Cada una de las dos principales fuerzas del país obtiene 222 escaños, según conteos
Empate en comicios de Alemania atasca la designación de canciller
El resultado es una debacle para Angela Merkel, candidata conservadora, considera la prensa
"Me siento confirmado para seguir al frente de un gobierno estable", dice Gerhard Schroeder
Berlin, 18 de septiembre. Las cosas no podían haber sido más complicadas: en Alemania todavía no hay nuevo canciller porque los primeros resultados oficiales de las elecciones legislativas arrojaron un empate entre las dos grandes fuerzas políticas del país.
Las proyecciones sobre los datos inicialmente difundidos por las autoridades muestran que las alianzas encabezadas por socialdemócratas y democristianos consiguieron igual número de escaños en el parlamento, con 222 diputados cada uno.
Si en las próximas horas los cómputos oficiales confirman la tendencia, el resultado final de las elecciones alemanas podría definirse en un distrito de Dresde, la capital de Sajonia, cuya votación fue postergada hasta el domingo 2 de octubre, a raíz de la muerte de la candidata del Partido Nacionaldemócrata, de tendencia neonazi. En esa localidad estarán en juego los votos de 220 mil ciudadanos.
Ni siquiera la irrupción en la escena electoral del nuevo Partido de Izquierdas -creado por el poscomunista Partido del Socialismo Democrático, disidentes de la socialdemocracia y sindicalistas opositores a las reformas del canciller Gerhard Schroeder- podría inclinar la balanza, toda vez que los líderes de esta formación política rechazaron hoy la formación de cualquier alianza.
Las urnas cerraron a las 18 horas en punto y 15 minutos después las autoridades electorales difundieron las primeras cifras oficiales de la contienda.
Suspenso
Schroeder, por la coalición socialdemócrata (SPD) y ecologista (verdes), resultó ser el candidato perdedor, pero Angela Merkel, por la alianza democristiana y socialcristiana (CDU/ CSU), no fue proclamada vencedora y quedó en suspenso la posibilidad de que sea consagrada como la primera canciller en la historia de Alemania.
Los resultados de CDU/CSU significaron una "derrota personal" de Merkel, evaluó el presidente del SPD, Franz Munterfering, al enterarse de los primeros datos electorales.
En este mismo sentido, la prensa de Berlín presentó en las ediciones de este lunes el balance electoral. "Es una debacle para las Uniones Cristianas y su candidata a la cancillería. Nadie pensó que estarían tan lejos de sus resultados de 2002", comentó el diario Frankfurter Allgemeine.
Pero el hecho es que ni uno ni otro partido obtuvieron los 300 escaños necesarios para tener el derecho a designar al jefe del gobierno alemán, por mayoría simple, aun cuando formen coalición con aquellos que tradicionalmente les han respaldado para lograr mayoría: el SPD con los Verdes y CDU/CSU con los liberales (FDP).
En este país, los votantes no eligen directamente al canciller o jefe de gobierno, sino que lo hacen de forma indirecta, por medio de los diputados de la Cámara baja o Bundestag.
En las legislativas, cada elector alemán cuenta con dos votos. Uno es para escoger al representante del distrito y otro para apoyar la lista de candidatos designados por los partidos, de acuerdo con el sistema denominado D'Hont.
De esta manera, el Bundestag queda compuesto por 299 diputados provenientes de los distritos electorales (directos) y otros 299 que surgen de la proporción de votos otorgados a los partidos.
Fuera de toda predicción de los centros de investigación de la opinión pública, los liberales lograron 9.8 por ciento de la votación y se convirtieron en la tercera fuerza política en Alemania, seguidos por el Partido de Izquierdas, con 8.7 por ciento.
La alianza CDU/CSU recibió 35.2 por ciento de los votos (3.2 puntos porcentuales menos que en 2002), lo que le dio una ventaja de 0.9 puntos porcentuales sobre el SPD, que se adjudicó 34.3 por ciento de las boletas. Por sí mismo, CDU recibió 27.8 por ciento de los cómputos, lo que significó una pérdida de 1.7 puntos en relación con los resultados de hace tres años.
A pesar de la incertidumbre, Schroeder y Merkel reclamaron para sí la victoria.
"Me siento confirmado para seguir al frente de un gobierno estable", afirmó Schroeder, quien además anunció el inicio de negociaciones con todos los demás partidos para formar nuevo gobierno.
Schroeder desestimó además "las aspiraciones del CDU de formar gobierno tras el desastroso resultado que alcanzó".
Es tiempo, agregó el canciller, "de continuar con el proceso de reformas, con la renovación del país, sin poner en peligro la cohesión social" en un nación que debe mantenerse como "una potencia media consagrada a la paz", con "sensibilidad ecológica".
El problema de los socialdemócratas y de los verdes para seguir a la cabeza de la administración del Estado es que quedaron muy lejos del 43 por ciento de votos requerido para ser mayoría.
En círculos políticos se manejaba la opción de una gran coalición entre el SPD y CDU/CSU, pero los ataques mutuos llevaban la discusión a un callejón sin salida.
Schroeder adelantó la posibilidad de aceptar esa gran coalición, siempre y cuando él continúe como canciller.
Merkel dejó entrever que está dispuesta a invitar a otros partidos a la negociación.
Esto se interpretaba como un claro mensaje para Joschka Fischer, de los verdes, quienes en el último año ha experimentado cierto distanciamiento con los socialdemócratas. Schroeder, por ejemplo, decidió convocar a elecciones anticipadas sin consultar con sus aliados.
Pero si en algo estaban de acuerdo socialdemócratas y democristianos es en su absoluta negativa a unirse al Partido de Izquierdas, representado por Gregor Gysi, ex líder poscomunista, y Oskar Lafontaine, ex dirigente de los socialdemócratas, ahora enemigo declarado de Schroeder.
Esta formación dispondrá de 53 escaños -51 más que en la pasada legislatura- y quedó consolidada como la primera fuerza política en el este de Alemania. Sus dirigentes han insistido en las últimas semanas en definirse como una opción de izquierda democrática, no radical.
Pero tampoco los dirigentes de este partido desean aliarse con Schroeder.
"No podemos unirnos a ningún partido que siga el rumbo de la Agenda 2010 (el plan de reformas del canciller socialdemócrata)", sostuvo Lothar Bisky, presidente de la nueva organización.
Para complicar más la posibilidad de alianzas, el presidente de los liberales, Guido Westerwelle, afirmó que su agrupación sólo está dispuesta a formar alianza con CDU o de lo contrario "iremos a la oposición".
Las cosas no pintan fácil y será en los siguientes días cuando empiece a vislumbrarse un resquicio de solución, una vez que los partidos más fuertes acepten hacer concesiones.