La productividad del campo mexicano, más baja que en Nicaragua y Panamá: BM
Benefició apertura a la agricultura comercial, pero no redujo pobreza
Apoyo en educación, salud y finanzas favorecería el cambio a actividades rurales no agrícolas
Cada año desde el inicio de este sexenio emigran 500 mil personas a EU: Pew Hispanic Center
Las políticas de apertura comercial que se comenzaron a aplicar a México a finales de los años 80, y reforzadas en los últimos años, beneficiaron en especial a la agricultura comercial, pero tuvieron poco impacto para los campesinos pobres, concluyó una evaluación del Banco Mundial sobre la pobreza en el medio rural del país.
Cerca de 21 millones de mexicanos viven en el ámbito rural y, de acuerdo con el organismo, uno de cada tres residentes rurales vivía en la pobreza extrema en 2004, en comparación con uno de cada 10 en el medio urbano.
Los salarios agrícolas son 11 por ciento menores a los de hace una década y en el fondo del problema puede estar más bien la falta de una política pública consistente antes que la carencia de recursos.
"El gasto público en la agricultura en México es uno de los más altos de Latinoamérica", medido como proporción del gasto público total, comentó Isabel Guerrero, directora del Banco Mundial para México y Colombia. "Se ha invertido una enorme cantidad de recursos en el campo, especialmente en los últimos cuatro años, pero la productividad laboral en el campo mexicano es una de las más bajas de Latinoamérica, más baja que Nicaragua, Panamá o Paraguay", apuntó.
En México, el gasto público en la agricultura representa 8 por ciento del gasto público total, el doble del promedio latinoamericano y muy superior al de países como Argentina, en donde es de 0.5 por ciento, según los datos del Banco Mundial contenidos en el reporte Generación de ingreso y protección social para los pobres, una evaluación de los programas contra la pobreza del gobierno mexicano, divulgado esta semana.
A pesar del monto de gasto público destinado a la agricultura, la productividad laboral en el campo en México es la mitad del promedio latinoamericano, una quinta parte de la reportada en Argentina, y debajo de la registrada en Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Colombia, Cuba, Brasil, Venezuela, Chile, Costa Rica y Uruguay, de acuerdo con el organismo.
Lo que se ve en México, añadió Isabel Guerrero, es que el gasto público no está yendo a aumentar la competitividad en la forma en que se podría en el futuro.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática establecen que la agricultura aporta 5 por ciento del producto interno bruto (PIB), aunque en el campo viven 21 millones de personas, 20 por ciento de la población total del país.
En los últimos cinco años ha ocurrido un incremento en la migración del campo a las ciudades y en especial del campo hacia Estados Unidos, aunque este tipo de migración también está ocurriendo desde las zonas urbanas. El Pew Hispanic Center, una organización privada con sede en Miami, estima que cada año desde 2000 han emigrado a Estados Unidos medio millón de mexicanos.
"Los pobres rurales intentan alejarse de la agricultura como fuente central de ingreso y empleo y cambiar hacia actividades rurales no agrícolas, en especial a los sectores de servicios y construcción", señala el reporte del Banco Mundial.
Esta tendencia es, en parte, resultado del bajo desempeño de las actividades agrícolas para los agricultores a pequeña escala, que no han podido aumentar su productividad en el tiempo. Los campesinos pobres tampoco han tenido la posibilidad de cosechar los frutos de las actividades rurales no agrícolas en la misma medida que quienes no están en la pobreza. "Un apoyo gubernamental apropiado en ámbitos como la educación, la salud y las finanzas podrían contribuir a que los pobres cambiaran con mayor facilidad hacia actividades rurales no agrícolas, incrementando también la productividad de la agricultura", plantea el documento.
El efecto de los choques
El Banco Mundial apuntó en el reporte, elaborado a petición del gobierno mexicano, que la crisis en sectores específicos del campo mexicano, como el colapso de los precios reales de los bienes agrícolas que se presentó durante los años 90 y la aún más concentrada crisis del café, pueden ser representativas de lo que significa un choque de importancia para el ingreso familiar.
"Los incentivos de precios agrícolas siguen en un nivel bajo. Esto es en gran parte resultado de la apertura de la economía, que crece con la presencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y las condiciones desiguales de competencia que enfrentan los campesinos mexicanos en la mayoría de las cosechas con respecto a sus vecinos del norte, dados los niveles de dotación más deficientes y los extensos programas de subsidios agrícolas que se aplican en Estados Unidos y Canadá", añadió.
Programas oficiales como Procampo, abundó, tienen algún efecto positivo en el consumo de los pequeños campesinos, pero no han sido igualmente exitosos para lograr las metas establecidas, que consisten en apoyar a los productores nacionales de productos básicos para ajustarse a la competencia internacional a partir del TLCAN y contribuir a que los agricultores cambien a cosechas más competitivas.
En este sentido, el Banco Mundial consideró que las políticas de apertura comercial beneficiaron en especial a la agricultura comercial (asentada en la región norte del país, orientada a la exportación de productos primarios, básicamente) pero sin un impacto positivo para los campesinos pobres.
"El impacto limitado para la competitividad de los pequeños agricultores y sobre la pobreza rural puede haberse debido a la falta de una estrategia suplementaria de largo plazo para la restructuración agrícola y al poco apoyo mostrado para llevar a los campesinos pobres a reconvertirse a cosechas más prometedoras y aprovechar las nuevas oportunidades del mercado".