Usted está aquí: lunes 29 de agosto de 2005 Cultura La sociedad no practica el deseo inteligente: Andrés de Luna

Amor y dolor en su nuevo libro El invierno apenas comienza

La sociedad no practica el deseo inteligente: Andrés de Luna

CARLOS PAUL

Como un juego de laberintos enigmáticos expresados entre lo que es femenino y masculino, el bosque y la caverna, el deseo oscuro y el luminoso, es como define el escritor Andrés de Luna su más reciente novela El invierno apenas comienza, en la que narra la historia de un hombre que rememora su adolescencia teñida de erotismo y fatalidad.

Publicada por Tusquets Editores, esta obra se propone exhibir "los diversos matices del deseo" mediante la confrontación del protagonista ante el dolor, la incertidumbre y su propio deseo, y cómo al final sobrevive ante esa condición doliente.

Celeste, Claudette y Rada son las tres jóvenes mujeres que de distinta mane- ra desconciertan al protagonista y mar-can lo que podría ser su viaje de iniciación por los laberintos del deseo y la sensualidad.

Celeste, de acuerdo con el personaje, "es una joven arrogante, habituada a pisar los terrenos de las consideraciones intelectuales" y que igual ofrece al protagonista, durante el invierno, la hospitalidad de su cuerpo.

Claudette "es una maga de la crueldad", cuya audacia abre las sendas del éxtasis, las puertas del paraíso, para luego arrojarlo al abismo del abandono. El protagonista se convierte así en el juguete preferido de la personalidad manipuladora y perversa de esta mujer, quien "lo degradará paulatinamente hasta hacerlo descender a sus propios infiernos, a sus instintos más primitivos".

En tanto, la cercanía de Rada "es un detonador que inquieta", es el deseo luminoso que lo lleva, en cierto momento, a experimentar los placeres de una orgía.

El hombre que narra su historia es un curador de arte y docente, quien ha heredado de sus tíos un castillo cercano al pueblo de Dum, donde de adolescente pasaba sus vacaciones. Al instalarse allí para tomar un periodo sabático, vendrán a su mente tiempos familiares, los primeros descubrimientos eróticos y los placeres del voyeurismo.

En El invierno apenas comienza se conjugan una serie de deseos, explicó el autor. "El personaje, quien se considera hedonista, se encuentra atrapado en una compleja situación que para él resulta muy extraña. Al recordar su adolescencia, revive las diversas facetas eróticas a las que se debió enfrentar."

Para Andrés de Luna, la parte oscura del deseo es "la que nos lleva a cometer las peores estupideces; por eso el deseo tiene que ser inteligente y lúcido. No es una actitud moralista -añade-, sino de prudencia que se sustenta en algo que aquí el personaje ha logrado aprender, en el sentido de poder decidir lo que le conviene".

En la actualidad, comenta el autor de El rumor del fuego: Anotaciones sobre eros, "el deseo inteligente no es una actitud generalizada en la sociedad, todavía sigue habiendo una actitud displicente ante, por ejemplo, la pandemia del sida, se sigue insistiendo en prácticas materialmente suicidas. Hoy, si alguien participa en sexo colectivo sin condón, sería más que una estupidez".

Para concluir, De Luna destacó que la literatura erótica en estos momentos, por lo menos en Europa, "se ha reintegrado verdaderamente a la literatura, pues en décadas pasadas vivía como expulsada, en un especie de sótano donde parecía que había que separarla de los demás textos para que no contaminara a la literatura que no tenía la condición del erotismo. Hoy ya no existe esa idea de separar la literatura erótica de la literatura en general, aunque en México hemos avanzado algo, todavía estamos un poco atrasados al respecto".

 
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