Usted está aquí: sábado 10 de septiembre de 2005 Ciencias Fuenteovejuna, Cinvestav-IPN y american way of life

Julio Muñoz

Fuenteovejuna, Cinvestav-IPN y american way of life

Fuenteovejuna representa la rebelión universal de los pueblos contra los tiranos. Todos a una. La solidaridad es bandera y defensa. Ciertos aspectos del american way of life es carcoma que orada y corroe las conciencias ensalzando el individualismo exacerbado, enloquecido y egoísta. La conciencia carcomida olvida conjugar la primera persona del plural. No hay nosotros que valga, o sólo vale si al yo conviene. "Lo que a otros les ocurrra no es problema mío... Me vale... en boca cerrada no entran moscas... a lo mejor pierdo algo... a lo mejor no me dan algo que pudiera pedirles... no me mezclo en asuntos ajenos... desconozco el asunto... no sé cómo está la transa." La carcoma.

De tanto en tanto la solidaridad se vigoriza ante graves amenazas que en vez de atemorizar soliviantan los ánimos, como la defensa social del zapatismo o la oposición al intento fallido para desaforar a Andrés Manuel López Obrador, pese a que los diputados del PRIAN se deleitaron tragando la mierda que les escurría desde la conciencia, excepción hecha de Roberto Campa Cifrián.

Guardando toda proporción con Fuenteovejuna, el Cinvestav-IPN está hoy sumergido en una tiranía que degüella a su arbitrio, académica y laboralmente, a investigadores dignos de todo respeto, como digna es nuestra institución del respeto que se ha ganado. Aquí no se trata, ni mucho menos, de matar comendadores. Se trata de desmontar la guillotina, restañar heridas y volver a colocar las trancas que la directora Contreras y su cohorte en tropel se saltaron y destruyeron en su ciega carrera. Todos a una, Cinvestav-IPN. Todos a una para salvar a la institución del naufragio que propicia un mal timonel, un pésimo proel y navegantes inexpertos.

La solidaridad con los ajusticiados está surgiendo aunque la carcoma ha hecho sus estragos. Gente capaz y respetable niega su apoyo con los paupérrimos argumentos de la aparente prudencia que oculta el egoísmo o el miedo: "no conozco a los cesantes... sí, los despidos son ilegales y carentes de toda ética, pero ni modo, mejor no me meto en líos". Alegra la solidaridad de quienes la brindan, pero da grima que haya en casa quienes la niegan.

Un caso que ha aparecido en la prensa es el del doctor Francisco Javier Alvarez Leefmans, cesado del Cinvestav-IPN después de haber sido investigador de esta institución durante 26 años. A iniciativa del doctor Jorge Sánchez, se dirigió una carta de protesta sobre este caso a la junta directiva del Cinvestav-IPN, carta que firmaron 83 cientificos de una extensa geografía. Destacan en su solidaridad el profesor sir Andrew Huxley, uno de los más grandes fisiólogos del siglo XX que comparte con otros la paternidad de la biofísica moderna, y a quien se le otorgó el Premio Nobel en 1963; Ricardo Miledi, el científico mexicano más citado, con alrededor de 15 mil referencias en la literatura universal por sus investigaciones en fisiología; Rodolfo Llinás, notable neurofisiólogo de origen colombiano; Javier de Felipe, destacado neuroanatomista español de la escuela de Cajal, y otros de semejante calibre. Además de las firmas de apoyo se han recibido numerosos mensajes ratificándolo. Entresaco una frase del doctor. Pedro Verdugo, investigador de origen chileno que trabaja en la Universidad de Washington:

"Este tipo de conducta la vi operar bajo órdenes del general Manuel Contreras, jefe de inteligencia de Pinochet..."

Escarnio para México nos ha traído la doctora Contreras.

En entrevista y nota periodística reciente (Reforma, martes 30 de agosto) se da cuenta del despido de Javier, pero no se analizan los argumentos esgrimidos por el doctor José Mustre de León, secretario académico de esta casa y uno de los lugartenientes de la doctora Contreras, a quien representó ante Reforma para justificar el cese, y se hace pobre mención de los argumentos que presenta Javier en su descargo. Seguramente tuvieron problemas de espacio en el diario, pero al menos es pertinente una objeción: el título de la nota dice "Acuerdan despido de Alvarez Leefmans". Estimable reportera Patricia López: no hubo acuerdo alguno. Ni siquiera se enteraron los miembros de la junta directiva del Cinvestav-IPN ni el secretario de Educación Pública. El despido lo hizo la doctora Contreras por sus tronantes pistolas a ciencia y paciencia de sus superiores jerárquicos y halagada por el aplauso de sus adictos. De que los hay, los hay.

Pero algo debemos agradecerle a la doctora Contreras y a quienes con sus actitudes e intimidaciones la respaldan, en particular su oscuro secretario de Planeación, el doctor Luis Alfonso Torres: han logrado despertar la solidaridad en el Cinvestav-IPN. Han logrado que coincidan durante su administración las inconformidades de los investigadores y las de los trabajadores sindicalizados (Sutciea), quienes ahora defienden con denuedo la persistencia del jardín de niños que lograron establecer mediante acuerdo interno con administraciones anteriores, y que la doctora Contreras se empeña en desaparecer gradualmente violando los acuerdos internos y el laudo que en favor de los trabajadores las autoridades han dispensado. Las instalaciones para los infantes beneficia a éstos y a sus padres, ya sean trabajadores, investigadores o estudiantes. Los trabajadores del Sutciea también merecen solidaridad.

 
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