Hay gente con menos ingresos de los considerados para el análisis oficial: especialista
El número de pobres extremos, igual que en 2000 por factores de intensidad y desigualdad
Si para medir la pobreza en México se añadieran los factores de intensidad y desigualdad al número de personas que están en dicha condición, la cantidad de pobres extremos permanecería igual que en el inicio de esta administración, reconoció Rodolfo de la Torre, investigador de la Universidad Iberoamericana e integrante del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza.
Apuntó que aunque el gobierno mencione que el ingreso mensual per cápita se duplicó en este rubro en comparación con el de 2000, al ubicarse en mil 215.7 pesos, existe un grupo de pobres cuya situación es difícil de combatir porque tienen menos percepciones que las consideradas para el análisis oficial.
El especialista señaló que el gobierno no cuenta con programas específicos para atender a los pobres no extremos, y que algunos esquemas en materia de salud o educación llegan a grupos que están socialmente por encima de esta población. Un ejemplo, apuntó, es el sistema de seguridad social, en un contexto en el que la gran preocupación es la pobreza urbana.
Las estimaciones que ha realizado junto con otros investigadores plantean que, de 49 millones de afectados por la pobreza, prácticamente 51 por ciento se encuentran en ciudades con más de 15 mil habitantes.
Resaltó que el Ejecutivo invierte mil 215.7 pesos en cada mexicano aunque no esté en esa condición. Cuando se le preguntó sobre el ideal de recursos que se requieren para un país como México, donde priva la desigualdad, el investigador respondió que la cantidad mencionada, con todo y el aumento que ha tenido en los pasados cinco años, no es suficiente.
"La última medición de la pobreza habla de 47 por ciento de población afectada y sólo se destina alrededor de 1.5 por ciento del producto interno bruto, a escala nacional, para combatir esa situación", recordó De la Torre.
El gasto claramente es insuficiente, subrayó en entrevista. Además, pocos de estos recursos se han concentrado en la pobreza extrema. Es decir, insistió, aunque hay cierta efectividad en los programas hace falta otro tipo de instrumentos. "Es poco difusa la política social en cuanto a la atención de la pobreza general", por eso se pugna, agregó, por un mecanismo de mayor cobertura para dotar de seguridad social y pensiones a los pobres.
Dijo que el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza -conformado a principios del actual gobierno por académicos de diversas instituciones de educación superior, a iniciativa de la Secretaría de Desarrollo Social- determinó como "hallazgo" que si para medir la problemática a escala mundial se consideraran el número de personas pobres, su intensidad y desigualdad, la población con carencia alimentaria en esta administración "permanecería igual".
Quienes se quedan pobres, advirtió, tienen menos ingresos y mayor desigualdad. Eso los convierte en el 5 por ciento más difícil de combatir. "Es un nivel de pobreza que no se puede comparar con los índices tradicionales. Los logros de reducir los niveles son modestos y a veces inexistentes cuando se incorporan intensidad y desigualdad".
En la pobreza pura y simple "sí ha habido reducción, pero ahora se convierte en la más difícil de combatir, porque la problemática se está urbanizando, ya que en las ciudades hay más pobres respecto del campo. Además las situaciones no son homogéneas en una zona y otra, por lo cual no puede aplicarse un programa que las cruce". Cuestionó que Hábitat -destinado para las áreas citadinas- funcione como se espera, porque es un programa reciente, aún no evaluado.