Humberto Ak'abal Kiqué
En este momento, la poesía en lengua kiché de Humberto Ak'abal es una vigorosa afirmación de pueblos que además de tener la fuerza para sobrevivir a quinientos años de la barbarie ejercida en nombre de la civilización y religión de occidente, que además de su capacidad de resistencia política y armada durante muchas épocas y en muchas zonas del continente (particularmente entre los mayas, desde los héroes sacrificados en la laguna de Tayasal hasta Rigoberta Menchú y Rosalía Tuyuc), nos enseñan ahora un nuevo camino para cantar, para aprender a escuchar la vida del mundo de otra manera, para vernos a nosotros mismos desde la mirada y las palabras que nos hemos empeñado en ignorar, en desconocer, en negar. "El caso Ak'abal", como lo llamó en un brillante análisis Mario Monteforte Toledo, es no sólo el del poeta que devuelve la voz a un pueblo al que se le habían quitado:
Lo indio en esta poesía está abajo de las palabras con las mismas precauciones con que se manejan las lenguas extranjeras... Esta interioridad, esta corriente subterránea la encontramos de manera suprema en Vallejo y en José María Arguedas y, en momentos felices, en Miguel Angel Asturias. La adivinación, el vislumbre de esa intimidad es algo que nos permite captar y sentir la poesía de Ak'abal como algo nuevo.
El gran poeta guatemalteco Luis Alfredo Arango lo saludó como el "amanecer" (eso significa su apellido en kiché), como el inicio de un nuevo día que se acerca desde las serranías del altiplano:
No cabe duda que Humberto Ak'abal estaba destinado para ser cargador de los signos del tiempo, portavoz de su pueblo en un momento crucial de la historia, porque a pesar de las cosas que le ocurrieron en su niñez y en su juventud, llegó a la poesía en medio de una sociedad convulsionada.
Pero no basta reconocer a Humberto Ak'abal como poeta k'iché o como poeta guatemalteco, sobre todo en América, donde desconocemos la otra milenaria conciencia indígena que somos, o que podríamos también llegar a ser. Humberto Ak'abal es un poeta que hermana en sí mismo la conciencia indígena (sus idiomas, su grandeza, su espiritualidad, su música, su canto) y la conciencia de nuestros nuevos países. Nació en Momostenango, Guatemala, en 1952. Ha escrito 14 libros de poesía y uno de cuentos. Entre otros reconocimientos destacan el Quetzal de oro, en 1993, de la asociación de Periodistas de Guatemala; el Diploma Emeritissimus, en 1995, de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala; el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars, de 1997, en Neuchâtel, Suiza; el Premio Continental Canto de América 1998, para escritores en lenguas indígenas, UNESCO, México, y el Premio Internacional de Poesía Pier Paolo Pasolini de 2004, en Roma, Italia. Ha sido traducido al inglés, francés, alemán, italiano, portugués, catalán y hebreo. Los poemas que aquí presentamos forman parte del libro que compilé con el título Las lenguas de América. Recital de Poesía, que la UNAM publicará próximamente en la Colección La Pluralidad Cultural en México.
Q'ela xa'r
Kaminaq chiri'
are jampa xkiya chwe
ri xuyakan kanoq:
jun q'ela xa'r.
-Cha k'olo wa inxaru,
xb'ix chwe, chupan
k'olon ri', ri utzij ri awati't.
Jarro viejo
Después de su muerte
me entregaron lo que ella
había dejado para mí:
un jarro viejo.
-Guardá este jarrito,
me dijeron,
adentro está la voz de tu abuela.
Kaminaq zotz'
K'o ri' chirij ri ja,
k'aqon chila, kaminaq zotz',
utzoqopin rib' cho ri utem ja.
Nima taq jab' ri'
ri xutij ri jun q'eq'q tob'aljab'
k'a xopan ri q'ij ri xutzaq ri uxik'.
Murciélago muerto
Y allí está detrás de la casa,
abandonado, murciélago muerto,
desprendido de la solera.
Cuántas lluvias
cargó ese paraguas negro
hasta que se quedó sin alas.
Wakamik
Are jampa' xink'astaj mer
man xinriq ta wib'
xinel k'ut che nutzukuxik wib'.
Xinb'inib'ej b'e xuquje uq'ab' b'e
k'atek'uri' xinriq wib'.
Int'uyul cho jun tanatik re q'ux
chuxe taq k'achelaj k'isis,
kintzijon ruk' ri mayul
kinwaj kinsach pa nujolom
ri man kab'an ta kwinik che.
Chiuxe ri waqan
uxaq che', xwi uxaq che'...
Hoy
Hoy
amanecí fuera de mí
y salí a buscarme.
Recorrí caminos y veredas
hasta que me hallé.
Sentado sobre un tanatón de musgo
al pie de una cipresalada,
platicando con la neblina
y tratando de olvidar
lo que no puedo.
A mis pies
hojas, sólo hojas...
Kakam ri qati't
Jitzam re sub'unel
ri ixoqib' kikiraq kichi':
kakam la ik',
kakam la ik'.
Ak'alab', alab'om,
chixk'astajoq!
Chixel uloq!
le qati't kakamik
kik' le uwachib'al, upalaj.
Ri raqom chi'aj ke' paqi'k
Ri xulq'ab'ik ke' xu'li'k.
Are ri xul, ri tum tum, ruk'a wakax,
q'el taq ch'ich', tzima kakitanata'.
K'akit'iq ri yataj chäj
xuquje' ri koxtar taq jo'q.
xa are ri qati't kuril qaq'
rech man kakam taj !
Ri qati't xk'astaj ri uwach xok'ow ri uyab'il
xtze'nik, juluw chi jumul'.
Ri kaqiq' xumes ri chaj
re xib'inaqil, ri chaj re xib'inem.
La luna se muere
Ahogadas de espanto
las mujeres corren la voz:
kakam la ik',
kakam la ik'.
¡Patojos, muchachos,
despierten,
salgan!
La luna se muere,
su cara tiene color de sangre.
Ruedan gritos loma abajo,
chiflidos trepan loma arriba.
Y xules, tambores, cachos,
botes y guacales.
Arden manojos de ocotes
y costaladas de tusas.
¡Qué la luna vea luz y no se muera!
Ella recobra su brillo de plata
y sonríe después del eclipse.
El viento barre
cenizas de susto.
Ri nima'
Ri nima' kutumij rib'
junam ruk' jun kumätz sokotojinaq;
jun nonoch' ri man ilom taj
kab'in puwi' ri ja'.
El río
El río se retorcía
como culebra herida;
una sombra extraña
caminaba sobre sus aguas.
Naj-naj
Pa wa jun ch'utin tinimit
juntira naj kakanaj wi :
ri wa,
ri tz'b'anik,
ri atz'yaq...
Lejanía
En este país pequeño
todo queda lejos:
la comida,
las letras,
la ropa...