Usted está aquí: jueves 1 de septiembre de 2005 Economía MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Por percepción equivocada, los mexicanos rechazan privatización

El BM, defensor de la voracidad privada

EL BANCO MUNDIAL y su circuito de gobiernos en América Latina se niegan a aceptar que la privatización a ultranza arroja resultados desastrosos, y asegura que el creciente rechazo popular a esa política no es consecuencia de la voracidad de las empresas que asumieron el control de tal o cual sector económico en la región, sino de una "percepción equivocada" de la población que padece el embate del capital privado.

EN CINCO LUSTROS prácticamente desapareció la presencia del Estado en los sectores económicos estratégicos en América Latina, y en su lugar brotaron ávidas trasnacionales y los siempre dispuestos barones autóctonos del dinero. Vigilante, el erario de cada uno de los países para entrar en acción cuando el "rescate" se hiciera pertinente.

EN DOS TIEMPOS, el Banco Mundial levantó una encuesta con la misma pregunta (¿piensa que la privatización ha sido benéfica para su país?) y los resultados se han ido deteriorando con el tiempo, pero especialmente con los resultados. En 1998 el 55 por ciento de los encuestados consideró que dicha política sí favorecía a su nación: seis años después, sólo 25 por ciento contestó positivamente.

TALES RESULTADOS NO fueron del agrado del Banco Mundial, y asegura que "la reacción pública contra las privatizaciones no concuerda con la evaluación, positiva en general, del impacto de las mismas: en la mayoría de los casos, la eficiencia ha mejorado y la cobertura y la calidad han aumentado. También ha mejorado la productividad del trabajo, aunque esto se deba fundamentalmente a despidos masivos. La gran mayoría de estudios sobre el tema sugiere que estos despidos fueron escasos en comparación con la totalidad de la fuerza laboral, y que su impacto fue revertido dado que el empleo creció en el mediano plazo. La mayoría de estos efectos (el aumento de los precios y la eficiencia, los despidos) ocurrieron durante la transición hacia la privatización, con cambios que fueron en general mucho mayores durante los cinco años previos a la misma que durante los cinco años posteriores. En general, el impacto sobre los pobres también es bueno, fundamentalmente debido a que con frecuencia han sido los principales beneficiarios del aumento de la cobertura".

INSISTE: EL RECHAZO popular a la participación privada en sectores clave de la economía "puede deberse a excesivas renegociaciones y a la notoriedad que adquirieron unos pocos fracasos. Treinta por ciento de las concesiones de la región fueron renegociadas y la incidencia alcanza un sorprendente 74 por ciento en el sector de agua y saneamiento. Cualquiera sea la motivación (comportamiento oportunista por parte de los gobiernos o los concesionarios, contratos mal diseñados o crisis exógenas) las renegociaciones frecuentes son costosas y disruptivas, además de que incentivan una percepción de falta de transparencia".

TAL RECHAZO, A JUICIO del organismo financiero multilateral, ha provocado reacciones sentimentales: "el sector privado perdió su voraz entusiasmo por cualquier cosa ligada a la infraestructura en la región, mientras la opinión pública le ha vuelto la espalda a la participación privada en infraestructura".

EL HECHO ES QUE LOS desastrosos resultados de la política privatizadora del Banco Mundial (de manera especial para el erario latinoamericano), aplicada milimétricamente por los gobiernos afines en la región, no lo arredran y ataca de nueva cuenta al promover "más decididamente" la participación del capital privado en América Latina.

UN ESTUDIO RECIEN salido del horno del Banco Mundial (Infraestructura en América Latina y el Caribe: tendencias recientes y retos principales) insiste en que sea el capital privado el que atienda las necesidades de la región, reforzando la chamba gerencial que le ha dado a los gobiernos

LOS "CUATRO MENSAJES cruciales" -léase indicaciones- del Banco Mundial: América Latina y el Caribe deben gastar más en infraestructura. Ahora destinan menos de 2 por ciento del PIB, cuando necesitarían entre 4 y 6 anual para mantenerse a la misma altura o bien alcanzar a países que antiguamente iban a la zaga, como Corea o China. Los costos deben ser asumidos ya sea por los usuarios o por los contribuyentes, independientemente de la fuente de financiamiento, lo que implica la necesidad de mejorar la recuperación de costos. Para ello, es necesario cambiar la cultura de pago e instaurar medidas eficaces para proteger a aquellos que realmente no pueden pagar. Sin embargo, los gobiernos también deberán gastar más, tanto en los pobres (aunque los subsidios transversales pueden ser de cierta ayuda) como en sectores cuyo potencial de recuperación de costos sea limitado.

SE REQUIERE UNA MEJOR distribución de recursos entre inversión y mantenimiento. Las nuevas inversiones deben orientarse a aumentar la productividad y la competitividad, sin descuidar los objetivos sociales: la cobertura universal de agua, saneamiento y electricidad puede lograrse en un lapso de 10 años gastando menos de un cuarto de punto porcentual del PIB anual. Los subsidios deben focalizarse mejor, a fin de beneficiar a quienes más lo necesitan, y las mejoras en el diseño de las concesiones evitarán que los gobiernos asuman riesgos mayores de los necesarios o carguen con grandes pasivos contingentes.

LA PARTICIPACION DEL sector privado es decisiva, pero volver a conseguirla exige tener en cuenta las lecciones aprendidas durante este último decenio. Las transacciones privadas han colapsado a menos de una cuarta parte de su nivel máximo y no muestran señales inmediatas de recuperación, dado el alejamiento de los inversionistas de los mercados emergentes. Atraer nuevamente al sector privado requerirá mejorar la relación riesgo-rentabilidad de los proyectos, medida que implica disminuir el riesgo regulatorio, mejorar el marco para la participación privada en infraestructura (PPI), al igual que desarrollar mecanismos de mitigación de riesgos.

EL PROBLEMA PARA EL BANCO Mundial, su circuito de gobiernos en América Latina y las voraces trasnacionales, es que prácticamente no queda nada que privatizar.

Las rebanadas del pastel:

¿QUE ES LO MEJOR DEL quinto Informe de gobierno del presidente Fox? Que es el penúltimo

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