Desarrollan un pernicioso hábito de grandiosidad
Los narcisistas, obsesionados con la fantasía del éxito propio
Como Narciso, quien según el mito griego se enamoró de su reflejo en el agua, quienes sufren del trastorno de personalidad narcisista desarrollan un pernicioso hábito de grandiosidad y se obsesionan con una fantasía de su éxito, su poder y su capacidad amatoria.
A la vez, estas personas pueden ser extremadamente sensibles a las críticas o a cualquier derrota. Ante un fracaso que ponga en duda la alta opinión que tienen de sí mismas, es fácil que se enfurezcan y caigan en severa depresión.
Barry George, asesino de la presentadora de la televisión británica Jill Dando, era un fantaseador en serie que padecía ese trastorno. Se hacía pasar por soldado de las fuerzas especiales y por doble de acción en películas, e insistía en que era primo de Freddie Mercury, el vocalista de Queen.
Todas las personas tienen rasgos de personalidad, formas características de responder a la tensión. Sin embargo, si bien todas tienden a responder de la misma forma a situaciones difíciles, la mayoría adoptan un curso de acción diferente si la primera respuesta es ineficaz.
En contraste, las personas con trastornos de personalidad son tan rígidas que no pueden adaptarse a la realidad; no están conscientes de que su pauta de conducta es inapropiada y a menudo creen que es normal y correcta.
De casi una docena de trastornos de personalidad, el narcisismo está marcado por una pauta de conducta egocéntrica y egotista que persiste aunque cause problemas en el trabajo o en las relaciones con otras personas. Por lo común empieza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y es difícil de atender.
Como quienes lo padecen se creen superiores, dan por sentado que se les admira y con frecuencia sospechan que otros los envidian. Sienten tener derecho a que se atiendan sus necesidades sin esperar, y explotan a otros cuyas necesidades parecen menos importantes.
Algunos están afectados de manera leve, pero en casos más graves la condición puede conducir a perder días de trabajo o de escuela, a aislarse de la familia y los amigos e incluso al riesgo de suicidio o de conductas criminales.
David Holmes, siquiatra de la Universidad Metropolitana de Manchester, señala: "Alguien que padece el trastorno de personalidad narcisista es muy egoísta, siente tener derecho a que lo elogien y le concedan cosas y a ser tratado casi como rey la mayor parte del tiempo".
La primera manifestación es que la persona habla de sí misma, de su trabajo y de su vida como si no hubiera nadie más en escena. Da la impresión de que lleva sobre los hombros una responsabilidad heroica por su familia o su trabajo porque los demás no son dignos de fiar, no cooperan o son inadecuados en otros sentidos. Desprecia y denigra las aportaciones de otros y se queja de que nadie lo ayuda.
Es probable que su estoicismo les atraiga admiración, pero carecen de simpatía y empatía y se aprovechan de los demás para obtener lo que desean a cualquier costo. Por lo común su conducta se considera ofensiva, egocéntrica y arrogante.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya