MEXICO SA
Deprimente tasa anual de crecimiento en el sexenio de Fox
El desarrollo brilla por su ausencia
DE TANTO REPETIR LA PROMESA, parece que el inquilino de Los Pinos da por hecho que de tiempo atrás hizo realidad una de sus más atractivas ofertas de campaña: 7 por ciento de crecimiento económico anual.
DESDE LUEGO QUE LA realidad es otra, pero año tras año, "atorón" tras "atorón", el presidente Fox no deja pasar oportunidad para reiterar tal promesa, con una sola variante: cambio de fecha en el calendario.
EL MERO DIA DE LAS cabecitas blancas de 2001, cuando los recortes presupuestales eran práctica cotidiana y la proyección sobre el comportamiento del PIB se reconsideraba a la baja cotidianamente (hasta llegar a menos cero), el presidente Fox aseguraba que "la economía mexicana crecerá a una tasa anual de 7 por ciento... hacia el tercer año de este gobierno".
ES EL NUMERITO que ha repetido a lo largo de su mandato, y todavía en mayo el siempre certero inquilino de Los Pinos sostenía que "sí se puede crecer a 7 por ciento cuando se hacen bien las cosas". Su fiel escudero Eduardo Sojo le hacía segunda al "desmentir" el nuevo pronóstico (a la baja) que sobre la economía mexicana hacían el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Cepal (3.5 por ciento): "al FMI le va a fallar; se va a sorprender y la economía va a crecer mucho más que eso", decía.
YA OFICIALES LOS RESULTADOS del primero y segundo trimestres de 2005, lo único que no sorprendió fue la reconsideración, a la baja, que organismos financieros internacionales, regionales y nacionales hicieran sobre la perspectiva económica mexicana para 2005: si bien van las cosas, el producto interno bruto mexicano reportará un crecimiento de 3.5 por ciento.
LENTA, PERO SEGURA, la Secretaría de Hacienda ya no defiende la máxima del inquilino de Los Pinos, en el sentido de que la economía mexicana crecería 4 por ciento, "o algo más", en 2005. Tímida, recortó tal proyección (de 3.8 a 3.5 por ciento), aún lejos del 3.25 por ciento del Banco de México, pero en línea con la estimación del FMI, Banco Mundial y Cepal.
AYER, EL JEFE DE LA unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda, Alejandro Werner, se reunió con corresponsales extranjeros, ante quienes aceptó, de acuerdo con un despacho de Reuters, que el idílico 4 por ciento presidencial no se cumpliría.
ALGUNOS INDICADORES internos, dijo, "apuntan hacia un mejor segundo semestre. Todos estos indicadores, aunados a la recuperación esperada en la actividad industrial en Estados Unidos en el periodo julio-diciembre, apuntan a que la economía nacional experimentará una aceleración en la segunda mitad del año que nos llevaría a niveles de crecimiento para el año en su conjunto de alrededor de 3.5 por ciento". Junto a Werner, Eduardo Sojo, el mismo que cuatro meses atrás pronosticaba: "al FMI le va a fallar; se va a sorprender y la economía va a crecer mucho más que eso".
PARA ALEJANDRO WERNER la economía mexicana se "acelerará" en el segundo semestre del año, "lo que nos llevaría" al referido 3.5 por ciento. En realidad, se desacelerará, si se considera que la meta original rondaba el 4 por ciento.
PARA QUE EL PRODUCTO interno bruto crezca en la (nueva) proporción reconocida por Hacienda, en el tercero y cuarto trimestres del año el incremento no debe ser menor a 4.25 por ciento en cada uno, contra 5.3 por ciento si se considera la estimación original, de tal suerte que la economía no se "acelerará", sino exactamente lo contrario.
SI LAS COSAS MARCHAN bien y se cumple ese 3.5 por ciento de incremento en el PIB, la deprimente tasa anual promedio de crecimiento económico en el lustro que lleva el gobierno del "cambio" sentado en Los Pinos promediaría 1.96 por ciento.
EN ESO HA QUEDADO el 7 por ciento prometido. El primero año del "cambio", el producto interno bruto cayó 0.3 por ciento; el segundo "aumentó" 0.9; el tercero, 1.3; el cuarto, 4.4; y el quinto, 3.5 (si todo va bien). Si el inquilino de Los Pinos insiste en que el 7 por ciento se logrará, entonces en el sexto y -felizmente- último año de su mandato tendrá que procurar lo imposible para que la economía crezca no menos de 32.2 por ciento. Sólo así la tasa anual promedio sería de 7 por ciento en el sexenio, y sólo así reivindicaría su palabra.
COMO REFERENCIA, la tasa anual promedio en gobiernos anteriores, considerando esos cinco años, fue la siguiente: Ernesto Zedillo, 2.87 por ciento; Carlos Salinas, 3.8 por ciento; Miguel de la Madrid, 0.15 por ciento; José López Portillo, 7.96 por ciento; Luis Echeverría Alvarez, 6.27 por ciento.
DICHAS ADMINISTRACIONES no se caracterizaron por la estabilidad económica, altas reservas internacionales, caricias de las calificadoras internacionales, baja inflación, depreciación de la moneda y/o solidez de las principales variables macroeconómicas. Por el contrario, la mejor parada cuando menos tuvo una macro devaluación.
HOY, CUANDO EL PAIS goza de todas esas bellezas, que la economía "está más sólida que nunca", que "vamos por buen camino", que "somos la envidia de muchos" y demás frases huecas de ya sabrán quién, el "crecimiento" es raquítico y el desarrollo brilla por su ausencia. ¿No se habrán dado cuenta de que algo no funciona?
DIFICILMENTE, PORQUE los integrantes del gabinetazo aplican la "lógica" de su jefe: a fuerza de repetir, creen que el país va de maravilla. Por ejemplo, el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, declaró a casi cinco años de distancia: "algo que resume lo mucho que se ha logrado durante esta administración en materia económica es el grado de inversión que le otorgaron a México las principales agencias calificadoras internacionales". Y quedó tan tranquilo.
Las rebanadas del pastel:
EL PRESIDENTE DE ESTADOS Unidos da "la batalla para desbancar la teoría de Charles Darwin sobre la evolución de las especies". Lo que irrita al mandatario es que burro, bestia y bruto se escriben con B de Bush... Cada vez huele peor la concesión que otorgaría la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, así como las empresas participantes, para el tren suburbano Cuautitlán-Buenavista. Ni los patos aguantan el hedor.