|
29 de agosto de 2005 |
EL DESEMPEÑO REAL DE PEMEX
Ronald Buchanan Ingresos sin precedentes... nuevos récords de producción... Pemex la empresa dirigida por Luis Ramírez Corzo, como la suelen llamar nos inunda de información sobre sus logros. Pero ¿cómo medir el desempeño de Pemex de manera imparcial? George Baker, director de la consultoría Baker & Associates de Houston, ha desarrollado un método novedoso que arroja resultados muy interesantes. En un estudio que acaba de publicar su servicio Mexico Energy Intelligence, Baker explica que no se puede medir el desempeño con la misma vara que se usa para otras petroleras. Pemex más bien tiene las características de un servicio público con franquicias, que las de una empresa comercial, argumenta. Y, mientras la rentabilidad en términos de dinero es lo que indica si las cosas van bien o mal en Chevron o Shell, en cambio, como servicio público hay que medir el desempeño de Pemex contra el número de clientes a los que sirve. Todos los mexicanos son clientes de Pemex, como automovilistas, usuarios de transporte público, de gas o de electricidad (Pemex es el proveedor del combustible en la mayoría de los casos) y demás. También indirectamente lo son por el hecho de que las obras públicas o los servicios de educación y salud se pagan en parte con los impuestos y derechos que Pemex aporta al presupuesto federal, del cual forman más de la tercera parte. Ahora bien, cuando se compara el desempeño de una empresa comercial a través de los años, se hacen ajustes para los cambios en el valor de la moneda. No es lo mismo tener una utilidad de 50 millones de dólares ahora que hace 20 años. El método Baker usa una técnica similar para medir el desempeño de un servicio público: la empresa va bien si el aumento en su producción rebasa el de la base de clientes que tiene (o sea la población de país, en el caso de un monopolio estatal); va mal cuando no crece, o crece pero la cantidad de gente a la que tiene que servir lo hace más de prisa. En tres áreas estudiadas por Baker, Pemex superó el crecimiento demográfico en la última década. Las exportaciones de crudo crecieron 30 por ciento de 1994 a 2004; ajustadas por el crecimiento de la población, el aumento fue de 22 por ciento. La producción del campo Cantarell proveedor de dos terceras partes de todo el crudo que produce el país creció aún más, 80 por ciento en relación con la población. El caso del gas natural no asociado también era positivo, aunque más modesto: crecimiento de 15 por ciento. En otras tres áreas los resultados para Pemex eran negativos. Ajustados por el crecimiento de la población, la producción de las refinerías de Pemex llega a apenas a 85 por ciento de lo que era hace una década. También cayó la producción de crudo fuera de Cantarell; representa 70 por ciento de lo que era. Pero la caída más estrepitosa fue en petroquímicas, donde la producción actual solamente llega a 45 por ciento. La metodología de Baker tiene sus defectos, pero el principio es bueno. Si el desempeño de una empresa se mide en términos monetarios "reales", también el de un servicio público debe medirse en términos reales respecto de la cantidad de gente a la que sirve. Obviamente los atrasos en refinación y, sobre todo, petroquímica, han implicado la necesidad de recurrir a cada vez más caras importaciones; Pemex queda reprobada, pues. En producción de crudo, lo que ha salvado a la empresa es Cantarell; sin él, ya tendríamos que importar cantidades grandes de crudo. Pero el desempeño de los otros campos es pobre y preocupante. Como ya está Cantarell a punto de entrar en declive, si Pemex quiere seguir exportando tiene que buscar una solución, probablemente en aguas profundas del Golfo, pero muy pronto § |