Bien ilustra ese lenguaje el caso de Estados Unidos. Insignes personajes como los señores Bush y Ashcroft han expresado sus opiniones dotadas de tufos fundamentalistas en contra del uso de los embriones, a pesar de lo que hacen en Irak y Afganistán y a la luz de su complicidad con las torturas que ejercen sus médicos en Guantánamo o en las cárceles de Irak.

Se estima que en Estados Unidos hay 400 mil embriones congelados cuyo uso primario es para fertilización in vitro. Algunos investigadores de células troncales han querido negociar con las clínicas dedicadas a fertilización in vitro para conseguir esos embriones, y de los cuales podrían derivar líneas de células troncales. Sin embargo, las reglas son claras y estipulan que las donadoras de embriones no pueden recibir dinero. Este embrollo podría semejar un cuadrado donde no hay ni entrada ni salida, cuyos ángulos estarían representados por fundamentalismos religiosos, intereses económicos, intereses científicos y la ética que rodea el estatus del embrión. Menudo problema.

Son tres las preguntas que emergen de las líneas previas: ¿qué debe y que puede hacerse con los embriones remanentes?, ¿qué hacer con las recomendaciones de la Comisión Warnock -Inglaterra, 1984-, donde se subraya que los blastocistos no deben mantenerse en cultivo por más de 14 días? y, finalmente, la pregunta más obvia, pero imposible de contestar: ¿hasta dónde llegarán los enfrentamientos entre científicos y religiosos?

A propósito de estas preguntas no sobra recordar que en Estados Unidos han asesinado a médicos por practicar abortos, que Jack Kevorkian se encuentra encarcelado y que en muchos países africanos los "voluntarios" firman su anuencia para participar en protocolos de investigación en idiomas que no entienden.

La investigación en células troncales debería contraer una especie de maridaje ideal con la ética. De ser posible un contrato no escrito, pero real, como el que sucede entre los amantes, donde ambas partes se escuchan y donde ambas ceden. A pesar de que la anatomía no es ética y que la ética no sabe de células, es menester, en estos tiempos en que la ciencia crece sin cesar, realizar una especie de disección ética a las preguntas previas, donde razón, justicia y sabiduría sean el leitmotiv.

Esa disección podría responder a lo que para mí es la cuestión fundamental al hablar de células troncales y ética: ¿cuáles deberán ser los principios éticos básicos y los conceptos mínimos de justicia, que guíen las políticas públicas y los intereses de las personas cuando se habla de cualquier tipo de manipulación genética?

Sin duda hay muchos otros escenarios. Para finalizar, me recargo en ese maravilloso pretexto que dice "me detengo por la falta de tiempo", cuyo significado real -no nos hagamos guajes- implica que el ponente ya no tiene nada que decir.

* Fragmentos del texto Controversias sobre células troncales , discutido el 25 de agosto en el Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, durante el coloquio internacional Dilemas sobre Bioética

 
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