Usted está aquí: martes 23 de agosto de 2005 Ciencias Surgen nuevas señales de alerta para consumidores de carne roja

La relacionan con cáncer y con el deterioro intestinal que ocasiona el mal de Crhon

Surgen nuevas señales de alerta para consumidores de carne roja

Con mayor riesgo, las personas que consumen dos porciones diarias, reporta investigación

Un consejo simple es no dejarla, sino pensar como vegetariano, aunque no de los radicales

JEREMY LAURANCE THE INDEPENDENT

En menos de un mes se han emitido un par de alertas acerca de los peligros de comer carne roja. La primera, un exhaustivo estudio europeo que sugiere fuertes vínculos con el cáncer; la segunda es un análisis británico que la liga con el deterioro intestinal que provoca la enfermedad de Crohn.

Considérese este rompecabezas. Los mormones y los adventistas del séptimo día tienen estilos de vida similares: no fuman, no ingieren alcohol y asisten a sus templos, pero difieren en que los primeros comen carne y los segundos son vegetarianos. Si la carne roja es la causa principal del cáncer de intestino, entonces los mormones deberían tener las mayores tasas de morbilidad, pero no es así.

Algunos creen que este hecho derriba los argumentos de los científicos, quienes usualmente nos reducen el consumo de ese alimento. Sin embargo, lo anterior pone de relieve la dificultad de establecer las causas reales de la enfermedad. Existen dos causas reales y significativas relativas al cáncer: fumar y envejecer. En comparación con ellas, cualquier otra carece de importancia. En este sentido, frente a motivos menores -como el consumo de carne roja- algunos otros factores desempeñan un papel más importante, como la herencia genética, el ejercicio y otros elementos dietéticos.

Entonces, ¿qué puede responder el consumidor promedio de carne a los estudios recientes?

Los riesgos descritos tienen eco debido al lugar que ocupa la carne animal en la dieta occidental promedio. No es necesario comer filete tres veces al día para anotarse una sorprendente marca en gramos de carne roja. El consejo más simple, entonces, no es dejar la carne, sino pensar más como vegetariano, aunque no de los radicales, sino de los que ocasionalmente coquetean con el tocino o el bistec con papas.

En contra de la evidencia de los mormones y los adventistas del séptimo día, es importante hacer notar que el cáncer de intestino se ha incrementado significativamente entre los japoneses a partir de que adoptaron la dieta occidental.

El más reciente estudio mensual sobre los efectos de la pasión europea por la carne ha sido el más extenso realizado hasta la fecha. Se denominó Investigación de la Perspectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (cuyas siglas en inglés son EPIC) y fue llevado a cabo, entre otros, por los británicos Consejo Médico de Investigación e Investigación del Cáncer. Participaron 500 mil europeos de 10z países, cuyas dietas fueron seguidas durante 10 años.

Los resultados, publicados en el Journal, del Instituto Nacional del Cáncer, mostraron que quienes consumen dos porciones diarias de carne de res, borrego, puerco, ternera y sus variedades procesadas, como jamón y tocino, tienen un riesgo tres veces más alto de desarrollar cáncer de intestino que los que ingieren una porción semanal.

Los grupos de alto riesgo eran consumidores de más de 160 gramos diarios, equivalentes a dos filetes de hamburguesa de 80 gramos cada uno. El británico promedio ingiere 93 gramos de carne por día, según Carne Británica, organismo que no ve razón para que la mayoría de las personas cambie de hábitos. "Si usted come carne, no le va a dar cáncer", dijo un vocero.

Es un hecho que el ser humano ha comido carne durante milenios. Pero además de que hoy día vivimos más -lo suficiente para desarrollar cáncer-, probablemente también ingerimos más cáncer que nuestros ancestros. La carne roja también es rica en grasas, lo cual incrementa el riesgo de contraer enfermedades del corazón, razón de más para reducir su consumo.

Manjar especial en algunos países mediterráneos

En muchas partes del mundo, como en algunos países mediterráneos, la carne se considera un manjar especial, y la mayor parte de la dieta consiste en carbohidratos y vegetales. En contraparte, un oficinista occidental moderno que ingiere tocino, salchichas y chuletas de ternera llena su cuota diaria de carne roja aun sin comerse una Big Mac o un filete con papas.

El estudio demostró que los efectos de la carne disminuyen entre quienes consumen mucha fibra de vegetales y frutas. Los que comen pescado a menudo también reducen este riesgo.

Los médicos creen que hay dos tipos de cáncer intestinal que pueden prevenirse mediante cambios en la dieta y en el estilo de vida. Sin embargo, no hay soluciones mágicas como en el cáncer de pulmón (dejar de fumar). El combate del cáncer intestinal requiere un enfoque radical, es decir, cambiar aspectos de la dieta y del estilo de vida (en particular, el tabaquismo y la ingesta alcohólica, que también contribuyen a generarlo).

El segundo estudio, pequeño, publicado recientemente por investigadores de la Universidad del Este de Anglia, dio seguimiento a las dietas y estilos de vida de 218 pacientes, durante dos años, y encontró que entre los consumidores de carne se incrementó en 40 por ciento el riesgo de la enfermedad de Crohn.

Analizarán estudios

La Oficina de Normas Alimentarias de Gran Bretaña ha solicitado a sus asesores que examinen estos estudios y sugieran qué otras investigaciones son necesarias. Pero a la vez ha reiterado que la carne roja tiene un lugar en la dieta variada y balanceada debido a que es buena fuente de hierro, zinc, vitamina B y proteína. También puntualiza que el consumo popular de carne con vegetales y papas proporciona la fibra que protege contra el cáncer de intestino.

Mantener los niveles necesarios de hierro es una prioridad para las mujeres, ya que pierden este mineral durante cada ciclo menstrual, lo que representa un riesgo de anemia.

En Gran Bretaña se diagnostican cada año cerca de 35 mil casos de cáncer de intestino, de los cuales la mayoría corresponde a hombres. Este cáncer es el tercero en frecuencia entre los que atacan a este género, después de los de pulmón y de próstata; en las mujeres es el segundo, después del cáncer de mama.

Cualquier medida que pueda reducir este problema, sin efectos adversos en la calidad de vida, debe ser valorada. Si bien es bueno hacer honor al rosbif, el filete o el bistec, vale la pena guardarlos para ocasiones especiales.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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