Afirma que somos testigos de una crisis de la civilización y no se sabe su destino
La ambición de unos pocos detona la violencia en el mundo, dice Kurnitzky
En su libro Una civilización incivilizada asegura que la sociedad necesita la globalización
En el mundo se ha incrementado la violencia porque una mínima parte de la población tiene mayor riqueza, mientras que la pobreza en varios países cada día se agrava más.
Horst Kurnitzky, profesor alemán visitante de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el libro Una civilización incivilizada. El imperio de la violencia en el mundo globalizado, realiza una revisión crítica sobre el creciente sentimiento de impotencia del individuo, de estar en desamparo o a merced de la violencia del Estado o de la economía.
En el volumen señala que se trata de un conflicto esencial que toda forma de asociación humana reproduce: "el conflicto entre el deseo de satisfacer necesidades individuales y la exigencia de restringir esas satisfacciones en beneficio de la preservación de la sociedad."
Asimismo aclara que en la actualidad existe confusión entre neoliberalismo y globalización. "El neoliberalismo quiere dar todo a la economía, al egoísmo de ciertas personas, y la globalización siempre ha existido; la conocemos cuando un pueblo se asocia a otro pueblo, cuando se da una mezcla, una globalización.
"Lo que la gente intenta criticar es la concentración de poder de grandes empresas de monopolios que dominan todo el mundo, pero muchas veces se va por otro lado y critica la globalización que en realidad necesitamos por el intercambio."
En la actualidad, lo que se denomina globalización "se refiere, en la mayoría de los casos, a la imposición económica de una cultura de unidad generalizada a través, sobre todo, de los grandes consorcios y cadenas de alcance mundial", explica el catedrático.
Según el estudio de Kurnitzky, la pobreza se debe a que no existe un proyecto económico que incluya la problemática social.
"Se necesita un análisis más profundo, el pueblo resiste porque quiere preservar su cultura, pero debemos buscar una forma solidaria de resistir que no necesariamente sea la violencia."
En el libro comenta que "somos testigos de una compleja crisis de la civilización y sus consecuencias son imprevisibles. En lugar de que la solución de los conflictos se dé a través de formas lo más exentas de violencia que sea posible, aparece con más frecuencia el empleo de la violencia directa para imponer los intereses de particulares".
Horts Kurnitzky considera que no existe sociedad que no pague un sacrificio, ya que esto es el punto de partida de cualquier asociación social.
"En una sociedad preocupada por alcanzar un grado de civilización cada vez más alto, la meta de buscar el equilibrio de los intereses y de proteger los derechos humanos de todos ha sido sacrificada en favor de la imposición egoísta de intereses de grupo."
Una sociedad no puede prosperar sin la primacía de la política, al respecto Kurnitzky señala: "Deben establecerse los límites del mercado y poner un alto a las tendencias voraces. Controles democráticos del gobierno y de los flujos de capitales y bancos, con el propósito de prevenir la concentración de poderío económico.
"Si no se consigue que los derechos humanos políticos y económicos se instauren y se garanticen en una sociedad constituida democráticamente no sólo de manera formal, el siglo XXI podría ser el momento en el que guerras étnicas y religiosas conducidas por intereses económicos parciales desemboquen en una guerra civil global."
La eliminación de la violencia además de ser una cuestión de educación, agrega el profesor, tiene que ver con formas sociales para resolver conflictos de manera pacífica, para ello es importante la tolerancia y el compromiso de las personas, pues existen sociedades sin fines colectivos.