Coinciden nombres de seis precandidatos con el comportamiento de los novillos
Interesante estilo del michoacano Pepe López impacta en su presentación
Rodrigo Muñoz sufre cornada penetrante de vientre
Tres buenos bureles de Los Ebanos
Ampliar la imagen Pepe L� es otra revelaci�e la temporada chica FOTO Rafael S�hez de Icaza Foto: Rafael S�hez de Icaza
En la decimotercera novillada de la temporada en la plaza México ni al juez de plaza Jorge Ramos, ni a ningún vocero de las imaginativas porras, ni a alguno de los gritones que luego sueltan sus bien intencionadas ocurrencias, ni a uno de los numerosos asesores con que cuenta el empresario que no da dinero, le pasó por la cabeza sugerir un minuto de aplausos con motivo de un aniversario más (58) del nacimiento a la inmortalidad de Manuel Rodríguez Manolete. Omisión injustificada pero explicable: es demasiado torero para tan poca fiesta.
Tal vez animados por la reveladora foto de Martín Diego Rodríguez publicada en la columna Astillero, de Julio Hernández López, en La Jornada del lunes 22 de agosto, donde por fin el presidente Vicente Fox se animó a confesar, tardíamente como ha sido su estilo en todo, su taurinismo de clóset, al mostrar en público una interesante fotografía en la que él él él ejecuta una templada verónica a minúscula vaquilla, los creativos y politizados promotores de la Plaza México decidieron bautizar la novillada de la ganadería de Los Ebanos con los nombres de pila de seis precandidatos seis a la Presidencia de la República.
Por esas extrañas coincidencias se adelantó a todos y abrió plaza Santiago, con 429 kilos, largo, discreto de cara y que no obstante ser listón tardó en enterarse. Medio recargó en el puyazo y el favorito de la empresa, Paul Cortés, que hacía el paseíllo por sexta ocasión en lo que va de la temporada, se echó toreramente el capote a la espalda para luego quitar por gaoneras sobre pies.
Clarote y repetidor pero soso, lo que se dice sin transmisión, Santiago permitió que Cortés le corriera la mano en varias tandas obviamente con la derecha, pero ajustándose poco y expresando menos. "Que te lo indulten", propuso un sospechosista desde el tendido, antes de pinchazo y entera contraria.
En segundo lugar salió Andrés Manuel, con 418 kilos, mejor armado y de mejores hechuras que el anterior, negro bragado, que tras el puyazo acusó un defecto en la vista, acudiendo de largo al engaño pero perdiendo éste al tenerlo delante. Con dicho ejemplar el fino novillero Rodrigo Muñoz hizo un quite por ligadas y cadenciosas chicuelinas y con la muleta, luego de estar empeñoso y de sufrir varios desarmes -no olvidar que Andrés Manuel era burriciego-, fue cogido y empitonado en la arena varias veces, tardando las cuadrillas una eternidad en intervenir y sufriendo Rodrigo Muñoz una seria cornada penetrante de vientre, que por fortuna no perforó el paquete intestinal.
Hizo tercero Cuauhtémoc, con 420 kilos, entrepelado y medio bragado, con más edad pero discreto de cabeza, que recargó en una vara trasera, y al que un espigado joven nacido hace 18 años en Morelia le plantó cara en templados, sentidos y muy bien rematados muletazos con la diestra. Bien colocado y sabiendo tirar de los novillos, Pepe López no sólo corre la mano con largueza sino que sonríe para sí y para el tendido, que siempre lo agradece.
Cuando ya se perfilaba para entrar a matar, López escuchó algunos silbidos de protesta y cometió el error de seguir toreando, lo que se tradujo en pinchazos, descabellos y un aviso, malogrando así su interesante faena, en tanto el juez Ramos ordenaba un excesivo arrastre lento para el novillo.
Enseguida saltó Roberto (425 kilos), corniapretado y tan cornivuelto que más bien parecía de cuerno retorcido, descompuesto en las embestidas y que en vez de recargar en varas tiró cornadas al peto. Pasó y pasó tras la muleta de Paul Cortés sin que a la postre pasara nada, pues una cosa es la repetitividad cansina y otra la bravura auténtica. Mal matando, Cortés deberá reflexionar antes de querer instalarse en figura de la novillería.
Con Arturo, quinto de la tarde, cárdeno salpicado y tardo, que a la postre resultó bravucón, Pepe López volvió a reiterar su sentido de la colocación, acompañando en ocasiones con la cintura, como lo haría también con el último, Felipe, que empezó indefinido y descompuesto y en el tercio final de plano se rajó.
"¡Tomen su voto, bola de ojetes!", gritó una gorda de sombra general, habida cuenta del nulo interés que los seis precandidatos han mostrado por la suerte de la fiesta brava en el país.