Cerisola: no hace falta otro aeropuerto
Con una ceremonia inaugural que sólo requirió 22 minutos y un recorrido relámpago de diez minutos más culminó ayer oficialmente la ampliación y modernización del edificio central del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), la cual absorbió, tan sólo en recursos públicos, una inversión de mil 404.5 millones de pesos.
Se trata de una obra de 90 mil metros cuadrados para ampliar y remodelar el edificio de la terminal aérea y de 129 mil metros cuadrados adicionales en la construcción de tres rodajes y dos plataformas en las áreas operacionales, según informaron al presidente Vicente Fox el secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, y el director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, Ernesto Velasco León.
Cerisola declaró que actualmente el aeropuerto capitalino atiende a 24 millones de pasajeros -en realidad esa cifra es menor a 23 millones-. Al referirse a la decisión de crear un sistema metropolitano de aeropuertos, aseguró que "las nuevas pistas del AICM pueden estar y están (ahora) en Toluca, Puebla y Cuernavaca, junto con sus rodajes, plataformas, terminales y demás componentes".
Planteó que más de 50 por ciento de las personas que hoy utilizan el aeropuerto capitalino preferirían utilizar alguno de aquellos tres. Desde el aeropuerto de Toluca, ejemplificó, ya operan vuelos con ocupación promedio de 70 por ciento hacia Monterrey, Houston, Cancún y Madrid. También informó que acciones similares ya se realizan desde Cuernavaca y Puebla.
"A corto, mediano y largo plazo" el sistema metropolitano de aeropuertos resuelve la problemática aérea del valle de México, por lo que "se hace innecesario seguir pensando en un nuevo aeropuerto en esta región", según Cerisola.
De acuerdo con su informe, el sistema nacional de aeropuertos que tiene a su cargo ASA (integrado por 26 terminales en el país) ha destinado en este sexenio "más de 7 mil millones de pesos (para modernizarlos), a los que se sumarán otros tantos durante éste y el próximo año".
Triunfo Elizalde y Rosa E. Vargas