Por Gabriela Hernández Romo *
El
VIH/sida es una de las afecciones que tienen mayor impacto a nivel
nutricional.
No siempre se toma en cuenta que un deterioro del
estado nutricional puede
influir directamente en la evolución de la infección. Los
hábitos
alimentarios y el estado nutricional son determinantes en la salud y en
la eficacia del tratamiento de las personas que viven con VIH.
La infección por VIH provoca una debilitación importante no sólo
del sistema inmune, sino también de otros sistemas, como el digestivo.
También condiciona manifestaciones como la pérdida de peso, la
diarrea, úlceras bucales, etcétera, lo que altera el aprovechamiento
y adecuada absorción de los nutrimentos. Todo esto lleva a una mala
nutrición.
El estado nutricional, por sí mismo, tiene un efecto directo sobre el
sistema inmune. Un estado nutricional adecuado puede retrasar la aparición
de síntomas y disminuir la intensidad de los mismos.
La persona seropositiva tiene que dedicar una atención especial en la
alimentación, incluso cuando tiene una buena salud. Es importante contar
con una valoración nutrimental específica por medio de una historia
dietética, antropometría (mediciones corporales), exámenes
de laboratorio y datos clínicos para poder conocer el estado nutricional
del paciente. Eso permitirá elaborar planes de alimentación
y dietas especiales.
Una vez que se diagnostica la infección, los signos y síntomas
varían, dependiendo de las distintas enfermedades oportunistas que se
presenten, por ello, la alimentación a recomendar será diferente
entre cada caso. Por ejemplo, la dieta que se recomienda a un paciente que
presenta diarrea, pero no presenta lesiones o úlceras bucales o en tracto
gastrointestinal, es diferente a la recomendada para un paciente que sí presenta úlceras
bucales. Asimismo, en todos los casos es importante analizar el porcentaje
de pérdida de peso.
No hay dietas mágicas
Los requerimientos también van a variar dependiendo de las distintas
patologías de los pacientes. No existe una dieta especial; deben ser
personalizadas e individualizadas, hechas para el peso, la estatura, la edad
y la actividad física de cada paciente, tomando en cuenta si presenta
o no enfermedades oportunistas.
Los planes de alimentación y las dietas deben ser proporcionados por
un médico o un nutriólogo. No es recomendable seguir dietas de
revistas, libros o las indicadas a otros pacientes; si una dieta es adecuada
para un paciente, puede ser deficiente para otro y llevarlo a una desnutrición
o a una sobrealimentación, y por lo tanto a un sobrepeso.
Recomendaciones
Sin embargo, se pueden dar recomendaciones generales para la alimentación
de los personas que viven con VIH:
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Generalmente
se recomienda que los pacientes que han perdido peso lleven una
alimentación alta en proteína, a través del consumo
de alimentos de origen animal: pollo, queso, huevo, leche, carne de res (no
se recomienda la carne de cerdo), vísceras (siempre y cuando no se
tenga el colesterol elevado), pescado, sardinas, atún (no se recomiendan
los mariscos). También se puede llevar una dieta rica en proteína
incluyendo leguminosas, como habas, lentejas, frijoles, alubias, alverjón;
esta dieta incrementa su contenido en proteína si se combina con cereales
como tortillas, pan, pastas, papas, etcétera.
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Es
importante tener mayor cuidado con los pacientes que llevan dietas
vegetarianas. Hay distintos tipos de vegetarianismo. Existen
los ovolactovegetarianos, los cuales suprimen de su dieta todo
tipo de carnes, pero incluyen huevo y lácteos, con lo que
se puede tener una dieta sin deficiencias de proteínas.
En este caso solamente se recomienda tomar suplementos de vitamina
B12, que se encuentra principalmente en los tejidos animales. En
los pacientes que tienen dietas vegetarianas estrictas, se recomienda
que tengan un elevado consumo de leguminosas, principalmente de
soya, que tiene alto contenido de proteína vegetal. En estos
casos se recomienda tomar un suplemento de vitaminas del complejo
B. |
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Se
recomienda consumir frutas y verduras en gran cantidad. Se recomienda
un
mínimo de cinco porciones de frutas y verduras al día. Tanto las
frutas como las verduras son los alimentos con mayor contenido de vitaminas y
minerales, nutrimentos importantes para que el sistema inmune funcione adecuadamente.
Además son la principal fuente de fibra, por lo que ayudan a una mejor
evacuación. |
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Una
opción para tener un adecuado aporte de nutrimentos, si
el paciente ha perdido apetito (anorexia), es el uso de complementos
alimenticios. Se pueden encontrar en polvo o en lata y suelen aportar
aproximadamente 250 kilocalorías, existen varias presentaciones,
como altos en fibra, de doble aporte energético, o para
diabéticos. Se llaman complementos porque se toman junto
con los alimentos, no los sustituyen. Aunque se pueden comprar
sin receta en las farmacias,
es importante que un médico o un nutriólogo indique las cantidades
a tomar, ya que también depende de las características de cada
paciente, pues se corre el riesgo de sobrealimentación y sobrepeso. |
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No
hacer dietas de revistas o de libros, aunque especifiquen que son
para pacientes infectados por VIH. Se pueden tomar en cuenta las
recomendaciones generales pero
nunca realizar un plan de alimentación que no sea hecho para las características
de cada paciente. |
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La
pérdida de peso es un aspecto importante para la alimentación
de los pacientes con VIH. Generalmente se da de manera rápida,
lo que
no significa que la ganancia también deba ser rápida, por el contrario,
debe ser lenta, para lo que hay que enfocarse no tanto en la cantidad de alimentos
sino en la calidad. Es importante que el paciente suba de peso, pero no sólo
de grasa corporal. Se recomienda utilizar atoles y alimentos altos en azúcares
y carbohidratos, pero no en exceso. Muchas veces se piensa que se deben de evitar
frutas y verduras por su bajo contenido de calorías; es falso. Aunque
el paciente haya tenido una gran pérdida de peso, se recomienda incluir
frutas y verduras a diario, por su gran contenido de vitaminas y minerales. |
Si se desea llevar un plan de alimentación es necesario acudir a un
nutriólogo. Un mal manejo de la alimentación del paciente infectado
puede llevar a un mayor deterioro del sistema inmune y a una lenta mejoría.
* Nutrióloga del Cieni del INER.
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