Autoridades federales piden al alcalde de Nueva Orleáns atrasar el retorno a la ciudad
Critica Clinton la apatía de Bush ante la catástrofe provocada por Katrina
Ampliar la imagen Prosiguen las labores para drenar Nueva Orle�, inundada por el paso de Katrina FOTO Ap Foto: Ap
Washington, 18 de septiembre. Al romper con la tradición de los ex presidentes de Estados Unidos de guardar silencio sobre su sucesor, Bill Clinton criticó en forma abierta a George W. Bush por la guerra en Irak, el manejo de la catástrofe causada por Katrina y el enorme déficit presupuestario de Estados Unidos, mientras en Nueva Orleáns las autoridades federales hicieron un llamado al alcalde de esa ciudad, Ray Nagin, para "enlentecer" el regreso de la población a la zona devastada por el huracán.
En una entrevista con ABC This Week, Clinton responsabilizó a las autoridades de no haber logrado evacuar Nueva Orleáns antes del golpe del huracán, el 29 de agosto.
Las personas con autos pudieron atender la orden de evacuación, pero muchos pobres, minusválidos y ancianos fueron dejados atrás, por lo que "deberíamos haber tenido una multitud de autobuses formados para sacarlos de ahí", señaló Clinton.
Aceptó que las autoridades locales y estatales tuvieron alguna responsabilidad, pero apuntó, sin mencionarlo, hacia Michael Brown, ex director de la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA), quien renunció en respuesta a las críticas por el desastre de Katrina, y fue considerado como una designación política sin experiencia en administración de desastres o trato con funcionarios del gobierno.
"Cuando James Lee Witt dirigía la FEMA siempre actuaba a tiempo debido a que había sido a la vez funcionario local y federal, y siempre pensamos en eso", expresó Clinton al referirse al jefe de esa agencia durante su gobierno (de 1993 a 2001).
Sobre el presupuesto, Clinton advirtió que el déficit federal podría volverse insostenible, debido a las guerras en el extranjero, el programa de recuperación por Katrina y el recorte de impuestos que beneficia al uno por ciento más rico de la población, incluido él mismo.
"Cada día del año nuestro gobierno va al mercado y solicita préstamos a otros países para financiar Irak, Afganistán, Katrina y nuestros recortes fiscales", señaló. "Dependemos ante todo de Japón, China, Gran Bretaña, Arabia Saudita y Corea. No creo que tenga ningún sentido."
En cuanto a la devastación provocada por Katrina, la cifra de muertos subió hoy a 883, con 646 en Luisiana, 218 en Mississippi y los 19 sumados de Florida, Alabama, Georgia y Tennessee.
Mientras, autoridades federales y locales siguen sin ponerse de acuerdo sobre si Nueva Orleáns está preparada para el retorno de los residentes.
El jefe de las operaciones federales de emergencia en la ciudad, Thad Allen, hizo un llamado al alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, para retrasar el regreso de la población, programada para el lunes, porque el área aún no es segura. El retorno debería ser "más lento y adoptar un ritmo moderado", explicó Allen a la cadena Fox.
Allen declaró que no hay servicios de agua potable, alcantarillado ni electricidad, y que en las aguas estancadas existen cantidades significativas de Escherichia coli, bacteria que causa diarrea. También se halló ese microorganismo y combustible en altos porcentajes en los sedimentos que cubren casas y calles donde el agua ha cedido.
Advirtió: "los diques que protegen la ciudad se han debilitado tanto que, si conducimos a una gran cantidad de gente a Nueva Orleáns, necesitamos un plan de evacuación, ¿y cómo vamos a hacer eso?"
En declaraciones a la cadena CNN, Allen dijo que esos diques podrían estar completamente reparados para junio del año que viene.
Allen se reunirá este lunes con el alcalde Nagin para determinar si los planes de regreso son realistas. El proyecto de Nagin, hecho público el jueves, considera el retorno, por etapas, de 180 mil residentes a las zonas menos golpeadas de Nueva Orleáns.
Sin embargo, más de un tercio de la ciudad se encuentra inundada, mientras que continúa la búsqueda de cuerpos.
Sólo un hospital se encuentra en funcionamiento y ninguna estación de servicio está abierta, por lo que es necesario recorrer decenas de kilómetros hasta el aeropuerto internacional para conseguir combustible.
La circulación de automóviles sigue siendo problemática, ya que los semáforos no funcionan en la parte oeste de la ciudad y tampoco hay alumbrado público.
No funcionan la red telefónica ni el número de emergencias, por lo que los habitantes no podrían ser llamados a abandonar rápidamente la ciudad en caso de otro fenómeno climático.
La dimensión de la destrucción es tal, que muchos de los vecinos que regresan a sus hogares o pretenden rehabilitar sus negocios están conmocionados.