Usted está aquí: lunes 19 de septiembre de 2005 Opinión NAVEGACIONES

NAVEGACIONES

Pedro Miguel

Christian Longo, asesino de su familia

La personalidad usurpada de Michael Finkel

EN 2001 LA SITUACION financiera de Christian Longo, quien tenía por entonces 27 años, llegó a ser desesperada. Había sido condenado por falsificar cheques y había falsificado la firma de su padre en una tarjeta de crédito que retacó de gastos. Estaba en libertad provisional y tenía que pagar más de mil dólares mensuales para saldar sus deudas, pero su salario de obrero no daba para tanto, especialmente si se considera que él y su mujer, MaryJane (35) compraban automóviles caros, botes y motos para la nieve, aunque no pagaran el seguro médico familiar. A fines del verano de ese año, él, su esposa y los hijos de ambos, Zachary (4), Sadie Ann (3) y Madison (2) se mudaron a Toledo, en Ohio, pese a que el cambio de localidad implicaba una violación a la situación jurídica de nuestro protagonista, quien encontró trabajo en un café Starbucks. De ahí viajaron a Newport, Oregon, en donde Christian se empleó en la tienda Fred Meyer. Cuatro días antes de Navidad, la policía local encontró, en las aguas de la bahía de Alsea, los cuerpos de Sadie Ann y Madison metidos en una maleta. Unos días más tarde descubrió, en un club de yates de la bahía Yaquina, los cadáveres de MaryJane y Zachary, amortajados en bolsas de dormir. De Longo no se halló más que su camioneta minivan abandonada, sin placas y llena de ropa, artículos de campismo y juguetes. Ah, y una novela: Escapando de la ley, de Lisa Scottoline.

PARA ESA JOVEN pareja las cosas habían empezado de manera muy distinta. Se conocieron a principios de los años 90 en una iglesia de Testigos de Jehová en Traverse City, Michigan y se casaron en 1993. El padre de MaryJane, Jim Baker, en una entrevista con John Flesher, de AP, dice que Christian le causó, desde el principio, una buena impresión: se vestía bien, proyectaba una personalidad de triunfador y le pareció "maduro", incluso si el día de su matrimonio tenía apenas 19 años. Da la impresión de que el señor Baker fue un padre distraído y desapegado pues, según su propio dicho, desde que los Longo se fueron de Michigan, la relación con su hija se hizo distante, sus ocasionales conversaciones telefónicas se limitaban a temas como el clima, y los problemas financieros de la pareja llegaron a sus oídos por medio de terceras personas. Otra de las hijas de Jim se preocupó en serio por la situación de su hermana, fue a buscarla, habló con ella y regresó con noticias inquietantes sobre las actitudes de Christian. Pero el padre recuerda haberle replicado así: "Ustedes dramatizan de más. No hay forma en que él les haga daño a los niños y a mi hija; los ama demasiado". Con todo, el viejo Jim se puso a remodelar la planta baja de su casa, por si MaryJane y los niños llegaban necesitados de albergue.

NO FUE NECESARIO. Poco después del encuentro entre MaryJane y su hermana, cuatro cuerpos acuchillados flotaban en las aguas de la costa central de Oregon. Una reconstrucción de los hechos permite establecer que Christian Longo voló de Newport a San Francisco y de allí a Cancún, a donde llegó el 27 de diciembre. Pagó los boletos de avión con una tarjeta de crédito robada.

DE INMEDIATO, LA FBI puso su foto en el cartel de los 10 más buscados, y un precio por su cabeza: 50 mil dólares. Según la versión de The Olympian, antes de que finalizara 2001, una turista canadiense llamó a la representación de la FBI en la ciudad de México para comunicar sus sospechas de que en su hotel estaba alojado Longo. Cuando agentes gringos y yucatecos llegaron al lugar, el personaje había escapado. El domingo 6 de enero de 2002 (Día de Reyes), una persona no identificada que se encontraba en Tulum creyó reconocer a Longo en el cartel de la FBI, documento que había sido venturosamente pegado a una caseta telefónica local. El asesino no ofreció resistencia cuando fue detenido por "policías locales acompañados de agentes" de la corporación estadunidense.

EN FEBRERO DE 2002 Michael Finkel, hasta entonces reportero de The New York Times Magazine, y quien hasta entonces había realizado misiones de alguna relevancia en Haití y Afganistán, se halló en una circunstancia desesperada: lo echaron del trabajo por inventar algunas cositas en un reportaje sobre la esclavitud en las plantaciones de cacao en Africa occidental. La directiva del diario lo acusó -con pruebas- de haber fabricado un testigo inexistente. Nada del otro mundo, si se considera la cadena de escándalos que ha sacudido en estos años a la sociedad estadunidense en torno a reporteros imaginativos que han sido pillados en el acto de confundir su profesión con la de novelista (Stephen Glass, Jayson Blair, Janet Cooke, Patricia Smith, Christopher Newton, Marcia Stepanek, Tom Junod, entre otros). Para colmo, la nota con las razones del despido fue publicada por el rotativo neoyorquino en un sitio destacado de la página 3-A. Finkel se halló a sí mismo a bordo de su pick-up, vagabundeando por carreteras secundarias, sin más propósito que pasar el tiempo. Uno de esos días recibió la llamada de un colega de Oregon, quien le informó que un tal Michael Finkel de The New York Times había sido capturado en México, y le pidió algún comentario sobre el asunto. Al principio, el informador poco escrupuloso no entendió nada, pero poco a poco le fue quedando claro que había sido víctima de una usurpación de personalidad.

ASI ERA. EN el breve interregno que transcurrió entre los hallazgos de los cadáveres de MaryJane y sus hijos y la captura de Longo en el centro turístico mexicano, el prófugo se dedicó a un oficio casi tan peligroso como el de asesino: el de periodista (bueno, exagero, pero se oye bien). Mientras la carrera de Finkel colapsaba, Longo, sin saberlo, se divertía en Tulum haciéndose pasar por el reportero y se ligaba a las muchachas haciéndoles creer que escribía un artículo sobre la espiritualidad de los mayas. Más tarde, el criminal le escribió a su suplantado: "Me senté, en ese día mediocre, a soñar cómo sería la vida real de Michael Finkel". Al parecer, cuando los agentes de la ley le echaron el guante, Longo no había salido de la ensoñación y se presentó a sí mismo como Finkel.

EL IMAGINATIVO REPORTERO, por su parte, se dio cuenta de inmediato que la historia podía ser un filón de oro y un punto de partida para reiniciar su carrera y recomenzar su fortuna. De inmediato se puso en contacto con Longo, quien para entonces ya se hallaba recluido en una prisión de Oregon y sometido a juicio, y se puso a escribir un libro que acaba de ser publicado True Story: Murder, Memoir, Mea Culpa (Historia real: crimen, memoria, mea culpa) por Harpercollins. En su tabique, Finkel pone en duda la culpabilidad de Longo, se dedica más a la exploración sicológica de sí mismo y del asesino que al reportaje y asegura, desde luego, que los datos de Historia real son auténticos, legítimos, verdaderos, no adulterados y verificadísimos, pero pocos reseñistas le creen. A mi juicio, el dato más relevante del libro es que su autor recibió de la empresa editorial un adelanto de más de 400 mil dólares, parte de lo cual, sostiene, lo destinará a obras de caridad en memoria de la acuchillada esposa de su coprotagonista. También afirma que la productora cinematográfica de Brad Pitt, Plan B, estudia la posibilidad de volverlo película.

Longo, por su parte, fue rápidamente condenado a muerte por una corte de Oregon, aunque sus abogados han interpuesto diversos recursos jurídicos para evitarle a su cliente el pinchazo de la inyección letal.

Todo indica que el asesino cometió, tras su captura, la segunda gran estupidez de su vida. El agente de la FBI Daniel Clegg, quien participó en la detención, declaró posteriormente en la corte que, en un diálogo realizado en una oficina policial de Cancún, informó al detenido de su disyuntiva legal: permanecer en México y ser sometido a un juicio de extradición o volver "de manera voluntaria" a su país de origen. En el primer caso, le dijo, tendría que permanecer un largo tiempo en una cárcel mexicana. Luego, Clegg describió, "sin contar ninguna 'historia de horror' específica", dice, las condiciones de las prisiones en nuestro país. El policía obtuvo un efecto inmediato: "No quiero ir a una cárcel mexicana", contestó Longo. Si hubiera actuado con un poco más de sensatez y conocimiento, habría afrontado aquí el juicio de extradición, porque las leyes mexicanas prohíben extraditar a un reo que corra el riesgo de ser condenado a muerte en el país de destino. Esa simple previsión humanitaria de la legislación nacional ha permitido a los abogados del criminal interponer recursos legales, basados en el hecho de que a Longo no se le informó de su derecho a pedir ayuda a su consulado ni se le permitió consultar a un abogado mexicano antes de ser llevado de regreso a su país.

AUNQUE ME HORRORIZAN e indignan los crímenes perpetrados por Longo, pienso que, aun en su caso, la pena de muerte es una canallada. Y aquí les dejo, en total desorden, las fuentes en las que me basé para escribir esta historia.

http://edition.cnn.com/2005/SHOWBIZ/books/09/07/books.michael.finkel.ap/index.html

http://www.shop.com/op/aprod-p17427876?sourceid=13

http://news.theolympian.com/stories/20020115/HomePageStories/168721.shtml

http://news.statesmanjournal.com/article.cfm?i=58794

http://news.theolympian.com/stories/20020115/HomePageStories/168723.shtml

http://www.crimelibrary.com/criminal_mind/psychology/fathers_who_kill/5.html?sect=19

http://www.kgw.com/news-local/stories/kgw_0930_news_longo_preview.73767d79.html

http://www.thewavemag.com/printarticle.php?articleid=23768

http://www.bestprices.com/cgi-bin/vlink/006058047XBT.html

http://edition.cnn.com/2005/SHOWBIZ/books/09/07/books.michael.finkel.ap/index.html

http://newsvote.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/
newsid_4168000/4168443.stm?dynamic_vote=ON#vote_050112-mail

http://148.245.26.68/lastest/2002/Enero/15ene2002/15pr06d.htm

http://www.foros.gob.mx/read.php?f=5&i=4653&t=4637

http://cdn.com.mx/CDN_INFORMACION/GENERAL/
INTERNACIONAL/mayo/23_28/23_periodista.htm

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