Atribuye el crecimiento de la pobreza a la ausencia de reformas estructurales
Critica Gil Díaz la búsqueda de alternativas al modelo económico actual
Un día después de la publicación de datos que confirman a México como uno de los países donde se concentra la pobreza en América Latina, Francisco Gil Díaz criticó este martes la búsqueda de "alternativas al modelo" económico actual. "Hay quienes nos quieren hacer creer que es la versión de políticas liberales la que ha fracasado", expresó en un acto con campesinos latinoamericanos.
Aseguró que una de las causas del atraso económico, en especial el que enfrentan los campesinos, es que "nos hemos rezagado en comparación con otros países y zonas del planeta que han sido más activos y prácticos" y que han logrado avanzar en "los cambios popularmente etiquetados con el término estructural", los cuales, según él, propician aumentos continuos en la productividad.
El secretario de Hacienda inauguró ayer en el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional la Conferencia Continental de Productores Rurales, auspiciada por la priísta Confederación Nacional Campesina (CNC). En ese foro escuchó a Heladio Ramírez López, presidente de la CNC, citar cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, según las cuales entre 1960 y 1980, cuando todavía no se aplicaban las reformas económicas, la pobreza disminuyó de 51 a 40 por ciento en relación con el total de la población latinoamericana. Pero, según la misma fuente, con la aplicación de las reformas -que el dirigente cenecista llamó neoliberales- la pobreza aumentó drásticamente hasta llegar a 48 por ciento de la población latinoamericana.
Gil Díaz, quien tomó la palabra después del dirigente campesino, expuso que la tendencia a la baja de los precios de productos agrícolas en el mundo y a un menor consumo de éstos ha propiciado una caída en la participación de la agricultura en el producto interno bruto. Por esos motivos, en los países que han tenido un rápido crecimiento económico los campesinos se han asimilado a otras tareas y lo han podido hacer, aseguró, gracias a las oportunidades que intentan fuera de su sector y a su incorporación con empresarios y a las pequeñas y medianas empresas, "que gracias al mayor ingreso por persona que se va acumulando en su medio, nacen y florecen para prestarles todo género de satisfactores".
Según el secretario de Hacienda, esta incorporación de campesinos a otras actividades y a la asociación con empresas es la que no se ha dado con suficiencia en la mayoría de las economías de la región y tiene que ver con el magro, e incluso nulo, crecimiento de los últimos 30 años.
Aseguró que el pobre desempeño general, no sólo de la actividad agrícola, obedece a que "nos hemos rezagado" en comparación con otros países y zonas del planeta que han sido más activos y prácticos para avanzar en los llamados cambios estructurales, forma en que ciertos especialistas y funcionarios se refieren a las reformas de apertura y liberalización económica y financiera y al retiro del Estado de las actividades económicas.
"Este elemento de retroceso es el punto de vista ampliamente compartido de que la mayor parte de los países hemos llevado a cabo las dichosas reformas estructurales y que éstas han fracasado, para satanizarlas y llevar la discusión al infértil campo maniqueo al que nos hemos acostumbrado los latinoamericanos.
"Les hemos puesto etiquetas que ni siquiera llaman la atención o preocupan en otras partes del mundo, como que se trata del modelo liberal, neoliberal o del Consenso de Washington, etiquetas que impiden conocer con profundidad la naturaleza de las políticas que se han aplicado y sus consecuencias", aseguró el secretario.
En esas condiciones, añadió sin referirse a nadie en específico, hay quienes "nos quieren hacer creer" que es la versión de políticas liberales lo que ha fracasado y que por ese motivo se deben encontrar soluciones alternativas "al modelo referido".
Otra fórmula que, dijo, se ofrece es una que ya fracasó en la región y que consiste en regresar al intervencionismo del Estado, "que no es otra cosa que imponer desde arriba a la población criterios inspirados en la sabiduría de algunos burócratas con consecuencias nefastas que ya experimentamos".
Así, añadió, subsidios, precios artificialmente bajos, transferencias presupuestarias y reglamentaciones y manipulaciones del mercado propician en algunas circunstancias mayor prosperidad, "pero tarde o temprano y en las condiciones actuales de información y conocimiento de parte de los actores en los mercados, con frecuencia más bien temprano, se llega al fondo de un callejón que no tiene salida".