Las comparecencias del Presidente se destacan más por la conducta de los legisladores
Fox evitará referirse al desafuero de López Obrador en el quinto Informe
De acuerdo con datos adelantados por la oficina de Comunicación Social de Los Pinos, el presidente Vicente Fox no aludirá hoy, al leer su quinto Informe de gobierno, al proceso de desafuero contra Andrés Manuel López Obrador, que sin duda representó el periodo más crítico de los 12 meses a los cuales, por mandato constitucional, pasará revista ante el Congreso de la Unión.
De este modo, y no obstante haberla asumido públicamente como la decisión más difícil en este año, para el mandatario ese hecho no merecerá -según Carlos Garza, coordinador de Prensa Nacional de la Presidencia- alguna mención.
Las repercusiones políticas y sociales de la resolución tomada por la Cámara de Diputados al despojar del fuero constitucional a López Obrador por supuesto desacato judicial obligaron al jefe del Ejecutivo a dirigir, el 27 de abril, un mensaje a la nación.
En él, no sólo anunció una "revisión exhaustiva" del expediente contra el entonces jefe del Gobierno del Distrito Federal, con lo cual daba marcha atrás al juicio contra López Obrador, sino orillaba a la dimisión a uno de sus más cercanos colaboradores, el procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha.
Una semana después, desde Kingston, Jamaica, Fox cerraba literalmente el caso y se ufanaba, además, de haber removido los obstáculos para "una elección legítima, un verdadero juego limpio".
Sin embargo, estas afirmaciones -como otras muchas del mandatario- recibirían un inmediato mentís con sus propios dichos y acciones, e incrementaron el escepticismo hacia sus compromisos con una democracia a la cual cotidianamente dice estar consagrado.
Durante una gira por Ucrania y Rusia, en junio pasado, Fox Quesada anunció que, aun a "contracorriente" de las predicciones y de las prácticas políticas, para el proceso electoral de 2006, él apoyará públicamente al PAN porque "eso se vale" en una democracia consolidada.
Insistió en llevar adelante un gran acto público de celebración -frente al Angel de la Independencia- al cumplirse cinco años de su triunfo en las urnas, el cual resultaría, a la postre, y según todos los testimonios, desangelado y con escasa participación.
Precisamente en sus constantes referencias a las elecciones de 2006, el presidente Fox dejó, en los pasados 12 meses, las mayores evidencias de un discurso al que las diversas fuerzas políticas han definido como paradójico y abiertamente parcial. Porque si bien insiste en que deja al Instituto Federal Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la conducción y el arbitrio del proceso electoral, cada día es más claro su interés por orientar hacia su partido, Acción Nacional, la decisión de los votantes.
Apenas el pasado viernes 26, en San Luis Potosí, decía que "más vale" elegir un presidente "hombre o mujer" prudente, con capacidad para hacer equipo y, sobre todo, "que deje a un lado el populismo, el dispendio, la dádiva y los excesos, para no regresar nunca al autoritarismo".
Otras expresiones presidenciales durante este lapso le abrieron amplios frentes de polémica y franca censura. Más allá de su cotidiano conflicto con el Congreso porque no aprueba sus diversas iniciativas de "reforma estructural" e incluso las controversias ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la retórica de Vicente Fox -sobre todo cuando improvisa en sus discursos- se ha vuelto célebre.
Por lo demás, los cuatro anteriores informes de Vicente Fox han tenido mayor registro por la actitud de los legisladores durante la ceremonia que por el contenido de su mensaje. Esta vez podría no ser la excepción, pues ya anunció que hoy, además de celebrar a los mexicanos, pues todos "necesitamos champú de cariño", también hablará de quién "está haciendo su tarea y quién no la está haciendo", sobre todo por la renuencia del Congreso, asegura, a aprobarle sus iniciativas de ley.
En 2001, el jefe del Ejecutivo centró su mensaje en asegurar que "México sí tiene proyecto" y en una convocatoria reiterada a las fuerzas políticas para suscribir acuerdos para enfrentar "los rezagos ancestrales y la incapacidad presupuestal del Estado para superarlos".
Al año siguiente, 2002, aseguró que las investigaciones con motivo de la guerra sucia y los actos de corrupción no se usarían como "propaganda política ni para el ajuste de cuentas". De nuevo llamó a los partidos políticos a la "cooperación democrática" y a llevar un gobierno de "corresponsabilidad".
En 2003, acaso el Informe con más atisbos de autocrítica, Vicente Fox reconoció desencuentros, reclamó mayor eficacia a su gabinete y, quizá para sí mismo, exclamó: "si fallamos, el reclamo (social) no sólo será justificado, ¡será histórico!" La impaciencia y el desaliento "acechan", alertó.
El año pasado pidió "tregua", aseguró a los mexicanos que "lo mejor está por venir", solicitó no trasladar responsabilidades por "acciones u omisiones", y asumir costos.
Ya entonces fueron patentes los barruntos de la tormenta que se desataría meses después por el desafuero de López Obrador. Pero prosiguió, y hoy, aseguran sus voceros, no tocará el tema.