El pianista cubano se presentará el 9 de septiembre en el Teatro de la Ciudad
Africa es como la sazón de mi vida y mi alma: Omar Sosa
Mulatos -su nuevo álbum- ha sido considerado femenino; "si la paz, el amor y el silencio son femeninos, entonces quisiera hacer discos de ese tipo hasta que me muera", señala en entrevista
Ampliar la imagen "La isla es uno de esos pocos lugares donde la mierda no ha entrado", afirma el m�. En la imagen, en la sala Ollin Yoliztli el a�asado FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera
Considerado uno de los pianistas más innovadores de la actualidad, el cubano Omar Sosa se presentará el martes 9 de septiembre en el Teatro de la Ciudad (Donceles 36, Centro Histórico) como parte de Contemporánea en Vivo, serie de conciertos que busca mostrar la producción de músicos marcados por las más diversas influencias sonoras del orbe.
Acompañado por el tunecino Dhafer Youssef, en la voz y la interpretación del oud (instrumento de cuerdas), y el percusionista Miguel Angá Díaz, parte clave del Buena Vista Social Club, Sosa ofrecerá temas de Mulatos, su más reciente disco, pero con un toque minimalista.
En entrevista con La Jornada, el pianista admite que el silencio y la dulzura, aunque siempre han estado ahí presentes, vinieron a reclamar su lugar luego de 10 discos anteriores con una carga de ritmo afrocubano más intensa.
"Alguien definió a Mulatos como un disco femenino. No tengo idea, pero si la paz, el amor y el silencio son femeninos, entonces quisiera seguir haciendo discos femeninos hasta que me muera. Porque eso es lo que busco, el amor, la unidad de culturas, la sutileza, el color", dice.
Gran parte de este cambio, considera, se debe a la experiencia de "escuchar su música a través de otros oídos", en este caso los de su productor británico Steve Argüelles, quien abrió nuevas puertas sin olvidarse de que en la música cubana la percusión y la fuerza son el eslabón fundamental. El se encargó de sacar el lado "noble" -por sutil- de Omar Sosa, labor nada fácil de hacer en un artista latinoamericano.
Aunque se sabe un exponente de avanzada del latin jazz, el músico nacido en Camagüey (1965) no se cree los elogios y afirma que lo que hace es, simplemente, prestarle oídos y manos a sus espíritus.
"Me encanta lo de ser vanguardista, pero lo único que hago es escuchar voces. Hacemos música cubana, pero en una dimensión distinta por todos los sitios por donde hemos pasado. De todos ellos te llevas un camino, una esencia, un mundo espiritual.
"Estamos dando un mensaje basado en la diáspora africana. Yo diría que la música es la tierra y Africa es el ajo y la cebolla: sin eso no se puede cocinar. Africa es como la sazón de mi vida y de mi alma."
World music, entre la impostura y las raíces
Omar Sosa y muchos otros músicos, sobre todo africanos, australianos y latinoamericanos, han sido dados a conocer como parte del término world music.
Sosa dice: "Es normal, le han llamado world music a todo lo que no cabe en el rock, el jazz, el pop, pero todo es lo mismo.
"No soy de la opinión de dividir la música, ésta es una sola, la que toca el alma, la de esta tierra, la de los ancestros. La industria ha impuesto lo que quiere por sus santos huevos, pero detrás de todo está una tradición.
"Debemos seguir adelante y mostrar que detrás de este paquete prefabricado, hay una verdad ancestral. ¿Que no llenamos estadios? Nos ha tocado eso. A lo mejor en 40 o 50 años la música vuelve a un camino, en el que hay que tocar con un palo en una madera, y las computadoras sólo sean para reírse o para estar de espectadores."
Lo que brilla con luz propia nadie lo puede apagar
La muerte de Ibrahim Ferrer, el pasado 6 de agosto, representó la partida de una de las grandes figuras, pero en Cuba, dice Omar, siempre habrá talentos de sobra, aunque muchas veces no sean conocidos fuera del país.
La isla es uno de esos pocos lugares "donde la mierda no ha entrado, donde las multinacionales no pueden (pasar) porque el bloqueo no las deja. Tiene mucho talento que dar, pero yo quisiera que se abriera un poco más, y para ello no sólo basta voluntad política, es también un problema de mercado".
Para Sosa, la cultura y la música son fuerzas que los procesos políticos no pueden frenar, y que no siguen el control de nadie.
El también pianista cubano Bebo Valdés, por ejemplo, "está tocando la música que se escuchaba en los años 50, pero como eso se bloqueó, por el motivo que haya sido, no salió. Me parece que lo que están haciendo es matar el arte, pero como dice Pablo Milanés, 'lo que brilla con luz propia, nadie lo puede apagar'".
Omar Sosa estará antecedido por el austriaco Joe Zawinul & The Zawinul Syndicate, el 6 de septiembre, y el ciclo termina con Eugenio Toussaint y sus amigos, el sábado 10.
Mientras tanto, el pianista sigue trabajando en su próximo disco, con el título provisional de Punto de encuentro, con música de India, hip hop, rythm'n blues, música afrocubana y, por supuesto, jazz. Pero ¿qué es el jazz para Omar Sosa?
-El jazz para mí es la libertad, la libertad en todos los aspectos.
Fernando Camacho Servín