Regresivo, el cambio cualitativo en la materia este sexenio, dice el funcionario de la UNAM

Hay dinero, pero las universidades no importan al gobierno: Labra

El aumento de matrícula consumió el incremento de los presupuestos asignados de 2000 a 2005

ANGELICA ENCISO L.

Durante este gobierno no se cumplieron las metas previstas ni se produjeron cambios favorables para el financiamiento a la educación superior, ya que mientras el presupuesto tuvo un aumento de 6.5 por ciento en términos reales entre 2000 y 2005, la matrícula creció 21 por ciento en ese periodo.

Esto deja a cada estudiante un presupuesto anual de 3 mil 538 dólares, 47 por ciento del promedio de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), 7 mil 504 dólares, y por debajo de lo que destinan Argentina y Brasil, señaló Armando Labra Manjarrez, secretario técnico del consejo de planeación de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Durante el seminario nacional sobre financiamiento de la educación superior, que organizó la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, que comenzó ayer, Labra Manjarrez aseveró que esta situación no se debe a la falta de recursos económicos, sino a aspectos políticos, ya que la educación superior no es prioridad de esta administración.

Aseveró que el crecimiento de la matrícula ha sido mayor al gasto público federal, lo que ocasionó que por alumno los recursos bajaran de 31 mil 209 pesos, en 2000, a 29 mil 661, este año.

Sostuvo que "en esta administración no se presentan cambios cuantitativos relevantes en educación superior, como no sea para retroceder". Indicó que el subsidio extraordinario, el que destina el gobierno, tuvo una reagrupación de los recursos federales entre 2000 y 2005 y el balance es negativo; la distribución "fue desigual para la superación de los aspectos estructurales".

Señaló que la suma de recursos se redujo 19 por ciento, ya que pasó de 4 mil 830 millones de pesos, en 2000, a 3 mil 921 millones este año. "Eso hace inviable el cumplimiento de la meta comprometida de incrementar 30 por ciento en términos reales los recursos de los programas extraordinarios a 2006", aseguró.

Los recursos canalizados mediante programas extraordinarios con el Programa Nacional de Educación Superior no registraron un crecimiento sostenido, sino marcadas fluctuaciones. Dentro de las acciones sólo la de becas tuvo un aumento sostenido en términos reales, ya que creció de 322 millones de pesos a 350 millones, aunque el aumento de la cobertura se logró a condición de no incrementar el monto de la beca, el cual era 79 por ciento del salario mínimo general y actualmente representa 66 por ciento.

En suma, expresó, "el resultado de las líneas del gobierno federal para asignar recursos públicos a la educación superior no permiten observar cambios cualitativos en las políticas de financiamiento".

Los hechos demuestran que la discrecionalidad, la inercia y la desatención sistemática de la educación como elemento no prioritario de la política presupuestaria indican que es mítico decir que no hay recursos. "Sí hay recursos, pero la educación pública no es prioridad. No somos elemento prioritario y es parte de los rasgos que definen el balance del gobierno y explican en buena medida los avances exiguos y el escaso cumplimiento de los compromisos sexenales", señaló Labra Manjarrez.

La posición del gobierno ante la educación superior es contraria al mandato de los cambios de la Ley General de Educación aprobados por el Poder Legislativo en 2003, que establecen la obligación de designar recursos públicos a la educación equivalentes a 12 por ciento del PIB; a educación superior debería ser uno por ciento y es 0.6.

Recordó que a partir de 2001 los recursos propuestos por el Ejecutivo sistemáticamente han sido inferiores a los del año precedente, "de modo que el aumento moderado se atribuye al Poder Legislativo, que ha sido sensible a las demandas de educación superior".