"Hay que preguntarnos si será suficiente una acción timorata para combatir el narco"
"Pobres", los resultados del programa México Seguro, dice la Iglesia católica
Quienes se dedican al narcotráfico están excomulgados automáticamente, acotó el sacerdote Mario Angel Flores, directivo del arzobispado de México. En un artículo al respecto en el semanario Desde la Fe, el religioso sostuvo que de ninguna forma es compatible con la vida cristiana una actividad que está orientada desde el principio a la destrucción de la persona, la corrupción de los valores y de las autoridades y, en sus momentos más intensos, al asesinato de propios y extraños.
En espera de que los obispos católicos de México en algún momento se expresen de manera clara y explícita sobre esta excomunión de facto, el catedrático de la Universidad Pontificia de México aseguró que quienes se dedican a los "sucios negocios de la droga" lo hacen con una clara ausencia y vacío de Dios, marcados por la deshonestidad y la sangre.
Lo único que buscan, insistió, es el poder del dinero, y por ello se postran ante un "falso dios que destruye la dignidad humana". No hace falta declarar la excomunión para quien por sí mismo, precisó, "ha quedado excomulgado de una comunidad que tiene como ideal el bien del hombre en su realidad presente y la salvación en su proyección hacia la eternidad".
Mario Angel Flores consideró que el programa gubernamental México Seguro tiene resultados "pobres", mientras "sigue creciendo el número de ejecutados, que llega casi a mil en lo que va del año", número que, consideró, es superior a las víctimas del terrorismo en diversas partes del mundo.
Para el sacerdote, lo que México vive por el consumo de estupefacientes representa un "riesgo enorme para toda la sociedad, porque está afectando la convivencia social y, lo más grave, los valores fundamentales de nuestra cultura".
Condenó que como sociedad "no estamos haciendo lo suficiente para enfrentar esta problemática. Hay un círculo vicioso que no podrá romperse simplemente con un mayor número de fuerza pública, expuesta a la poderosa corrupción del narcotráfico, ni se podrá erradicar el fenómeno si no se acaba de raíz con el narcomenudeo, que ahora está a la puerta de nuestras escuelas de todos los niveles y en todos los tugurios y antros del país".
Baste recordar, apuntó, que los "grandes embarques y las enormes transacciones que se hacen de una nación a otra, pasando por nuestro país hasta llegar a Estados Unidos, (van) dejando tras de sí un fuerte vicio entre los jóvenes y muertes entre los sicarios dedicados al más indigno de los negocios de nuestro tiempo".
Es momento de preguntarnos, indicó el religioso, si será suficiente "una acción parcial y timorata" para combatir estos "sucios negocios" o "hemos llegado al momento de combatir con energía y sin miedo un fenómeno que está acabando día con día con la paz social, con la juventud y con la integridad de las familias.
"Para empezar", dijo, "como Iglesia debemos ser muy claros: fuera los narcotraficantes y una llamada de atención a los consumidores y adictos -a reserva de estar también fuera si no hay conversión-, y fuera todos los que sirven en la cadena interminable de cultivo, comercialización y consumo."