"Su pasión por México es la kriptonita de la mediocridad", dice el michoacano

Supera Calderón a Súper Santiago en el aplausómetro de la juventud panista

CLAUDIA HERRERA Y MARTIN DIEGO ENVIADA Y CORRESPONSAL

Guanajuato, Gto., 3 de septiembre. En la última pasarela de aspirantes presidenciales panistas antes de la contienda del 11 de septiembre, Santiago Creel salió con varios raspones y nuevamente fue superado por Felipe Calderón en el aplusómetro juvenil.

Ante cientos de jóvenes, Calderón ironizó acerca de los permisos para casas de apuestas otorgados por el entonces secretario de Gobernación, y advirtió que con su triunfo la "casa gana y no tiene nada que ver con juegos de apuestas".

También se dio tiempo para burlarse del emblema de Supermán que estrenó Creel en su reunión con las juventudes blanquiazules. "Su pasión por México es la kriptonita de la mediocridad", añadió.

Alberto Cárdenas, menos favorecido por las porras, también se lanzó a la ofensiva y, sin mencionar el nombre del aspirante famoso por sus espots, dijo que la campaña interna "no la va a ganar quien gaste o aparezca más en televisión, sino quien llegue al corazón de los panistas".

A su salida del auditorio del gobierno estatal, el Supermán blanquiazul agradeció el mote, pero no quiso responder a los ataques. "Yo no creo en nada que pueda destruir, soy un constructor", decía.

Una semana antes de la primera votación, Creel, Calderón y Cárdenas Jiménez tuvieron oportunidad de medir el poder de sus clientelas, en esta ocasión en el Festival Internacional de Juventudes 2005.

Las varias derrotas del PAN

Por la hora en que se programaron las presentaciones, Calderón y Creel no se vieron las caras, pero la disputa entre sus seguidores fue intensa. Horas antes de la inauguración, unos y otros se pelearon los espacios del auditorio con mantas.

Ayer el sector juvenil que apoya a Creel -encabezado por Julio Castillo, hijo de Carlos Castillo Peraza- se quejó de que el gobierno local había retirado una enorme propaganda del auditorio. Hoy, en cambio, apareció otra pero de Calderón. En venganza, los creelistas llevaron una mampara gigantesca, y los seguidores del caballo negro se conformaron con carteles.

Arropado por porristas de Jalisco, Cárdenas Jiménez fue primero en llegar, en medio de gritos: "Beto, Beto" y "Alberto a la cabeza y todos en acción".

Ante cientos de jóvenes panistas hizo un mea culpa: la política tiene en este momento los niveles más bajos de aceptación y no hemos ofrecido respuestas adecuadas. Es momento de una autocrítica y de advertir que en el PAN ha cundido el divisionismo, dijo; muestra de ello son las varias derrotas que ha sufrido desde 2000.

Preocupado por una posible derrota del panismo el próximo año, pidió a los electores blanquiazules reflexionar sobre las bondades del gobierno del cambio. En su caso, dijo, el beneficio es la oportunidad de luchar por la candidatura del PAN.

Entonces, subió el tono de voz y se presentó como quien ha hecho la contienda "más limpia, más austera", y cerró su discurso con la siguente frase: "sepan que su caballo negro corre, corre y alcanza", lo que le valió una fuerte ovación, aunque menor en relación con la parafernalia que provocaron los seguidores calderonistas.

La capa y las botitas de Creel

En poco tiempo, el michoacano se echó a la bolsa a los jóvenes. Sabedor de lo que gustan escuchar sus auditorios, recordó sus tiempos de dirigente juvenil, lo que generó aplausos. Un exaltado simpatizante, exclamó: "Felipe, te amo". Luego vinieron expresiones similares. Los sectores juveniles estaban eufóricos con Calderón y sus dotes de orador parlamentario.

Aun cuando halagó al gobierno foxista, advirtió que no está satisfecho con el "cambio", se declaró "rebelde" y se desmarcó de los precandidatos "oficiales" que ofrecen chambas. "Yo no vengo a regalarles el piropo fácil de darles por su lado, ofrezco una trinchera y un fusil de ideas y de ética", dijo.

Hizo gala de humor cuando se le preguntó si la kriptonita sería suficiente para derrotar a Súper Santiago. "La verdad verdad es que no lo he visto con su capa y sus botitas rojas", respondió. Luego trató de corregir diciendo que es un compañero y amigo que respeta.

En la puerta una muchacha se quejaba de esta ocurrencia de Supermán: "Es una niñada".

Por su parte, Creel adelantó su comparecencia temiendo que los jóvenes prefirieran ver el partido de futbol México-Estados Unidos. Los organizadores señalaron que su equipo de campaña se había "portado prepotente" y les había cambiado la hora de último momento.

Envuelto en una marejada de porristas, en el que estaba incluido hasta el grupo de animación deportiva Las abejas de Salamanca, que hacían acrobacias, Creel llegó poco después de las 5 de la tarde.

Los seguidores del ex consejero electoral se encargaron de generar un ambiente como el del estadio Azteca, con matracas, cornetas y el ulular de una sirena. Pero ni así lograron levantar el ánimo de un auditorio que estaba más preocupado por ir a ver el partido de futbol y no pareció responder al discurso creelista.

Acompañado de su hijo Santiago -que fue muy solicitado por las jovencitas para tomarse fotografías-, el ex funcionario del gabinete foxista se enorgulleció de haber servido al mandatario panista con lealtad.

Cercado por una valla de muchachos que impidió que se acercaran los jóvenes, Creel hizo varios llamados a la unidad y dijo que ha preferido no responder a los señalamientos recibidos, porque no está dispuesto a dedicar "expresiones violentas a mi casa, a mi familia, a mi partido".

El desafortunado adjetivo de Supermán todavía persiguió a Creel hasta el final. Cuando abandonaba el centro de convenciones alguien le preguntó: "¿Y no es Supermán?", a lo que respondió que simplemente era "un hombre que quiere seguir consolidando el cambio".