La mayoría de las mil 320 personas retiradas de Cisjordania, ajenas a la región
Completa Israel el desalojo de 25 colonias en los territorios palestinos
Felicita el presidente de la ANP al premier israelí por el éxito del operativo; pronto se reunirán, dice
Ampliar la imagen Una mujer con su hijo en brazos es sacada por fuerzas israel� de la casa que habitaban en la colonia de Homesh FOTO Reuters Foto: Reuters
Homesh, 23 de agosto. La policía y el ejército israelíes completaron hoy el plan del primer ministro Ariel Sharon de dejar vacíos 25 asentamientos judíos en los territorios palestinos reocupados, después de irrumpir en las últimas dos colonias marcadas para el desalojo y retirar del lugar a colonos y a más de mil infiltrados ilegales.
Las fuerzas de seguridad sometieron a la resistencia militante que enfrentaron en Homesh y Sanur, en la cima de unas colinas, en lo que ha sido la más difícil fase de una operación que ha fortalecido la posición de Sharon, pues se realizó en menos tiempo que el marcado por el cronograma planteado originalmente.
Si bien las predicciones de que opositores a la evacuación utilizarían armas de fuego no se materializaron, la policía y el ejército enfrentaron una desobediencia civil más decidida, pues los residentes en las colonias rodearon de barricadas sus casas y edificios.
También hubo otras formas de resistencia, sobre todo pasiva, como en la mayor parte de los asentamientos de la franja de Gaza evacuados la semana pasada.
El ejército aseguró la noche de este martes que un hombre había sido arrestado por tratar de apuñalar a un soldado en la universidad religiosa, o Yeshiva, y que hubo otro intento de apuñalamiento.
Al caer la noche en Homesh sólo quedaban dos manifestantes, uno de los cuales se subió a una torre de alta tensión de 30 metros y desde ahí gritó consignas contra el desalojo de la colonia.
En el movimiento contra el desalojo que comenzó hace una semana, los opositores, provenientes de asentamientos de Cisjordania e Israel, enredaron alambre de púas en torno a casas y edificios públicos, y atacaron a los policías y soldados arrojándoles huevos, pinturas, harina, focos.
También prendieron fuego a montañas de escombros y al menos a un automóvil, y utilizaron grandes espejos para deslumbrar a las fuerzas de seguridad que circulaban a pie o a bordo de vehículos.
En al menos dos casas, decenas de judías adolescentes aplaudían y cantaban himnos religiosos en los segundos pisos de esos inmuebles, cuyas escaleras habían sido destruidas con el fin de volver más peligroso su arresto.
Las fuerzas de seguridad fueron obligadas a cubrir con cal los principales caminos después que opositores regaron aceite en ellos para entorpecer el avance policial. La policía de Sanur usó gases lacrimógenos para desalojar el tejado de una vieja estación de policía británica que los opositores usaban como último reducto.
El momento decisivo en Homesh sobrevino cuando miembros de la policía fronteriza, con cascos de visera y escudos, se treparon en escaleras de incendio para cortar una madeja de alambre de púas de dos metros de altura en torno a la sinagoga de ese asentamiento.
Desde la azotea del templo, decenas de adultos, jóvenes y niños habían permanecido durante horas insultando a los uniformados y arrojándoles huevos. Una vez en el tejado, la policía trajo un bulldozer con la misión de bajar del tejado a los adultos esposados, usando la excavadora.
Agentes de la policía forzaron las puertas del templo para tener acceso a la universidad religiosa contigua, de donde sacó a rastras a unos 40 opositores.
El jefe de la armada, general Dan Halutz, anunció que la demolición de 2 mil 500 casas en Gaza se llevará a cabo en un plazo de 10 días, y que la velocidad del desalojo dejó huecas predicciones anteriores, como la que afirmaba que no se cumpliría la operación, y que de ser así ésta sería un proceso accidentado y violento.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, felicitó por el éxito del desalojo a Sharon y afirmó que pronto espera reunirse con él. De su lado, el gobernante israelí planea aprovechar al máximo su éxito cuando en septiembre hable ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.
De otro lado, al romper el tabú de desmantelar cualquiera de los asentamientos que han crecido sin control desde que Israel invadió Gaza y Cisjordania, en 1967, el proceso puede alentar llamados internacionales e internos para que se consideren más evacuaciones a gran escala en Cisjordania.
Sharon puede estar tratando de evadir la presión al cumplir finalmente su antigua promesa a Estados Unidos de desmantelar puestos ilegales, que para todo efecto no son sino pequeños asentamientos que no han sido abiertamente autorizados por el gobierno.
Tel Aviv admite que se construyeron en 2001 al menos 24 de estos asentamientos desde la llegada del primer ministro al poder. El diario Jerusalem Post reportó que Sharon comenzará probablemente a desmantelar esos puestos dentro de los próximos 90 días.
Al mismo tiempo, Sharon ha dicho repetidamente a su impaciente partido Likud que no tiene intención de llevar a cabo otro repliegue unilateral, y esta semana reiteró que continuará la expansión de los más grandes bloques de asentamientos semiurbanos en Cisjordania.
El ánimo de los opositores al desalojo en Homesh y Sanur pudo verse afectado por las repetidas predicciones de líderes de colonos en el Consejo de Yesha, siempre desmentidas por Sharon, de que los desalojos en Gaza fueron los primeros de muchos otros que seguirán en Cisjordania.
Una madre, que se identificó sólo como Orly, llegó a Homseh hace tres meses para unirse a las protestas contra el desalojo con sus cuatro hijos. Todos ellos, excepto uno, lloraron cuando la policía irrumpió en la sinagoga.
"Es horrible que hayamos destruido nuestras tierras, nuestra sinagoga, que destruyamos nuestros hogares. Los palestinos estarán felices de ver esto", dijo Orly.
En una casa, la policía se vio obligada a improvisar con tabiques una escalera, y en otra a usar una escalera de albañil, para bajar a chicas adolescentes, luego de que un rabino local fracasó en sus tibios esfuerzos de convencerlas.
Varios hombres y mujeres fueron sacados de sus casas pataleando y luchando luego que las tropas rompieron las puertas-barricadas de sus hogares. La enorme mayoría de las mil 320 personas retiradas hoy de ambos asentamientos eran infiltradas.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca