Número 110 | Jueves 1 de septiembre de 2005
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Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Para que seas
lo que comes

La alimentación es muy importante en las personas con VIH y debe cuidarse con la supervisión del médico. No hay dietas milagrosas ni alimentos especiales, sólo recomendaciones genéricas que siempre dependerán de cada uno de los casos.

Por Gabriela Hernández Romo *
El VIH/sida es una de las afecciones que tienen mayor impacto a nivel nutricional. No siempre se toma en cuenta que un deterioro del estado nutricional puede influir directamente en la evolución de la infección. Los hábitos alimentarios y el estado nutricional son determinantes en la salud y en la eficacia del tratamiento de las personas que viven con VIH.

La infección por VIH provoca una debilitación importante no sólo del sistema inmune, sino también de otros sistemas, como el digestivo. También condiciona manifestaciones como la pérdida de peso, la diarrea, úlceras bucales, etcétera, lo que altera el aprovechamiento y adecuada absorción de los nutrimentos. Todo esto lleva a una mala nutrición.
El estado nutricional, por sí mismo, tiene un efecto directo sobre el sistema inmune. Un estado nutricional adecuado puede retrasar la aparición de síntomas y disminuir la intensidad de los mismos.

La persona seropositiva tiene que dedicar una atención especial en la alimentación, incluso cuando tiene una buena salud. Es importante contar con una valoración nutrimental específica por medio de una historia dietética, antropometría (mediciones corporales), exámenes de laboratorio y datos clínicos para poder conocer el estado nutricional del paciente. Eso permitirá elaborar planes de alimentación y dietas especiales.

Una vez que se diagnostica la infección, los signos y síntomas varían, dependiendo de las distintas enfermedades oportunistas que se presenten, por ello, la alimentación a recomendar será diferente entre cada caso. Por ejemplo, la dieta que se recomienda a un paciente que presenta diarrea, pero no presenta lesiones o úlceras bucales o en tracto gastrointestinal, es diferente a la recomendada para un paciente que sí presenta úlceras bucales. Asimismo, en todos los casos es importante analizar el porcentaje de pérdida de peso.

No hay dietas mágicas
Los requerimientos también van a variar dependiendo de las distintas patologías de los pacientes. No existe una dieta especial; deben ser personalizadas e individualizadas, hechas para el peso, la estatura, la edad y la actividad física de cada paciente, tomando en cuenta si presenta o no enfermedades oportunistas.
Los planes de alimentación y las dietas deben ser proporcionados por un médico o un nutriólogo. No es recomendable seguir dietas de revistas, libros o las indicadas a otros pacientes; si una dieta es adecuada para un paciente, puede ser deficiente para otro y llevarlo a una desnutrición o a una sobrealimentación, y por lo tanto a un sobrepeso.

Recomendaciones
Sin embargo, se pueden dar recomendaciones generales para la alimentación de los personas que viven con VIH:

Generalmente se recomienda que los pacientes que han perdido peso lleven una alimentación alta en proteína, a través del consumo de alimentos de origen animal: pollo, queso, huevo, leche, carne de res (no se recomienda la carne de cerdo), vísceras (siempre y cuando no se tenga el colesterol elevado), pescado, sardinas, atún (no se recomiendan los mariscos). También se puede llevar una dieta rica en proteína incluyendo leguminosas, como habas, lentejas, frijoles, alubias, alverjón; esta dieta incrementa su contenido en proteína si se combina con cereales como tortillas, pan, pastas, papas, etcétera.

Es importante tener mayor cuidado con los pacientes que llevan dietas vegetarianas. Hay distintos tipos de vegetarianismo. Existen los ovolactovegetarianos, los cuales suprimen de su dieta todo tipo de carnes, pero incluyen huevo y lácteos, con lo que se puede tener una dieta sin deficiencias de proteínas. En este caso solamente se recomienda tomar suplementos de vitamina B12, que se encuentra principalmente en los tejidos animales. En los pacientes que tienen dietas vegetarianas estrictas, se recomienda que tengan un elevado consumo de leguminosas, principalmente de soya, que tiene alto contenido de proteína vegetal. En estos casos se recomienda tomar un suplemento de vitaminas del complejo B.
Se recomienda consumir frutas y verduras en gran cantidad. Se recomienda un mínimo de cinco porciones de frutas y verduras al día. Tanto las frutas como las verduras son los alimentos con mayor contenido de vitaminas y minerales, nutrimentos importantes para que el sistema inmune funcione adecuadamente. Además son la principal fuente de fibra, por lo que ayudan a una mejor evacuación.
Una opción para tener un adecuado aporte de nutrimentos, si el paciente ha perdido apetito (anorexia), es el uso de complementos alimenticios. Se pueden encontrar en polvo o en lata y suelen aportar aproximadamente 250 kilocalorías, existen varias presentaciones, como altos en fibra, de doble aporte energético, o para diabéticos. Se llaman complementos porque se toman junto con los alimentos, no los sustituyen. Aunque se pueden comprar sin receta en las farmacias, es importante que un médico o un nutriólogo indique las cantidades a tomar, ya que también depende de las características de cada paciente, pues se corre el riesgo de sobrealimentación y sobrepeso.
No hacer dietas de revistas o de libros, aunque especifiquen que son para pacientes infectados por VIH. Se pueden tomar en cuenta las recomendaciones generales pero nunca realizar un plan de alimentación que no sea hecho para las características de cada paciente.
La pérdida de peso es un aspecto importante para la alimentación de los pacientes con VIH. Generalmente se da de manera rápida, lo que no significa que la ganancia también deba ser rápida, por el contrario, debe ser lenta, para lo que hay que enfocarse no tanto en la cantidad de alimentos sino en la calidad. Es importante que el paciente suba de peso, pero no sólo de grasa corporal. Se recomienda utilizar atoles y alimentos altos en azúcares y carbohidratos, pero no en exceso. Muchas veces se piensa que se deben de evitar frutas y verduras por su bajo contenido de calorías; es falso. Aunque el paciente haya tenido una gran pérdida de peso, se recomienda incluir frutas y verduras a diario, por su gran contenido de vitaminas y minerales.

Si se desea llevar un plan de alimentación es necesario acudir a un nutriólogo. Un mal manejo de la alimentación del paciente infectado puede llevar a un mayor deterioro del sistema inmune y a una lenta mejoría.

* Nutrióloga del Cieni del INER.